El tour musical y gastronómico del “Zorrito” Von Quintiero en Mar del Plata
El bajista y tecladista tocó en la ciudad y aprovechó la visita para disfrutar de su otra pasión: la cocina. Raíd por los restaurantes más reconocidos, rock, surf y las mejores anécdotas con las distintas bandas que integró en el pasado.
Fabián Von Quintiero tocó durante tres noches en la ciudad.
Por Bruno Verdenelli
No es sólo rock and roll. Para Fabián “El Zorrito” Von Quintiero tocar en Mar del Plata siempre esconde una segunda intención: visitar cada restaurante que pueda y degustar todas las especialidades gastronómicas de la ciudad que estén a su alcance.
En ese tren se produjo su último viaje. El bajista y tecladista que supo tener participación en algunas de las bandas con los músicos más emblemáticos de la escena nacional se presentó dos noches seguidas en Ogham Alem junto a Jimmy Rip -guitarrista neoyorkino que llegó a grabar con estrellas de la talla de Mick Jagger– y a la banda local Out of Control, que rinde un excelente tributo a The Rolling Stones. Además, durante una tercera velada fue invitado de Vanthra en Teatriz, donde tocó dos temas.
Sin embargo, “El Zorrito” reconoce, entre risas, que casi todo fue una excusa “para venir a comer”. “Soy de los fans del hashtag #rajemosdebuenosaires y amo Mar del Plata. Sobre todo me encanta su gastronomía, por lo que siempre que puedo me vengo para acá”, dice.
Junto a Jimmy Rip, quien llegó a grabar con estrellas de la talla de Mick Jagger.
Como buen hijo de un inmigrante italiano, el ex miembro de Suéter y Ratones Paranoicos, entre otros, incursionó en la cocina hace mucho tiempo y se convirtió en chef profesional. De hecho, tuvo su propio restaurante en Buenos Aires, que actualmente funciona solamente como café.
Así, además de conocer músicos de todo el país por su principal actividad, también comenzó a relacionarse con otros cocineros de distintas ciudades con los que trabó amistad. Y en los últimos años ideó un mecanismo que le funciona a la perfección: trata de hacer coincidir los shows que se le presentan con tours culinarios en cada sitio que visita. Mar del Plata, en ese contexto, se le adapta a la perfección.
“El Zorrito” con su bajo en plena acción en un bar de Alem.
“A mí esta ciudad me fascina. He venido mucho, primero de chiquito, como muchos argentinos. Soy de una típica familia porteña de clase media que tenía su departamentito chiquito en el centro para pasar las vacaciones. Así que en los ´70 viajábamos todos los veranos. Así empezó mi relación con Mar del Plata”, cuenta.
Y agrega: “Después en los ’80, ya con veintipico de años y el boom de las bandas, volví mucho a tocar. Siempre hacíamos recitales en el Súper Domo con Soda, y antes en Sobremonte. Pero la época de oro acá la viví con Charly, con el que conocí a casi toda la farándula”.
Entre las anécdotas que puede contar sobre la ciudad se entremezclan veladas con Sandro y Palito Ortega en el Hermitage Hotel, asistencias a obras de teatro protagonizadas por las mujeres más hermosas del país, y shows multitudinarios.
“Charly García -de quien es íntimo amigo con el que aún toca- amaba la nocturnidad de aquellas temporadas marplatenses. Venía a tocar y se quedaba dos o tres días más para ir al teatro y a cenar con los actores y las vedettes. En esos tiempos yo como que redescubrí Mar del Plata, que era diferente a la de hoy. Igual, siempre es ‘La Feliz’ para mí”, describe.
Hay dos anécdotas que emergen de inmediato en la memoria de “El Zorrito” a la hora de recordar esas épocas. Una de ellas tiene como protagonista a su padre, ya fallecido. “Cuando la empecé a pegar con la música vine a tocar al Súper Domo y mi papá con mi hermano viajaron para verme. Estaban afuera y hacía frío, así que mi viejo agarró una campera de cuero que había en mi auto y se la puso mientras esperaba en la puerta que yo le consiguiera las entradas… Yo me demoré y en un momento uno de los guardias de la puerta que estaba ahí y no sabía que él me estaba esperando le dijo que se fuera, que sin entradas no iba a pasar”, relata.
Y completa: “Él insistió en quedarse ahí, no se qué le dijo y el tipo lo miró, le vio la campera de cuero negra y le gritó: ‘¡Pero tomatelás viejo falopero!’ (risas). Claro, en esa época sólo nos poníamos esas camperas nosotros los rockeros… Mi viejo volaba de la calentura y no entendía nada. ¡Era un santo!”.
La otra vivencia que recuerda perfectamente “El Zorrito” incluye, otra vez, a Charly García, y ocurrió a mediados de los ’90. “Estábamos acá y no sé cómo pero vendimos un show en Chile. Entonces los productores nos mandaron un avión privado al aeropuerto y lo hicimos plotear con el logo de Casandra Lange. Fuimos, tocamos y volvimos a Mar del Plata”, cuenta.
Pero no todas son flores. En la misma charla, el músico y chef señala las dificultades que comenzó a notar en cuanto a las posibilidades de tocar en vivo en la ciudad a lo largo de los últimos años. “Así como repito que me encanta la ciudad también debo decir que está difícil venir a hacer rock acá. Hay mucha electrónica, bares y boliches pero pocos productores que armen recitales. Por eso quiero rescatar lo de la gente de Ogham de Alem que se la jugó, y salió buenísimo todo”, indica “El Zorrito”.
Gira gastronómica, playas y surfing
La idea de combinar la música con la gastronomía surgió hace varios años de la mano de su amigo, el chef Hernán Viva, dueño de la fábrica de pastas Don Francisco. Además, a eso se le suman las playas, preferentemente las del sur y Chapadmalal –donde visitó Casa Pampa, el restaurante que se convirtió en el furor de la temporada-, y el surfing, otra actividad que “El Zorrito” disfruta en Mar del Plata.
El periplo incluye desayunos, almuerzos y cenas. En la primera comida del día testea medialunas. “Cualquiera de las que hacen acá son las mejores del país, lejos”, asegura. Y luego, al mediodía o a la noche, puede ser pescados, carnes asadas, pastas o pizzas, en indiferente orden. Sí, porque aunque su delgadez no lo demuestre, en más de una oportunidad hay doble ingesta por cada turno.
“Siempre digo lo mismo: de acá te vas con 8 kilos más y 10 lucas menos”, bromea. Y continúa: “Igual cuando vengo a hacer este tour gastronómico trato de meter algo de ejercicio también. Fui a correr dos veces e hice surf, si no es imposible comer así y salir vivo”.
El músico, que integra la banda de Charly García, almorzando en una parrilla de Playa Grande.
En el circuito que se ha trazado últimamente figuran restaurantes como La Palomina, Mandinga, La Mulita, Sarasa Negro, Lo de Fran, Viento en Popa, La Pescadería, La Farola, Lo de Tata, Sur, El Cantábrico, Corte y Confección, 255, Pedrito, El rey del calzone y Trattoria Napolitana. Y de postre, helado en Il Calabrese o recorrida por la planta de Chimbote. Nada mal…
“Quiero volver en Semana Santa. Espero que los bares apuesten a esto de poner música en vivo, que me parece que es lo que falta un poco en Mar del Plata hoy, cuando toda la vida fue una plaza especial para tocar. Después, la movida gastronómica que hay acá es espectacular. Y siempre me queda algo más por conocer”, concluye mientras pide que le recomienden más lugares para sumar a sus futuras giras.
Visita a uno de los restaurantes exclusivos de la ciudad junto Rip y al baterista Pedro Moscuzza.