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Arte y Espectáculos 15 de noviembre de 2019

El tiempo y el cine como herramienta para transmitir emociones humanas

"El hombre del futuro", ópera prima de Felipe Ríos, se presentó en la sección Nuevos Autores-Nuevas Autoras del 34 Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.

Antonia Giesen (Elena) y José Soza (Michelsen), protagonistas de "El hombre del futuro".

El hombre del futuro, ópera prima del joven director chileno Felipe Ríos, con guión del mismo Ríos y Alejandro Fadel, se presentó en la sección Nuevos Autores-Nuevas Autoras del 34° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.

El filme, que tuvo su estreno internacional en la competencia del Karlovy Vary Film Festival donde la actriz Antonia Giesen recibió una mención del Jurado por su labor, podrá volver a verse hoy viernes, a las 16 en el Cine Ambassador 3 (Córdoba 1673) y sábado 16, a las 10 en Cines del Paseo 2 (Diag. Pueyrredon 3050).

“El hombre del futuro nace de la inquietud de abordar dos conceptos que para mí como realizador son de gran importancia: una reflexión acerca del tiempo y la utilización del cine como una herramienta para transmitir las emociones humanas” sostuvo el director, sobre esta obra que tiene una bellísima fotografía.

Ríos describió la historia como “una pequeña fábula sobre cómo no perder el tiempo, sobre cómo estructuramos nuestras vidas y tomamos decisiones a partir de realidades intangibles” y “generando un estado nefasto en que el pasado y el futuro terminan por sabotear al único tiempo real: el presente”.

La búsqueda tiene un anclaje muy ligado a la historia familiar del autor.

“El tiempo es dinero. Hay que ir hacia delante y no hacia atrás. Esas son las reglas del progreso; esas son las reglas de El Hombre del Futuro” en ese análisis, Michelsen, su personaje protagónico, solitario y desarraigado camionero es jubilado a la fuerza, emprende un último viaje hasta Villa O’Higgins, el llamado fin del mundo por los camioneros australes. A lo largo de su viaje se irá desprendiendo de todo lo que conformaba su vida: su dinero, su trabajo y salud. Pero éste se convierte en un viaje de iluminación, puesto que al enfrentarse al final del camino logra redimir los errores del pasado y por primera vez vivir el presente junto a su hija Elena.

“En la región de Aysén, lugar en el que está ambientada la película, me encontré con un Chile muy poco explorado, paisajes de la Patagonia chilena que dejan claro que la naturaleza salvaje es inmune al paso de los años y comprender que todos estamos destinados al mismo final: la muerte” sostiene el director.

Sus charlas con Juan Carrasco y con Roberto Recabal, camionero de los años sesenta y actual alcalde de Villa O’Higgins, quién a bordo de su camión logró trazar la ruta experimental “Lago Verde-Villa O’Higgins”, hazaña fue el punto de partida de lo que hoy día se conoce como la carretera austral sur fueron germen de la creación de la historia de Michelsen (José Soza) y su hija (Antonia Giesen).