Actores, profesores de teatro, músicas y también cocineros a gran escala: así se vive la gestión en una sala de teatro independiente como El Séptimo Fuego, en Bolívar 3675. “Es una cocina de artistas”, define la violinista Mumi Moyano, una de las personas que trabaja en el emprendimiento gastronómico.

Instados a mantener la sala contra viento y marea, aún cuando se encuentra cerrada por el aislamiento y la pandemia, lanzaron El Séptimo Cocina (tal como figura en las redes sociales). Pizzas orgánicas (con harina agroecológica) y empanadas dulces (manzana, canela, membrillo y nuez) y saladas (de carne y verduras de estación) son parte del menú.

“Siempre se brindó el servicio de buffet -recuerda Mumi-. Ya era un clásico salir de ver un espectáculo y quedarse a compartir unas pizzas con unas cervezas, muchas veces como excusa para quedarnos compartiendo con el elenco que estaba ese día en cartel”.

Una tradición que impulsó “uno de los fundadores de El Séptimo, Fernando Visconti, quien además de hacer las pizzas para el teatro vivía de cocinar“, agrega.

Ahora, de lunes a miércoles reciben los pedidos (por Instagram y Facebook como El Séptimo Cocina, o al teléfono fijo 495-9572) y el viernes realizan las entregas hasta las 18.

La cocina abierta funciona para “hacer frente a la crisis y mantener el lugar, ya que las salas independientes y todos los espacios culturales de Mar del Plata no hemos recibido ningún apoyo económico por parte del municipio ni de la provincia“.

La idea es demostrar que “aunque sin tener espectáculos en cartel igual el espacio está en funcionamiento”, cuenta la artista, quien además de trabajar en la boletería cuando la sala estaba abierta participa de varios proyectos colectivos: es parte de la banda de folclore sin patrones Las Veci, de la Orquesta Sinfónica de Estudiantes y de la murga La Gorda Nelly.

La acompañan Juani y Chancho Freire, actores y docentes de teatro y Viviana Ruiz y Marcos Moyano, actores, directores y gestores del centro cultural, además de mamá y hermano respectivamente.

Mumi repasa en su memoria y encuentra rastros que conectan el teatro con la cocina. “Yo era chica y no hacía teatro. En Willaldea (Cañuelas), donde estaba funcionando la Comuna Baires de Milán, que son maestros de El Séptimo Fuego, los encuentros de teatro consistían en hacer teatro y producir los alimentos que se consumían y tengo re grabado a Glenda, una italiana que a las seis de la mañana amasaba el pan y las pizzas en unos bollos grandes de diez kilos al lado del horno. Así que para mi el teatro va con pizza“, remata.