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Policiales 29 de agosto de 2024

El robo de un teléfono para comprar droga y seis tiros en venganza: una historia de condenados

Axel Gabriel Ferreyra Velázquez fue sentenciado a la pena de 5 años y 6 meses de prisión después de que la Justicia probara que atacó a balazos a Jonathan Chávez tras acusarlo de haberle sustraído el celular a su padre. Antes del hecho, la víctima había salido de su casa en busca de dinero para el "dealer".

Tribunales Mar del Plata.

Después de la medianoche le habían dado ganas de drogarse. Pero no tenía droga ni plata para comprarla. Por lo que cerca de las 2 de la madrugada del 16 de abril de 2023 Jonathan Chávez no tuvo mejor idea que tratar de conseguir ambas. Dos horas después, sin embargo, acabaría en el hospital con dos balazos en las piernas.

Todo lo que ocurrió en el medio fue investigado por el fiscal Alejandro Pellegrinelli y ahora el juez del Tribunal Oral Nº 2, Roberto Falcone, sentenció a Axel Gabriel Ferreyra Velázquez a la pena de 5 años y 6 meses de prisión por efectuar aquellos disparos con un arma de fuego que, además, era robada.

El caso se produjo en el límite de los barrios Fortunato de la Plaza y Bosque Grande, y se sospecha que otro hombre participó del ataque a tiros contra la víctima, pero nunca fue identificado. En cambio, Ferreyra Velázquez está preso desde entonces, e incluso pesaba sobre él otra condena dictada por la Justicia porteña que fue anexada en el fallo del magistrado local.

Según la pesquisa que llevó adelante Pellegrinelli, después de que a Chávez se le despertara esa voluntad irrefrenable de consumir estupefacientes, intentó pensar cómo conseguir dinero para el “dealer”. Su pareja declaró en el marco de la causa que él le propuso “ir a limpiar vidrios” a la esquina de Polonia y Fortunato de la Plaza, pero ella decidió no acompañarlo.

Eran las 2 de la mañana, conforme el testimonio de la mujer, y cerca de las 3.30 el hombre regresó con la droga. Cuando se disponía a cumplir su cometido, escuchó gritos dos voces distintas que llegaban desde la calle: “¡Salí, gordo! ¡Dale! ¡Salí!”.

Acto seguido, Chávez abrió la puerta y uno de los dos hombres que estaban afuera le apuntó con un arma de fuego. “Devolvé el celular que le robaste a mi viejo”, le dijo sin rodeos.

Siempre de acuerdo a la versión de la testigo, su pareja invitó a ambos a ingresar a la vivienda y ver que allí no había ningún teléfono sustraído. Pero ese tipo de situaciones no se resuelven tan fácilmente y los visitantes no estaban ahí para dialogar ni tomar un té nocturno.

Lo que siguió fueron seis detonaciones de arma de fuego contra Chávez: dos de ellas lo hirieron en las piernas. Mientras la mujer gritaba por auxilio, los atacantes corrían en fuga.

A pesar de ello, personal de la comisaría decimosexta que ya había sido alertado por los disturbios llegó al lugar y fue detrás de los agresores. A 200 metros de la casa de Chávez, en la zona de Brumana y Arana y Goiri, los hombres se separaron y los efectivos que participaban del procedimiento observaron a uno que supuestamente estaba armado, por lo que decidieron ir tras él, mientras el restante se perdía en la oscuridad.

Al ingresar en un terreno casi baldío, con un gallinero incluído, observaron al sospechoso escondido entre los arbustos. En pocos segundos, lo redujeron. En tanto, a algunos metros de allí, hallaron un revólver del cual supusieron rápidamente que se había descartado.

Hospitalización e investigación

Mientras Ferreyra era aprehendido y trasladado a la seccional, Chávez se encontraba tendido en el suelo de su vivienda junto a su pareja. No trascendió si habían pedido o no una ambulancia. Lo cierto es que, alrededor de las 4 de la madrugada, un patrullero terminó por trasladarlo de urgencia al Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA), al que llegó con relevante pérdida de sangre, aunque en estado lúcido y consciente.

Los médicos de la guardia del nosocomio están acostumbrados a ese tipo de situaciones en las que el paciente retacea información sobre lo que le ocurrió. Sin ir más lejos, el último miércoles tuvieron que atender a tres heridos de bala diferentes en el lapso de ocho horas y ninguno de ellos quiso denunciar lo sucedido.

Por eso es que, en ese tipo de situaciones, dedican todos sus esfuerzos a realizar las curaciones de rigor a las víctimas, como ocurrió con Chávez, y luego las actuaciones legales quedan a cargo del personal policial del Destacamento HIGA.

El herido se recompuso y, antes de retirarse por sus propios medios del nosocomio, admitió ante los uniformados allí presentes que había sido baleado en su casa, pero se negó a instar la acción penal. En tanto, la mujer había declarado como testigo en el mismo contexto, por lo que a pesar de no contar con denuncia formal y tener escasos datos específicos, el fiscal Pellegrinelli pudo avanzar con la investigación posterior en contra de Ferreyra Velázquez.

Además de esa información suministrada por la pareja de Chávez, el peritaje balístico realizado en la causa fue clave. Porque del cuerpo del herido había sido retirado un plomo deformado que resultó ser compatible con el tipo de munición que puede disparar el arma de fuego secuestrada durante el operativo de detención del entonces acusado.
De esta forma, el caso quedó esclarecido. Pero a Ferreyra Velázquez no sólo se le imputó el ataque a tiros investigado, sino también la tenencia del revólver con el que se cometió el hecho, que era robado. Según los datos recabados más tarde, se trataba de un SPL Model 1022 calibre 38 sustraído a su propietario el 22 de octubre de 2021.

Sobre el mismo permanecía activo un pedido de secuestro debido a la denuncia del hombre, que contaba con la totalidad de la documentación requerida por la Anmac (Agencia Nacional de Materiales Controlados). En cambio, el imputado no poseía nada de ello, por lo que al delito de “lesiones leves agravadas por el empleo de arma de fuego” se le agregó el cargo de “portación ilegal de arma de guerra” y el de “receptación” de la misma, ya que se probó que se hizo de ella de alguna forma que no quedó acreditada, en algún momento del lapso comprendido entre el 22 de octubre de 2021 y el 16 de abril de 2023.

Debate abreviado

Después de analizar las pruebas recolectadas en la pesquisa, el fiscal Pellegrinelli elevó a juicio la causa y la defensa de Ferreyra Velázquez admitió la autoría de los hechos endilgados, por lo cual se planteó la posibilidad de que se llevara a cabo un debate abreviado a mediados de 2024.

De esa forma, se acordó la imposición de una pena única, que además incluía una sentencia impuesta al mismo detenido en diciembre de 2023 por el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional Nº 18 de Capital Federal, en el marco de otro caso previo ocurrido en dicha jurisdicción, cuyos detalles no trascendieron.

Finalmente, el juicio se realizó en la sala del Tribunal Oral Nº 2, cuyo juez Roberto Falcone homologó el acuerdo entre las partes antes citado y dictó sentencia. De esta forma, Ferreyra Velázquez fue condenado a 5 años y 6 meses de prisión.