El primer Maradona, sueño de algunas noches de verano
De Argentinos a Boca, del 81 al 82 . Lo despidió un mítico campeón de mundo de ajedrez y una "mujer biónica".
Un show de Maradona y de Boca antes de la despedida. Cuatro a uno a Racing. Aquí deja en el camino al arquero Vivalda.
Por Vito Amalfitano
@vitomundial
Lo de Maradona en Boca fue casi un sueño de una noche de verano. Aunque, al final de cuentas, hecho realidad. Y, como pasa con muchas grandes figuras y acontecimientos o historias especiales, empiezan y terminan en Mar del Plata.
Diego, el más grande futbolista de todos los tiempos, jugó la Copa de Oro del 81 para Argentinos Juniors pero cuando no había terminado el verano ya era de Boca, en el pase más extraordinario de la historia de nuestro fútbol.
Y casi exactamente un año más tarde, en el verano del 82, Maradona se despedía de Boca también aquí en Mar del Plata.
Fue un sueño de unas noches de verano, que empezó y terminó en esta ciudad. En el medio hubo otras estaciones y un campeonato Metropolitano inolvidable para Boca y “fundacional” para Diego, porque consiguió el primer título de campeón en Argentina y en el fútbol mayor.
Para Boca fue un sueño, para Maradona también. Pero duró poco. Con la tablita de Martínez de Hoz el dólar se fue a las nubes y nunca Boca pudo terminar de pagar el pase a Argentinos y sostener el contrato, por lo cual la solución fue otro pase millonario, pero a Barcelona, que le sirvió a ambos clubes.
Lo cierto es que aquí, en Mar del Plata, y mientras se disputaba el Torneo de Verano y Diego lo jugaba para Argentinos en el 81, nos sorprendió primero la noticia y se pergeñó después el increíble pase a Boca.
“Lo quería Barcelona / lo quería River Plate…”
Maradona antes y después tuvo que sufrirlo a “Mostaza” Merlo, uno de los jugadores que mejor lo marcó en su vida, y dos veranos consecutivos.
El 5 de River lo persiguió y lo anuló a Diego el 7 de febrero del 81, en el partido que Argentinos perdió con River por 1 a 0 con gol del “Beto” Alonso. Más de la mitad del público sólo vio en la cancha el primer tiempo. El diluvio fue tal que en el entretiempo prácticamente todos los espectadores que estaban en las tribunas descubiertas y populares abandonaron el estadio. Es más, como no se veía nada, se fueron convencidos de que el partido no iba a seguir.
Pero continuó, sólo con los espectadores de la techada y con la victoria de River.
Diego antes del diluvio, siempre con “Mostaza” Merlo encima. Fue uno a cero de River en el 81. El principio de la despedida de Argentinos, en la previa del pase del siglo a Boca, que también se concretó aquí.
El 12 de febrero Maradona fue a la exposición de la UCIP en el Puerto y en diálogo con el periodista Julio Héctor Macías, para LA CAPITAL, confesó: “Me encuentro muy tranquilo… Mi único deseo es quedarme en el país. Quiero quedarme en Argentina y a través de Boca esta ansiedad mía se puede convertir en realidad”.
Dos días después efectivamente Maradona se despidió de Argentinos Juniors también aquí en Mar del Plata, en un empate ante selección de Hungría 1 a 1 (gol de Morel para el equipo de La Paternal). No era aún técnicamente jugador de Boca, faltaba la firma de los papeles, pero todo se había arreglado unas horas antes, el 13 de febrero y Diego se enteró mientras se entrenaba en la cancha de Nación. Después de esa práctica lo festejó en la playa con sus compañeros “Tabita” García, Carrizo y Magallanes. Se le estaba concretando uno de los primeros grandes sueños de su carrera, jugar en Boca. Pese a que también River y Aragón Cabrera terciaban ese verano para tenerlo, el 10 presionó para que pasar a la divisa de su familia. En esas horas nació un clásico de la hinchada “xeneize”: “Lo quería Barcelona / lo quería River Plate /Maradona es de Boca…”
Todo fue muy vertiginoso y las negociaciones, hasta último momento, se desarrollaron en Mar del Plata, en medio del Torneo de Verano. Ya el domingo 22 de febrero Diego debutaba oficialmente en Boca, en la primera fecha del Metropolitano, en el 4 a 2 a Talleres de Córdoba en la Bombonera. El día que también debutó Víctor Hugo Morales como relator en Argentina y en la narración del primer gol de Maradona, de penal, cuando Diego fue a colgarse del alambrado a festejar, le agregó la frase “a desalambrar”, del prohibido Viglietti, todavía en plena dictadura.
Ambos, Diego y Víctor Hugo, volvieron a encontrarse pocos días después en Mar del Plata, y todavía en fútbol de verano.
Porque una curiosidad es que en esa temporada muy particular Maradona volvió aquí, pero ya como jugador de Boca, el 6 de marzo. Había que empezar a pagar el contrato con amistosos y se programó uno con San Lorenzo de Mar del Plata que el equipo de La Ribera ganó por 4 a 2, con un gol de Diego. Y Víctor Hugo Morales lo relató con cabecera en LU6 Radio Atlántica, con comentarios de Adrián Paenza, en simultáneo con Radio El Mundo.
Los dos, Diego y Víctor Hugo, empezaban aquí a marcar la cancha de sus vidas, llenas de goles y convicciones, unidas para siempre luego en aquel tanto memorable, el más grande de la historia de los mundiales, el segundo del 86 a los ingleses, con aquel relato que es el más recordado y escuchado en el mundo del fútbol.
La tablita y la despedida entre estrellas
En Mar del Plata empezó esa historia, en Mar del Plata Diego se tuvo que despedir prematuramente de Boca.
Se repite hoy, nos pasó hace muchos años. En nuestro país perdemos habitualmente lo mejor que tenemos. Lo dejamos escapar. Muchas veces nos resignamos.
El pase del siglo había durado sólo un año. En cuanto se quebró la tablita de Martínez de Hoz, precursor de la política económica que, parece mentira, hoy volvemos a padecer.
Boca no pudo terminar de pagar lo que le debía, en dólares, a Argentinos Juniors. Entonces se hizo inevitable la partida de Diego al exterior. Aunque todavía no estaba confirmado el pase Barcelona y venían los meses de concentración con la Selección Argentina para el Mundial 82, algunos de los últimos destellos se vieron en tres noches de verano en Mar del Plata.
La noche del 30 de enero Diego convirtió aquí el primer tanto, de penal, en la goleada a Racing por 4 a 1. Matuszyck, Gareca y Córdoba convirtieron los otros tantos de Boca, Sarulyte el de Racing. El Gráfico tituló: “El show de Boca siguió en Mar del Plata”.
Tres días más tarde Maradona volvió a ser titular contra Independiente. En esa época, nada de “suplentes”. Y Boca le ganó a Independiente en el ciudad de Mar del Plata por 1 a 0 con gol de Roberto Pasucci.
Y otros tres días más tarde, los más de 35.000 espectadores que colmaron el estadio Ciudad de Mar del Plata sabían, estaban convencidos, de que ese sábado 6 de febrero Maradona se despedía de Boca…
Y así nomás quedó registrado en la estadística. El último partido de Diego en su primera época en Boca, la más brillante. También en el estadio del Mundial, elegido por el destino para ser uno de los escenarios con más circunstancias históricas en el país para la carrera de Maradona.
Ganó River 1 a 0 con gol de Ramón Díaz y se quedó con la Copa de Oro. Diego sólo lució, en el primer cuarto de hora, cuando, según LA CAPITAL, tuvo “un excelente acompañamiento” para un “Trobbiani erigido en figura”. Después Maradona no pudo despegarse, otra vez, de la celosa marca de Reynaldo Merlo (igual que un año atrás, cuando se estaba despidiendo de Argentinos) y ganó el equipo de Alfredo Di Stéfano, una constelación de figuras en la que confluían Fillol, Passarella, Kempes y Ramón Díaz, por citar sólo algunas.
Maradona intenta dejar en el camino a su “sombra negra” del verano, otra vez “Mostaza” Merlo, un año después. Detrás, Gallego. Dolió más saber que era la despedida de Boca que la derrota misma.
En el partido preliminar (porque en esa época había encuentros de “reserva” de primer nivel) un equipo alternativo de River le ganó 1 a 0 la primera de Kimberley con gol de Jorge Gordillo, ya a cancha llena.
Las estrellas, esa noche, desde Maradona a Kempes, no sólo se vieron dentro de la cancha. En el palco estuvieron nada menos que Anatoly Karpov, campeón del mundo de ajedrez, un emblema de la todavía Unión Soviética y “la mujer biónica”, la actriz Lindsay Wagner, quien dio el puntapié inicial del Superclásico de la despedida de Diego, “el hombre nuclear” del fútbol que a partir de ahí salía a hacer valer sus poderes en el mundo entero.