El Presidente Macri se endurece y defiende el modelo elegido
Por Hugo Grimaldi
El presidente Mauricio Macri se ha pintado la cara y parece que está decidido a confrontar políticamente en defensa del modelo que eligió su Gobierno. Es algo extraño para una administración que ha hecho de la necesidad, pura delicadeza y que, por esa cualidad, más algo de diálogo y mucho dinero sobre todo, logró pasar el primer año con un notorio haber de leyes obtenidas en el Congreso, necesarias para darle forma al proceso de cambios que pregona.
Sin embargo, los vaivenes que tuvo que vivir el Presidente en España promocionando la imagen del país y buscando inyectar “confianza” mientras muchos dirigentes de la oposición juraban aquí que había que volver para atrás en todo y le pedían juicio político, lo decidió al cambio de actitud.
La agencia DyN lo supo de un legislador y corroboró parte del giro con el asesor de un ministro, aunque ya se verá si se trata sólo de un producto de la exaltación circunstancial o si finalmente el Gobierno consigue con esta modalidad mayor fortaleza.
Lo cierto es que, tras muchísimos errores, demasiados de ellos no forzados, es probable que Macri y su gente hayan perdido algo la paciencia y que estén decididos a dar batalla en defensa de su proyecto, que implica un cambio radical de modelo. Desde el Gobierno prometen que esta postura se va a notar claramente el miércoles próximo, cuando el Presidente hable en el Congreso y aseguran que los puntos sobre las íes se le pondrán a la CGT y a las fuerzas políticas que van a marchar con los dirigentes gremiales y sobre todo a los docentes por el paro llamado para los dos primeros días del inicio de las clases, el segundo en coincidencia con la marcha cegetista.
Este flanco es justamente hoy la punta de lanza del cambio de enfoque del Gobierno hacia posiciones de mayor dureza, ya que en el caso de los sueldos de los maestros se han cortado todos los puentes. La idea es que los sindicalistas que “hacen política” paguen el costo ante la sociedad de que los chicos se queden en sus casas.
En su discurso, Macri estará eximido de decir que “por el tiempo que deben dedicar diariamente, es decir, 4 horas, frente a la jornada laboral obligatoria de 8 horas de cualquier trabajador; frente a la suerte -siempre fue así y está bien que lo sea- de contar con 3 meses de vacaciones, cuando hay trabajadores que tienen vacaciones mucho más reducidas”, porque esos conceptos ya fueron expresados por Cristina Fernández en el mismo recinto en 2012.
Sólo le quedará referir que la falta del piso es resistida por los gremios que se llevaban una tajada de ese aumento y clarificar que en la provincia de Buenos Aires el problema para los 280 mil docentes (sólo la mitad están sindicalizados) está en la recuperación anterior y no tanto en el método de indexación que asegura que, sea cuál fuere la inflación, los salarios actuales quedarán empatados.
En cuanto a la visita a España, bajo ningún punto de vista resultó ser un bálsamo para Macri, ya que el sacudón derivado de las dudas de los empresarios anfitriones sobre el futuro de la Argentina y de las novedades que les llegaban en simultáneo desde acá se notó muy claramente por detrás de las palmadas afectuosas de los gobernantes y del glamour que desparramaron los vestidos de las damas. Parece que el zarandeo fue demasiado fuerte para el Presidente y que fue eso lo que lo decidió a confrontar de ahora en más, no sólo los estilos, sino también los proyectos.
Un legislador de Cambiemos con llegada a la Casa Rosada dijo
que el pedido de juicio político que presentaron varios integrantes del bloque del Frente para la Victoria acompañados por el presidente del Justicialismo, José Luis Gioja fue lo que colmó el vaso. “Más que una desmesura que no puede prosperar fue una vergüenza y sabemos que se hizo solamente para empañar la visita presidencial. Lo que estos tipos no quieren entender es que ya no gobiernan y que su modelo se terminó”, explicó con cierto tono de furia.
También señaló que tampoco cayeron muy bien en el Gobierno los piquetes de estos días (“una provocación”, dijo) y las declaraciones hacia el retroceso que hicieron el kirchnerista jefe del peronismo bonaerense, Fernando Espinoza (“vamos a parar este proyecto de país”) y uno de los tres popes de la CGT, Héctor Daer, quien pidió “rectificaciones” mirando hacia el pasado, ya que solicitó menos apertura y más consumo, bastiones del modelo K.
El interlocutor explotó otra vez: “nos dejaron un déficit monstruoso y ¿ahora, nos corren?… Y a los sindicalistas les recordaría que nadie le ajustó tanto el tema de las obras sociales como nosotros… Mientras Mauricio hacía discursos de optimismo y pasaba la gorra entre los empresarios estos tipos lo bombardeaban desde acá. Seguro, se hinchó las p…”, graficó para explicar la probable calentura de Macri que las fotos no mostraron y más allá de la frase “no se sale del populismo de un día para otro” que sonó en España a elegante justificación de lo que llegaba desde la Argentina.
En dicha visita todo fue protocolarmente muy amable, pero en cada reunión con los hombres de negocios surgió la duda sobre el poder político que tiene Macri para mantener los cambios en el tiempo, lo que la canciller Susana Malcorra llamó “la cuestión de la previsibilidad y de la sustentabilidad de las decisiones”, no sólo mirando desde el exterior las próximas elecciones legislativas, sino las presidenciales de 2019.
También explicó que “una de las cosas que más aterra a los empresarios es el cambio de las reglas de juego” y añadió, también para consumo interno, que “entender que lo que se está intentando armar trascienda los cuatro años de una gestión es muy importante para este gobierno y para la Argentina”.
Según el analista Enrique Zuleta Puceiro, el tema político central está en que “a los españoles les preocupa que los argentinos tarden mucho en conseguir los consensos” que ellos han logrado bastante, cierto que con intermitencias, entre las dos fuerzas mayoritarias, el hoy opositor PSOE y el oficialista Partido Popular, notoriamente afín al macrismo, cada uno con su librito, pero consustanciados en las mismas reglas de juego. Desde lo práctico de los negocios, él señala que los empresarios españoles apreciarían aquí una reforma tributaria y sostiene que la oportunidad para la Argentina está en las Pequeñas y Medianas Empresas “acostumbradas a invertir en Asia y África”.
Pensando en la Asamblea Legislativa
En tanto, el episodio en las Cortes, donde el diputado Ínigo Errejón de Podemos hizo profesión de fe kirchnerista, con “v” de la victoria incluida y la promesa de volver, terminó jugándole a favor a Macri por lo desacreditado que ha quedado en España ese espacio de cuño populista y por su cercanía a la Venezuela de Nicolás Maduro. Y en cuanto a los pedidos mediáticos por Milagro Sala, el Presidente insistió con el cliché del federalismo y de la división de poderes.
Desde Madrid, el propio Macri siguió vía mail la elaboración de lo que será su discurso del próximo miércoles ante la Asamblea Legislativa y desde la vuelta de España seguramente le meterá mano impregnado por lo que considera que han sido los resultados de esa visita.
Más allá de las probables propuestas para el próximo año legislativo (leyes de Defensa de la Competencia, Edad de Imputabilidad y Emergencia en Adicciones), en su exposición Macri tendrá una difícil parada derivada de los negocios de su familia con el Estado y con la obsesión que él mismo tiene por mostrarse transparente, por lo que es probable que sume el anuncio de la inclusión en la actual Ley de Ética Pública de un protocolo para atender conflictos de intereses como el que lo involucra.
Los Kirchner eran empresarios, luego se supo y, como Macri, tenían fortuna, aunque eso no los inhibió de quedar en el ojo de la tormenta (hoy en la Justicia) por sus conexiones sospechosas con Lázaro Báez y Cristóbal López. Pero, eso nunca había ocurrido con su familia, salvo incompatibilidad de negocios o nombramientos de hijos, sobrinos o nueras, casos que se conocieron después, sobre todos los alquileres de Hotesur que hoy son una bomba de tiempo sobre los Kirchner, ya que Cristina, Máximo y Florencia son directivos de la empresa.
Hoy, el Presidente se encuentra en una encrucijada ya que, por su culpa, terceros que tienen pasado empresario, sólo por ser sus familiares deberían quedar al margen de las operaciones con el Estado. Desde lo práctico, la intepretación política tiene su correlato, ya que para emparentar las situaciones, el kirchnerismo no le da tregua a Macri y a su gente en los Tribunales con cualquier cosa que encuentra por allí y es más que seguro que el próximo miércoles habrá carteles en las bancas de los diputados del Frente para Victoria recordando todos los parentescos que tiene el Presidente y sus negocios (Correo, soterramiento, Avianca).
En esa sesión conjunta de diputados y senadores se descuenta también que aparecerán frente al Presidente carteles referidos a la detención de Milagro Sala, aunque seguramente seguirá habiendo un vergonzoso silencio kirchnerista con los casos judiciales de Báez, de José López o de César Milani, todos también con prisión preventiva, como la jujeña.
A ellos, especialmente, Macri les va a enrostrar la situación actual, mientras va a contrastar seguramente con el agradecimiento que pensaba hacerle a la otra oposición por lo sensato y dialoguista que resultó en promedio el anterior año legislativo. En este punto, ¿el Presidente les echará también en cara sus apoyos de la última semana a la CGT o no se animará a tensar tanto la cuerda? Seguramente, lo decidirá cuando baje algo la bronca que acumuló contra todos ellos durante el viaje.
En tal sentido, a quien tiene más en la mira la Casa Rosada es a Sergio Massa, al que dicen “no entender” por lo del apoyo a volver atrás que hizo el Frente Renovador ante la CGT, por más que consienten que en su espacio hay muchos sindicalistas. Pero, como el diputado acompañó muchos de los proyectos oficialistas suponen que finalmente él no estará la movilización: “o sí… si fue a la asunción de (Donald) Trump y al día siguiente a una marcha en su contra. Es massita…”, ningunean para seguramente vengarse del tuit que comparaba a Macri con Fernando de la Rúa.
En el tema CGT, hay una situación impensada que, si bien se verá si termina beneficiando al Gobierno, ha sido como un torpedo disparado debajo de la línea de flotación sindical: la orden de CFK para que la militancia kirchnerista más furiosa no la acompañe a Comodoro Py, donde debe declarar por Hotesur. “El 7, yo lo veo a Bonadío, pero por favor… Ustedes hagan que el Gobierno vea al Pueblo. Marchen junto a los trabajadores y trabajadoras”, pidió por Twitter y las luces de peligro se encendieron en la calle Azopardo, ya que temen que la “tendencia” les cope la marcha. Un terrible deja vu.
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