El potencial argentino en la economía del conocimiento
Joaquín Basanta*
Los Servicios basados en el Conocimiento (SBC), también conocidos como IT o, de manera más coloquial, desarrollo de software e ingeniería de datos, tienen ciertas características que nuestro país puede aprovechar para generar un importante ingreso de divisas. Estos servicios son intensivos en mano de obra altamente calificada y pagan salarios por encima del promedio del sector privado. Desde los últimos años, el mercado viene creciendo de manera sostenida y sus exportaciones aumentaron a nivel mundial hasta alcanzar los US$ 800.000 millones.
En nuestro país, según datos de la Cámara de Empresas de Software y Servicios Informáticos (Cessi), las exportaciones asociadas a esta industria llegaron en 2022 a los US$ 7.300 millones, cifra que representa un aumento de 20% en relación al año anterior. Durante el último lustro, el sector generó unos 37.700 nuevos empleos lo que significó un crecimiento del 38,3%. Se estima que la búsqueda de personal calificado tiene un déficit anual de 10.000 puestos vacantes.
Ante esto, es fundamental apostar a la capacitación y contar con los recursos humanos que la economía del conocimiento requerirá de manera constante en los próximos años. También, debemos mejorar nuestra estructura digital para contar con una conectividad confiable y rápida en todo el país. Especialmente, es necesario resolver la brecha digital entre las zonas rurales y urbanas para que todas las regiones puedan acceder a los beneficios de esta tecnología.
Contar con el talento suficiente y la estructura adecuada nos permitirá aprovechar las ventajas que Argentina tiene en relación a otros países. Contamos con las condiciones generales para ubicarnos como proveedores globales de industria del conocimiento: competitividad en precios debido a la devaluación de la moneda local; polos industriales de conocimiento como el Silicon Misiones, la cercanía cultural con Europa, la lejanía geográfica con los conflictos bélicos que afectan actualmente al mundo; husos horarios próximos a los de Estados Unidos y un alto nivel de manejo del inglés que nos ubica en el primer puesto en Latinoamérica según el Índice de Dominio del Inglés (EF English Proficiency Index).
Por otra parte, no hay que asociar a las tecnologías basadas en el conocimiento solo con un operador sentado frente a su computadora escribiendo líneas de programación. Estos servicios permiten mejorar la producción y la efectividad en áreas que eran impensadas hasta hace unos años. Un ejemplo claro de cómo la incorporación de nuevas tecnologías puede mejorar la productividad es la utilización de drones en los ámbitos rurales.
Esta herramienta ofrece soluciones que no pueden brindar los métodos tradicionales. De hecho, no sólo permite optimizar la utilización de la tierra, el uso de recursos naturales y la utilización de productos fitosanitarios, sino que también ahorra tiempo al realizar procesos productivos dinámicos y más eficientes.
En términos globales, se estima que habrá una demanda de especialistas en informática e Inteligencia Artificial de 97 millones. La digitalización constante que está sucediendo en todas las ramas de la industria requiere cada vez más talentos que tengan la capacidad de salvaguardar la información crítica y puedan garantizar la protección de los datos. Argentina está en posición de ser uno de los protagonistas de esta nueva e incipiente era. El apostar a la formación de talento, a la inversión en infraestructura digital y a la estabilidad de la economía local pueden ser los caminos para desarrollarnos en un área que abarcará todas las instancias productivas en los próximos años.
* presidente de Agro Sustentable