Maximiliano González, el oficial de policía que mató de un disparo a Luciano Olivera (16), fue trasladado a Tribunales pero recién prestará declaración ante la fiscal Ana Caro en la mañana del sábado.

González fue desafectado inmediatamente, su arma secuestrada y fuentes judiciales indicaron que los demás integrantes de la dotación que participó del procedimiento no recibieron ningún tipo de acusación.

De acuerdo a la hipótesis fiscal, el único responsable del asesinato de Olivera es González, ya que sus compañeros no llegaron a intervenir o, al menos, no tuvieron una incidencia directa en la acción. De hecho sus testimonios contribuyeron para corroborar qué solo se efectuó un disparo y por ello sus armas no fueron puestas a disposición de los peritos de la Policía Federal.

A Gonzalez, de 25 años, se lo imputa del delito de homicidio agravado por el uso de arma y por ser cometido abusando de su función “por ser miembro integrante de las fuerzas de seguridad”, tal como lo prevé el inciso 9 del artículo 80 del Código Penal.

A pesar del férreo hermetismo que rodea a la investigación, LA CAPITAL pudo saber que los tres policías hicieron foco en el carácter accidental del disparo efectuado por González.