Dos vecinos cuentan la desesperación ante las llamas.
Eran las 22,30 cuando Pablo se sobresaltó: la alarma de su casa comenzó a sonar y creyó que quizás habían entrado ladrones. Después empezó a sentir olor a humo y fuertes explosiones. Cuando abrió la puerta del patio no podía creer lo que veía: la distribuidora Torres y Liva ubicada a sólo unos metros de su vivienda estaba ardiendo. “Vimos que todo estaba prendido fuego, era una bomba de tiempo”, le cuenta a LA CAPITAL.
Pablo llegó a sacar su esposa, a su hija de la casa y a algunos de sus vecinos. “Cuando me fui veía que todo estaba tomado por el fuego, ahora no sé qué está pasando”, dice. Indignado, Pablo asegura que la ciudad está descontrolada. “Compraron cada vez más terrenos en el medio del centro y pusieron material inflamable. Nadie se ocupó de controlar nada. Acá no hubo protocolo de nada. Esto ya paso y nadie se ocupó de poner nada. Está lleno de policías pero no hay bomberos”, se queja.
Oscar, otro de los vecinos evacuados de un edificio, asegura que todo “fue un desastre”. “Nosotros nos autoevacuamos y después la policía hizo lo que pudo. Le ruego a Dios que no se expanda el fuego”.
Los vecinos evacuados fueron ubicados en la Plaza Rocha, donde también se instalaron carpas de asistencia.