El orgullo de los descendientes de dos fundadores de Havanna
Santiago Sisterna y Pablo Sbaraglini contaron cuál es el significado que tiene para ellos ser nietos de los creadores de la empresa más reconocida de Mar del Plata.
Cristian Vaccaro, gerente de Relaciones Laborales de Havanna, todavía recuerda cuando entró a la compañía, en los ’80, y enseguida tuvo trato con Benjamín Sisterna y el resto de los dueños.
“Tenían una concepción del negocio mucho más sencilla”, dice el hombre que tiene a cargo alrededor entre 1.000 y 1.200 empleados, según la época del año. “Eran muy cálidos, todo era más artesanal”, explica.
Santiago Sisterna y Pablo Sbaraglini, nietos de los creadores del alfajor, no esconden su orgullo por la magnitud que tomó la empresa.
“Todo lo que se hizo fue a base de trabajo y del esfuerzo, y en el caso de mi abuelo, de una personalidad muy interesante, que generó algo muy grande que ahora ya excedió al país. Terminaron haciendo algo que es sinónimo de Mar del Plata: cuando pensás que todavía hay un cartel gigante que se ve desde Santa Clara con las letras Havanna te das cuenta lo grosso que fue”, señala Santiago.
Por su parte, Pablo comparte con él “la sensación increíble de saber que gente de todas partes del país venía y compraba Havanna”. “En lo personal tengo recuerdos de recorrer la fábrica de chico y tengo presente el trato personal que existía con los empleados… Al punto de que me dieran alfajores recién hechos. Era muy lindo para mí”, expresa.