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Opinión 9 de enero de 2018

El nuevo espacio social, en 2018, también se presenta conflictivo

Por Ricardo Rivas (*)

En el 2018, además de las situaciones que se habrán de generar como consecuencias de los problemas del nunca lejano Siglo XX, también habrá de enfrentar a la población global a los dilemas del XXI que corre.

El siglo pasado -como se reseñara en http://www.lacapitalmdp.com/comienza-2018-feliz-ano-nuevo-realidad-o-deseo/  – estará presente a través de eventuales nuevos conflictos perfumados de volver al futuro, mientras que los propios de tiempos de cambios e incertidumbres como los presentes y los que vendrán, tendrán que ver, entre otras cuestiones sustanciales, con algunos derechos que podrían perder solidez.

Los desarrollos tecnológicos –constantes pero para nada nuevos por cierto ya que la Internet, plataforma incónica por excelencia en el ciberespacio, cumplió recientemente 35 años, como con precisión lo reseña días atrás el colega @arieltorres en http://www.lanacion.com.ar/2098164-internet-nos-ha-convertido-a-todos-en-celebrities – habrán de enfrentar a casi la mitad de la población global a peligros inimaginables y a desafíos éticos que también habrán de teñirse de una pátina vintage.

Según datos coincidentes, el 49,7% de quienes habitan el Planeta, tienen acceso a la Internet (http://www.exitoexportador.com/stats.htm), aunque con muy disímiles niveles de velocidad en sus conexiones fijas o móviles y costos, en general, altos. El otro medio mundo, está desconectado.

Esta primera información o llamada de atención, sin dudas, da cuenta de un grado de exclusión significativo que pone en crisis las ideas de igualdad y equidad que –al menos en este punto- aparecen como valores a alcanzar en el que, desde los comienzos de esta centuria Javier Echeverría categoriza como tercer entorno o nuevo espacio social (http://www.basqueresearch.com/interview/el-tercer-entorno-es-un-nuevo-espacio-social-posibilitado-por-las-tecnologaas-de-la-informacia3n-y-la-comunicacia3n-tic)

En la semana que comienza, abrió sus puertas en Las Vegas, USA, CES 2018 (https://www.ces.tech/). ¿Emergerá desde allí alguna amenaza? Por cierto que no. La tecnología y sus aplicaciones no son buenas ni malas. Pero –como todo herramental que abrirá las puertas a nuevas prácticas sociales- demandará de profundas reflexiones. Desde siempre ha sucedido y no es malo que así sea.

La revolución industrial –que se extiende por más de un siglo en sus dos etapas (https://www.biografiasyvidas.com/historia/revolucion_industrial.htm)- a más de las rupturas culturales y las tensiones sociales que produjo al dejar atrás a la sociedad agraria, destruyó empleos en sus inicios hasta que aquellas nuevas tecnologías multiplicaron hasta el casi pleno empleo las posiciones laborales.

Se debería evitar que la historia se repita. Los trascendidos previos dan cuenta que el futuro despliegue de las redes 5G (quinta generación) será uno de los temas destacados.

Se podrá ver y –en sentido más amplio imaginar, desde aquellas miradas- a la que se conoce como “Internet de las cosas” en acción durante una semana.

Hasta los ordenadores plegables –tal vez- sean presentados por Samsung que, quizá también exhiban los TV 8K. Mucho más, el doble, de la UHD (Ultra Alta Definición).

Pero, más allá de soñar (porque es una realidad posible) con que antes de regresar a casa desde los lugares de empleo será posible dar arranque al motor del automóvil y encender los equipos de aire acondicionado en el rodado y en el hogar para que todo el confort esté a punto en el momento preciso, al igual que la cena… o el desayuno… o el almuerzo, eficientes asistentes como “Alexa” –estrella total en la CES 2017- que responden a las demandas de los usuarios a partir del reconocimiento de sus voces, habrán de multiplicarse con más y más escalones de eficiencia y perfección.

Incluso, los humanos –posean o carezcan de coches- podrán solicitar a través de aquellos asistentes vehículos para trasladarse que… no tendrán conductores que habrán de circular por calles y autopistas inteligentes para optimizar los tiempos de desplazamiento, el consumo de energías y habrán de favorecer la sustentabilidad del sistema de transportes… públicos y privados y, el del medio ambiente.

La automotriz Ford –por aportar sólo un pequeño ejemplo- desde algún tiempo atrás ofrece a sus clientes apoyos tecnológicos tales que permiten a los conductores estacionar sin sus intervenciones y… sin tocar el volante con sus manos.

La Inteligencia Artificial (IA) [http://searchdatacenter.techtarget.com/es/definicion/Inteligencia-artificial-o-AI], al palo. Coches, casas, oficinas, edificio, hoteles, medios de información, indumentaria, servicios bancarios… lo de siempre… pero inteligentes.

¿Serán amenazas? No deberían serlo pero…

Según Robert Sidelsky (http://nuso.org/autor/robert-skidelsky/), entre otros académicos de la economía, ante el panorama descripto precedentemente, “si los robots realmente pueden reemplazar, no sólo desplazar, a los humanos, es difícil ver un punto de equilibrio sin que la especie humana misma se vuelva superflua”.

Sidelsky sostiene, ante ese panorama, en la revista NUSO – Nueva Sociedad (http://nuso.org/articulo/competencia-con-las-maquinas/) que “una de las principales preocupaciones de la apologética empresarial” en el mundo pero en particular en los países desarrollados “es disipar la ansiedad (social) generada por el advenimiento de los robots” en las actividades productivas.

Luego de sostener –desde “el sentido común”- que “cuanto más automatizados sean los puestos de trabajo, habrá menos puestos de trabajo para los humanos”, pregunta: “¿Qué sucederá con chóferes y taxistas” si los automóviles habrán de ser conducidos por robots con IA? ¿Y que habrá de suceder con las secretarias, acosadas por Alexa?

Eventuales conflictos, sin dudas, están claramente a la vista de todos. De hecho, los graves desacuerdos con los conductores de taxis que la plataforma UBER genera en cada ciudad que se instala para comenzar sus operaciones, es apenas un indicio de las dificultades que producen las nuevas prácticas.

En ese contexto, da a conocer “un valiosísimo informe de McKinsey Global Institute – MGI (https://www.mckinsey.com/mgi/overview) “aproximadamente, el 50% del tiempo dedicado a actividades de trabajo humano en la economía mundial podría, teóricamente, automatizarse hoy en día, a pesar de que las tendencias actuales sugieren un máximo de un 30% hasta el año 2030, dependiendo principalmente de la velocidad de adopción de las nuevas tecnologías”.

Señala –en tono de advertencia- que “MGI estima que entre 400 y 800 millones de personas necesitarán encontrar nuevas ocupaciones, algunas de las cuales no existen”, en los próximos años.

Con una adecuada planificación estratégica y un programa puntillosamente diseñado… ¿podrán los líderes globales con la grave crisis laboral que se vislumbra?

En el segmento de las seguridades personales y el ejercicio del derecho a la privacidad, los desarrollos tecnológicos también habrán de generar conflictos y tensiones porque la acumulación de datos biométricos e imágenes que desde varios años se archivan tanto en el sector público como en el privado, son una grave amenaza. Especialmente a la privacidad y a la intimidad de ciudadanos y ciudadanas.

De hecho, no son pocos los países en los que con el uso de las cámaras de seguridad mediante la ampliación de los fines específicos que dieron lugar a la instalación de ellas, se archivan cientos de miles de datos faciales con los que es posible identificar personas con un alto porcentaje de certeza aunque siempre existen posibilidades –que no son bajas- de que esas identificaciones sean fallidas.

La deleznable práctica conocida en la Argentina como “portación de cara”, también es posible en el tercer entorno de Echeverría.

Algunas entidades bancarias y financieras, al igual que plataformas de compras, desde algún tiempo han comenzado a ofrecer -“para la máxima seguridad de tus operaciones” o para las acciones de banca móvil- que la clave de acceso a esas plataformas sea la cara del cliente.

Con la misma tecnología, el algoritmo podrá saber si quien procura utilizar el celular es o no su usuario habitual ya que se podrá desbloquear el teléfono sólo mirándolo.

A modo de ejemplo, vale recordar que desde largo tiempo atrás, Facebook, sorprende a quien postea una foto consultándole si “quieres etiquetar a…”

“El mercado del reconocimiento facial mueva ya más de 3.300 millones de dólares en el mundo y podría llegar a 7.700 millones en 2022, según la consultora MarketsandMarkets”, consigna en un reporte especial el diario español El País y agrega que “esta nueva forma de identificación biométrica supone  un salto adelante frente a la huella digital y el iris”.   (https://elpais.com/tecnologia/2018/01/05/actualidad/1515156123_044505.amp.html?id_externo_rsoc=TW_CC&__twitter_impression=true)

Entre 1947 y 1948, George Orwell (https://www.biografiasyvidas.com/biografia/o/orwell.htm)    escribió “1984”, novela que se publicó el 8 de junio de 1949. Desde entonces, mucho se escribió sobre el Gran Hermano, la omnipresencia, la policía del pensamiento.

La ficción distópica o de anticipación, el futurismo, que Orwell o Ray Bradbury (https://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/bradbury.htm), en “Farenheirt 451”, por sólo mencionar una de sus obras, imaginaron magistralmente, parece cada instante más cercana.

Realidad y virtualidad convergen al punto de que algunos organismos multilaterales abordan estos temas con particular interés. Un alto funcionario de la UNESCO que demandó reserva de su identidad, confirmó que “ante el avance de la tecnología y la ampliación exponencial de las redes, no menos de cuatro temas rápidamente deberán ser abordados globalmente”.

En ese contexto, el informante, detalló los objetivos:

1) El fortalecimiento del Sistema Democrático con el objeto de construir y constituir instituciones que recuperen la capacidad de mediación entre los grupos sociales;

2) La Justicia, que debe enfrentar el desafío que supone la creciente transculturalidad emergente de los nuevos formatos digitales con aptitud para el relacionamiento social y deberá dirimir en las tensiones que demanden las nuevas regulaciones de intereses;

3) Atento a los nuevos espacios sociales será necesario diseñar novedosas formas de comunicación social con el fin de facilitar diálogos más amplios, de inclusión que permita co-construir democracia en los espacios vinculantes en desarrollo.

4) Promover entornos laborales seguros para periodistas, comunicadores, trabajadores y colaboradores de medios y, ciudadanos en red, sin que ese objetivo vulnere los estándares de libertad de expresión desde la perspectiva de los derechos humanos.

El consultado, vía Skype –desde París- para sostener tales propuestas, reflexionó: “De momento, ya contamos –aunque en forma incipiente con más o menos avance, según los casos- con algunas formas de Gobierno Digital y, otras, de Economía Digital. Sin embargo, nada o muy poco, se percibe en cuanto a la existencia de esquemas organizacionales de Sociedad Digital. No debemos esperar más”.

(*) Periodista.  Vicepresidente de la Unión Sudamericana de Corresponsales (UNAC). Miembro del Instituto de Periodismo Preventivo y Análisis Internacional de la Universidad Complutense de Madrid (UCM)