El ladrón abatido por el jubilado había matado a otro preso en la cárcel de Batán
Ulises Segovia (26) no solo tenía antecedentes penales por robos desde que era menor de edad, si no que además asesinó a Pablo Emanuel Cordero (28) en 2018, otro interno que a su vez había matado también a un preso, pero en una cárcel de Azul.

El círculo de violencia en la que se encontraba Ulises Segovia (26) solo pudo terminar con su propia muerte, en manos de un jubilado de 77 años que le disparó en dos oportunidades al defenderse de un robo en su casa del barrio Playa Grande.
Segovia no era ajeno al mundo del delito, en el que estaba inmerso desde que era un adolescente. En constante conflicto con la ley penal, se encontraba prófugo y tenía dos pedidos de capturas, justamente por haber participado de robos a viviendas en los últimos meses.
Tampoco era ajeno a la muerte y la sangre: en 2018, mientras estaba detenido en la cárcel de Batán, mató a otro preso que había sido recientemente trasladado de la unidad penal de Azul, justamente por haber asesinado a un interno en una pelea.
Pablo Emanuel Cordero (28) era un preso nuevo en la Unidad Penal 15 de Batán, donde había sido trasladado tras asesinar a un interno en la cárcel de Azul a fines de 2017.
Cordero dormía en una celda del Pabellón 8 y, por roces de convivencia y no mucho más, se originó una enemistad con Segovia, que culminó en una violenta pelea en mayo de 2018. En esa oportunidad, Segovia atacó con un cuchillo tramontina a Cordero y lo atravesó en el pecho, espalda y brazo.
De inmediato otros reclusos asistieron a Cordero y solicitaron ayuda de los penitenciarios, quienes llevaron al herido hasta la enfermería. Ante la gravedad del cuadro (profundos cortes con hemorragia) lo trasladaron al Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA). Allí los médicos examinaron a Cordero y decidieron intervenirlo quirúrgicamente, pero no bastó. Poco después se constató su fallecimiento.
En tanto en la cárcel de Batán, las autoridades del Servicio Penitenciario aislaron al atacante y durante la requisa a la celda secuestraron el cuchillo “tramontina” y una plancha de hierro con punta (faca). Tras el crimen, en su tiempo de estadía en la cárcel, Segovia interpuso dos denuncias por vejaciones y apremios ilegales contra el personal del Servicio Penitenciario.
Por la muerte de Cordero, a Segovia lo condenaron a 3 años de prisión en un juicio abreviado, que se unificó con lo que le quedaba de la pena por la que estaba en la cárcel de Batan, a una única pena de 4 años y seis meses.
Este asesinato cerró el círculo de violencia propio del mundo penitenciario para Cordero, pero solo fue un capítulo más para el de Segovia, quien sería abatido el pasado jueves a la madrugada por un jubilado a quien intentó asaltar en su casa.
Un crimen anterior
El 30 de diciembre de 2017 Cordero asesinó a su compañero de celda en la Unidad Penal N°7 de Azul, donde estaba detenido por un hecho menor de “encubrimiento”. Ese caso tuvo algunas incidencias particulares, aunque la más relevante es que a Cordero le quedaban un par de semanas para cumplir la pena y saldar así todas las cuentas pendientes con la Justicia.
Sin embargo, su destino cambiaría drásticamente. A las 17 del anteúltimo día de 2017 Cordero se hallaba en la celda 101 del Cuerpo Central 2 del penal cuando discutió por un par de zapatillas con Eric Benítez, un preso que cumplía una pena de 8 años y 4 meses por un robo calificado. Si bien dijo ante la Justicia luego que él solo respondió a un ataque, algunos testigos lo sitúan a Cordero como el iniciador de la pelea.
Armado también con un cuchillo “tramontina”, Cordero atacó a Benítez de una sola puñalada, letal, al corazón.

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