“El humor es una prenda que cambiamos de acuerdo a nuestro grado de maduración”
Sergio Gonal detalla cómo armó su nuevo espectáculo "Unipergonal". El cómico repasa todas las formas de humor, desde el stand up al cine mudo, además, desarrolla la ventriloquía y busca reflexionar sobre qué es lo que nos hace reír, hoy.
Observador de los cambios que vive la sociedad argentina actual y que replican inevitablemente sobre el humor, Sergio Gonal activa todos los lunes en dos funciones “Unipergonal” (Teatro Corrientes) un dispositivo que abarca todas las formas de humor, las del pasado y las actuales. ¿El objetivo?: “Invitar al público a reflexionar sobre qué es lo que está pasando con el humor, de qué nos reímos hoy, hacia dónde vamos”, señala el cómico, que nació en Mar del Plata y que cada temporada es uno de los protagonistas del verano.
“Me parece que ha quedado un espectáculo muy bueno, conciso, sólido”, se anima a describirlo a partir de las repercusiones que tuvo en Mar del Plata y en las diferentes ciudades de la costa a las que lo llevó, desde San Bernardo y San Clemente a Monte Hermoso y Necochea.
Todos los cuadros que pasan sobre el escenario, escritos en coautoría con Guillermo Camblor, apuntan a que espectadores y espectadoras se vayan con un amplio paneo de las mil maneras que se usan para hacer reír. Hasta aprendió a desarrollar la ventriloquía.
“Recorro el camino del humor y por decirlo de alguna manera, lo hago en vehículos propios y ajenos, los propios son los que la gente ya conoce de mí: el cuento, el relato, el monólogo y el chiste y los ajenos tienen que ver con estilos que han marcado mucho el humor de Argentina”, explica.
“Me tomé el trabajo de aprender ventriloquía porque quería hacer esa técnica arriba del escenario y la verdad es que me está saliendo muy bien”, desliza y cuenta a su vez que pasan segmentos de cine mudo, al estilo Charles Chaplin y “de ahí salto a hacer stand up” para marcar las diferencias entre ambos estilos: “En el cine mudo había poca palabra y mucha imagen y en el stand up es al revés, mucha palabra y poca imagen”.
También pasa “del humor del campo al cuento normal y de ahí al humor que puede tener un programa de espectáculos”.
El disparador de su “Unipergonal” fue advertir que “el humor está hoy muy observado” y también darse cuenta de que esa permanente observación puede hacer que “se pierda el humor”. Sobre todo apunta a la televisión, en la que ya son casi nulos los ciclos exclusivamente humorísticos.
“Hoy se habla mucho de que hay un humor que atrasa y un humor que adelanta, y para mí el humor es lo que dice la palabra, tiene que ver con la festividad, con una manera de vivir, el humor está adentro de nosotros, uno puede tener buen humor o mal humor, para mí no es que adelanta o atrasa, es como una prenda que es probable que la cambiemos de acuerdo a nuestro grado de maduración”, observa.
Y ejemplifica: “Es probable que cuando éramos chicos nos gustara o nos hicieran reír ciertas cosas que hoy, de grandes, porque sos otra persona y porque estás más maduro, no te hace reír. Y cambiaste una cosa por otra, pero eso no quiere decir que haya un humor que atrase o adelante, puede ser que el humor estuviera bien en ese momento. Hoy hay otro tipo de humor, pero no es para cuestionarlo. Pero sí es cierto que a lo mejor vamos perdiendo el humor”.
-¿Estamos más maduros para cuestionar un tipo de humor y pedir por otro?
-Sí, totalmente, siento que estamos ante un cambio de época. Somos todos espectadores de un cambio de época y todos los cambios de época reeducan a la sociedad en muchos aspectos, hace cien años había cuestiones de género muy marcadas que ya no suceden. No hace tanto, hace cien años la mujer no votaba, una cosa de locos, en su momento, si uno lee te vas a dar cuenta de que a la gente le costaba acostumbrarse al voto de la mujer y hoy es normal. Con el humor está pasando lo mismo: estamos ante un cambio de época y nos tenemos que reeducar, era normal que hace veinte o treinta años nos gustara algo que hoy ya nos parece una barbaridad. En aquel momento por ahí estaba bien. Lo que me parece mal es hacer una revisión y castigar al humor que se hacía. Antes con una cargada nos reíamos, hoy decimos que eso es bullying. Se descubrió que aquello que hacía reír a muchos dañaba la psiquis de otros, y para qué seguir haciéndolo, si sabemos que eso hace mal… Todos nos vamos reeducando. Lo mismo pasa con el humor de género. Yo trato de reeducarme, si puedo hacer algo desde el lugar que me toca… los que están en un medio de comunicación pueden hacer algo. Entonces bienvenido sea.
-¿Cuánto pesa la observación a la hora de pensar un espectáculo?
-Pesa mucho. Augusto Fernándes, una vuelta hice un entrenamiento actoral con él y decía que el actor tiene que tener una gran capacidad de observación y que los mejores personajes son los que están en la calle. Entonces la gente se ríe a partir de sentirse identificada, porque en definitiva el humor es eso, es un poco sentirse identificado con lo que a vos te pudo haber pasado. A mí me encanta observar, y desmenuzar para el lado humorístico. Trato de encontrar el costado que nos haga reír a todos.
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