El hombre que entró con un arma a la Casa Rosada y su lazo con Mar del Plata
El incidente ocurrió en mayo y fue ampliamente difundido. Un hombre quiso entrar con un arma a la Casa Rosada. Al no poder hacerlo dejó el Magnum 44 a través de las rejas. Su detención, su verdad y su vínculo con Mar del Plata.
Momentos posteriores a la detención de Muñiz en la Plaza de Mayo.
por Fernando del Rio
El 13 de mayo de este año un episodio afectó a la seguridad del Presidente de la Nación. Los sistemas de control humanos y tecnológicos detectaron a un hombre aproximándose a la reja perimetral de la Casa Rosada con un estuche. Esa misma persona había intentado ingresar a la sede del Gobierno Nacional pero no lo había conseguido. Entonces, antes de abandonar el lugar, pasó la pequeña maleta entre los barrotes y la dejó.
Ese hombre, llamado Francisco Ariel Muñiz, fue detenido minutos después mientras ocupaba un banco de la Plaza de Mayo. Aún no se sabía qué contenía el estuche hasta que lo dijo: “un arma”.
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y el secretario de la Presidencia, Fernando de Andreis, se ocuparon de inmediato de comunicar la grave situación. Muñiz fue aprehendido por fuerzas de seguridad y se le inició una causa por intimidación pública bajo el número 3812/2019.
¿Quién era ese hombre capaz de semejante audacia, de pretender entrar a la Casa Rosada con un revólver Magnum 44? Sobre Muñiz se escribió y se dijo casi todo en las horas siguientes. Incluso a los 8 días, cuando salió en libertad del Hospital Penitenciario de Ezeiza él mismo se encargó decir algunas cosas. Pero una parte de la historia, aquella que lo relaciona con la ciudad de Mar del Plata nunca se contó.
“Es mi segunda ciudad. El lugar en el que crecí, hice amigos, conocí a la mujer que es la madre de mi hija, hija que ahora no puedo ver”, señala Muñiz al iniciar un singular contacto con este medio.
Muñiz nació el 17 de octubre de 1983 en General Pinto, un pequeño pueblo del noroeste de la provincia de Buenos Aires donde por estos días sobrevive vendiendo pizzas y haciendo algunos trabajos de herrería. Sin embargo, su vida está atada indefectiblemente a Mar del Plata, ciudad en la que vivió varios años y a la que recurre para contar su versión de los hechos.
Para llegar al 13 de mayo de 2019 hay que tomar impulso en el pasado. Esa mañana en la que la vida de Muñiz cambió para siempre tiene su génesis mucho tiempo atrás y dividió su entorno en quienes lo creen una víctima y los que creen que es un loco. Todo comenzó en la separación de su madre y su padre a fines de los ’80 cuando aún era un niño. Por esas cuestiones de la reorganización familiar, Muñiz vino a Mar del Plata a vivir con su padre, un miembro de la Policía Bonaerense, y realizó su educación primaria en la Escuela N°1 Pascuala Mugaburu. Luego concluyó la secundaria en la Escuela Media N°4 y empezó a tener sus primeros trabajos.
“El primer trabajo -recuerda- fue en una tintorería industrial. Me tenían en negro, pero hoy estoy agradecido. Fue un buen trabajo”.
En Mar del Plata conocería el amor en forma de una mujer oriunda de San Justo y el amor todo lo puede. Tanto que hizo que Muñiz cambiara la costa por el conurbano, pero las cosas no funcionaron y en el año 2011 se separó. Pese a que tuvo algunos trabajos, su situación económica empeoró –lo empleó en 2013 una firma de Mar del Plata en Río Gallegos- y eso repercutió en la relación con su hija. “Me impidieron un contacto más fluido porque no cumplía con mi obligación. Y entonces, para poder salir adelante, empecé a relacionarme con la política y pretendí ofrecerme para cualquier cosa”, cuenta a LA CAPITAL.
El viaje
Ya reinstalado en General Pinto, en la casa de sus abuelos, Muñiz no volvió a pensar en Mar del Plata. Decidió reiniciar su vida allí pero su situación empeoró en todo sentido. “Yo lo único que intenté fue que desde la política se me diera una oportunidad. Por eso lo que dijeron Bullrich y De Andreis es cualquier cosa”, señala Muñiz y se apresta a reconstruir cronológicamente lo sucedido.
“La misma ministra –continúa- dijo que yo tenía problemas psiquiátricos y otra cosa también que dio a conocer fue mi inconveniente familiar y este problema con mi hija. Pero Bullrich tenía información muy errada porque dijo que hacía 4 años que no veía a mi hija y yo tengo una foto con ella del año pasado. También me desmoraliza que hayan dicho que yo tuve una relación fugaz con el PRO y que utilizaba yo eso para pedir audiencias. La verdad es otra”.
Franciso Muñiz en una fotografía con su hija
Según Muñiz, esa inconsistencia económica en su vida (“hace un año que no me compro un par de medias”) lo llevó a enviar solicitudes a la gobernadora María Eugenia Vidal y al presidente Mauricio Macri. Sin respuestas, en abril de 2018 llevó unos cuadros pintados por él a Presidencia de la Nación, una carpeta con su currículo y un pedido de audiencia. “No me pareció una pavada”, arriesga hoy sobre ese intento.
Poco después, y para demostrar su talento en el arte de la herrería, modificó un disco de arado regalado por un vecino y lo convirtió en una espada. Esa obra tenía grabadas inscripciones referidas al 149° aniversario de la fundación de General Pinto. El objeto fue entregado por Muñiz en la misma Casa Rosada en octubre de 2018. “Bullrich dijo que yo era peligroso porque había entregado un hacha. Era un presente por el aniversario de Pinto”, explica.
El tercer encuentro en Casa Rosada sería el último, el definitivo. Muñiz da una justificación que lo coloca en balanceo entre la ingenuidad y la torpeza, entre la ignorancia y la temeridad. “Yo tenía esta arma, un 44 Magnum, un revólver súper poderoso, un arma que no está involucrada en ningún delito. Tampoco me sorprende un arma, es muy común que la familia tenga armas. No quiero naturalizar nada, ni siquiera un delito. Pero no veía como algo malintencionado devolver ese arma al Estado. Fue una manera de entregar un arma ilegal y de paso un poco la atención voy a llamar… Pero no cómo dijeron los medios. No soy un boludo que quise llamar la atención solamente. Intenté que llamara la atención la forma de devolver el arma y entonces aprovechar para recordar mis regalos y decir que yo era ése. Yo lo pensé de esa manera inocente. No me imaginé que iba a pasar todo esto.
Luego la historia es conocida: Muñiz en Plaza de Mayo, Muñiz detenido, Muñiz liberado 8 días después, Muñiz hablando en algunos medios. “Ese fue mi peor error”, confiesa. Al dejar la cárcel, acusa aún hoy, le faltaron 5 mil pesos.
El revólver Magnum 44 que Muñiz dejó tras las rejas de la Casa Rosada
“Muchos creen que me mandé una pelotudez bárbara. Yo lo defino como un acto desesperado para que me escucharan, porque estoy pasando un mal momento económico que me impide ver a mi hija. Ahora con esto que pasó, mucho menos me dejan que la vea. Mi hija me debe extrañar”, calcula.
Muñiz sigue con su vida en General Pinto. Dice que la gente no lo trata mal, que lo quiere y que está estudiando ciencias políticas. En las elecciones fue fiscal de mesa, pero ya no colabora con Cambiemos. Ahora representó a Frente Patriota, liderado por Alejandro Biondini. “Sólo porque me interesa la política acepté participar”, explica y finaliza.
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