-“Salí si sos tan guapo. ¡Te voy a romper todo, te voy a romper la cabeza!”

Los gritos retumbaban en las paredes del segundo piso del edificio de Bolívar 2350, en pleno centro marplatense. Era la noche del 13 de enero y desde el interior de su hogar, la pareja de habitantes del departamento 1º sostenía la puerta de entrada para evitar que el vecino violento la tirara abajo. En el medio, la mujer ya había llamado al 911 y la policía estaba en camino. Ninguno de los dos podía comprender aún lo qe ocurría, ya que nunca habían tenido relación con el hombre que los increpaba.

Finalmente, todo se normalizó y el agresor quedó imputado en una causa penal. La Justicia comenzó a investigarlo por causar daños materiales en el ingreso del inmuebles de las víctimas, pero no dispuso medidas restrictivas de su libertad, ya que no tenía antecedentes ni había cometido un delito lo suficientemente grave para encerrarlo en una cárcel. Hasta entonces.

Tras el conflictivo episodio, Carlos Isaac Monsalve, nacido en Villa Regina, Río Negro, hace 30 años, decidió abandonar el edificio en el que su padre trabaja como encargado. Entre marzo y abril se mudó a otro, emplazado a sólo una cuadra de allí, en Bolívar 2428, por intervención de la portera del mismo, que intentó hacerle un favor a su colega. El objetivo era descomprimir la situación de convivencia entre los moradores, claramente deteriorada después de aquella reacción del hijo del trabajador que no había tenido, en apariencia, ningún motivo.

Si bien todos habían quedado sorprendidos con el hecho, sus vidas continuaron. Hasta las 21.10 del martes 25 de mayo pasado. Esa noche Monsalve, esta vez en su nuevo domicilio, volvió a atacar a un vecino, sólo que de forma directa y mucho más violenta todavía: sin mediar discusión sorprendió por la espalda a Rodrigo Borthiry, y le propinó varias puñaladas cuando éste se disponía a sacar a su perro a la calle.

El ataque se registró entre el lobby del edificio y la vereda, a la que escapó la víctima como pudo hasta refugiarse, malherido, detrás de un automóvil estacionado. La secuencia fue presenciada por dos amigos de Borthiry que iban a acompañarlo en su paseo y quedó grabada, además, en imágenes que tomó una cámara de seguridad. Los testigos llamaron a la policía y poco después, Monsalve quedó detenido.

Según se desprende de la causa que investigó el fiscal Leandro Arévalo, los efectivos del CPC Centro y la comisaría primera ingresaron al inmueble céntrico y, tras ver el video en cuestión y entrevistarse con la encargada, identificaron al agresor como el inquilino del 4º F. Hacia este departamento fueron y, después de ser recibidos por una mujer que dijo estar sola, descubrieron en la cocina -escondido y a oscuras- a Monsalve.

Desde ese entonces, el agresor permanece detenido en la Alcaidía Penitenciaria Nº 44 de Batán, acusado por el delito de “homicidio agravado por alevosía en grado de tentativa”. En las últimas horas, el juez de Garantías Daniel De Marco confirmó su prisión preventiva, que había solicitado el fiscal Arévalo, al considerar que las lesiones causadas en el sector intercostal izquierdo de Borthiry, producto de los puntazos que recibió ese día, podrían haberle causado la muerte si no recibía atención médica urgente.

Para su beneficio, la víctima fue rápidamente socorrida y una ambulancia del SAME llevó a cabo su traslado al Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA), donde los médicos le realizaron las correspondientes curaciones. Tres días después, el hombre que trabaja como asesor de la concejal Mercedes Morro, recibió el alta médica.

Sin razón

A pesar de las múltiples averiguaciones que se efectuaron en el marco de la causa, aún se desconoce por qué Monsalve atacó a Borthiry. Tampoco los motivos de la agresión que cometió en enero contra la pareja en su anterior vivienda.

Conforme pudo saber LA CAPITAL, los investigadores sospechan que se trata de un hombre violento que además padece una adicción a la droga. Sin embargo, al haberse negado a declarar, no se sabe cuál es su versión de los hechos.

Las víctimas, por su parte, manifestaron sólo conocer de vista a Monsalve y no tener mayor trato con él. Inclusive, señalaron que desde que lo vieron por primera vez en ambos edificios, lo saludaron en distintos espacios comunes como el ascensor y el lobby y no recibieron respuesta alguna.

Al dar su versión de lo ocurrido ante la policía y la Justicia, Borthiry agregó que segundos antes del ataque que sufrió, mientras descendía junto a su mascota por las escaleras en dirección a la puerta, escuchó gritos de un hombre que “parecía fuera de sí”. Al llegar a la planta baja -relató- observó a Monsalve cuando recibía a una mujer y la hacía pasar al ascensor. Acto seguido, éste se dio vuelta y sin mediar palabra comenzó a atacarlo a puñaladas. Ese intento de homicidio infundado, incomprensible, será ahora, seguramente, materia de debate en un juicio oral.