El hombre detrás del dron que capta impresionantes imágenes de la ciudad desde el aire
Pablo Funes tiene 42 años y es técnico electrónico. Hace un año se compró un dron y desde ese día captó postales desde el aire de la ciudad y la zona. El recital del Indio Solari en Tandil lo catapultó a nivel nacional. Sus videos de ese día ya están cerca de llegar al millón de reproducciones en Facebook y se convirtieron en furor en las redes sociales.
La postal es contundente y se esparce por las redes sociales a toda velocidad: desde el aire puede verse el hipódromo de Tandil colmado por los casi 200.000 fanáticos que fueron a ver una nueva “misa” del Indio Solari.
La impresionante imagen que recorrió el país apenas terminó el recital fue captada por el marplatense Pablo Funes, el hombre que está detrás del dron que suele mostrar vistas panorámicas fascinantes de la ciudad y de sus acontecimientos.
Funes, un técnico electrónico de 42 años, se hizo conocido como “Dron Mar del Plata” en las redes sociales. Sus videos del recital de Tandil están por llegar al millón de reproducciones en Facebook. “Fue lo más grande que hice. Fue algo realmente impactante. Ver gente que llegaba desde todo el país con sus banderas para armar una fiesta fue muy conmovedor”, recuerda Funes. Y, enseguida, cuenta su nuevo desafío: “Me gustaría contactarme con la gente de la productora para ir a volar el próximo recital. Sueño con poder hacerlo de más cerca y con un mejor ángulo”.
Funes comenzó casi por casualidad a volar un dron y un año después está casi decidido a dedicarse de lleno a su nueva actividad. Su nombre se hizo tan conocido que desde empresas de publicidad hasta familias que quieren tener un recuerdo de su fiesta lo llamen para tener sus imágenes. Pese a eso, el “hombre-dron” asegura que siempre está disponible para los eventos solidarios donde es convocado. “Los chicos de la Caravana de la Primavera el año pasado me pidieron que fuera y por primera vez en la historia tuvieron fotos desde el aire de un evento histórico de la ciudad”, cuenta. repasa: “Haber hecho la Marcha de la Esperanza fue algo hermoso. También haber ayudado al padre de Yésica Parra -la joven que murió en un accidente de tránsito- en un festival de danza fue algo muy lindo. A mí me da mucho placer cuando la gente me llama y me pide si por favor puedo ir para darles una mano. Esas son cosas donde no importa la plata, lo más importante es ayudar”.
Un año atrás, el comienzo
Funes hace un año atrás descubrió su pasión por el dron: un amigo que se dedica a la venta de electrónica le contó que tenía para vender varios modelos que había traído desde el exterior. “Para mí era algo nuevo, nunca había hecho aeromodelismo. Entonces, le dije que le compraba uno pero pensando en la posibilidad de hacer un negocio con una futura reventa”, cuenta. El dron estuvo una semana sin salir de la caja hasta que Funes decidió probarlo. “Lo abrí y me senté durante dos días frente a la computadora a mirar videos tutoriales de Youtube para aprender a usarlo”, recuerda. A partir de ahí, empezaron las pruebas: “Mi amigo ‘Chiqui’ me cedió el patio de su casa para poder despegar por primera vez. Arriba de un banquito pusimos el dron y lo volé. Fue algo que me dejó deslumbrado porque la verdad ver cómo se movía el equipo era deslumbrante”.
A partir de ahí, los vuelos en dron comenzaron a ser cada vez más habituales. Primero fueron pruebas en Mar Chiquita y luego en un campo cercano a Santa Clara. “Iba ahí para probar las medidas de seguridad del equipo: hacerlo volver cuando se cortaba la señal y programar la altura máxima. Estas dos cuestiones son muy importantes porque si se llega a perder el control se puede hacer un daño muy grande”, cuenta.
Con bastante práctica encima, Funes empezó a buscar sucesos para captar con su dron. El primero fue un voraz incendio forestal en Balcarce. “Mi idea era mostrarle a los bomberos cómo estaba la zona para que vean por dónde tenían que entrar. Las imágenes fueron de utilidad”, recuerda.
A los pocos días, en el domingo de Pascua del año pasado, hubo otro incendio en el campo Rincón Chico. “Aproveché para entrar atrás de la camioneta de los cronistas de Canal 2 y los bomberos me autorizaron para hacer imágenes de las llamas. En ese momento corrí el riesgo de hacer las tomas lo más cerca posible del fuego y quedaron muy bien”, cuenta.
Las fotos y los videos del incendio llegaron a los medios de comunicación de la ciudad y Funes empezó a hacerse conocido. Poco después, sus postales desde el aire de Mar del Plata comenzaron a circular con más fuerza. “Yo pensaba: Mar del Plata es linda, pero si la vemos desde el aire es aún más linda. En ese momento estaba sólo Google Earth pero las imágenes eran frías. Entonces decidí empezar a meterme en distintos eventos”, recuerda en la entrevista con LA CAPITAL. Y, enseguida, agrega: “Comencé así y a los dos o tres meses el dron ya formaba parte de mi vida”.
Funes comenzó a ir con habitualidad a los distintos eventos que ocurrían en la ciudad. Junto a su mujer Mónica y sus hijos Federico y Victoria se trasladó en auto por todo la ciudad. “Leía el diario, me armaba una agenda de actividad y me iba a volar con el dron”, explica.
Así se pudieron ver fotos desde el aire de los actos por el 25 de Mayo y el 9 de Julio, el superclásico entre Boca y River, el recital de La Renga en el estadio mundialista, las hinchas de Aldosivi y Alvarado, la Caravana de la Primavera, la Marcha de la Esperanza, el rosario gigante, triatlones y hasta la llegada de la Fragata Libertad a la ciudad. “Con el paso del tiempo empecé a elegir para volar los eventos que yo creía que iban a repercutir más en la sociedad o lo que creía que le gustaba a más gente”, dice.
Un nuevo trabajo
Lo que comenzó sólo como una pasión y un hobby se terminó convirtiendo para Funes en una nueva posibilidad de trabajo. Es que como técnico electrónico se dedica a la reparación de computadores y celulares, lo que le permite acomodar sus horarios de trabajo y no perderse ningún evento importante de la ciudad. “Estoy activo para volar de 0 a 24. Voy mechando el dron con mis otras actividades y si me tengo que levantar y salir para algún lugar a las cuatro de la mañana, voy y lo hago”, explica.
Funes espera en poco tiempo que el dron sea su actividad principal. Por cada evento privado al que es convocado cobra 4.500 pesos y entrega 25 minutos de video de entre las 4 y 6 horas que filmó. “Muchos se piensan que tengo una empresa pero en realidad soy yo solo que voy a todos lados. No es fácil conseguir gente que lo haga con la misma pasión que le pone uno”, afirma.