“No lo sé, te juro que no lo sé”, asegura Pepe Cibrián Campoy cuando se le pregunta -una vez más- cuál es el secreto del éxito de su musical “Drácula”. Más que un espectáculo, es hoy un verdadero fenómeno social que desde hace más de treinta años supo aglutinar a varias generaciones, despertó pasiones y motivó que el público asistiera a sus funciones una y otra vez, con las canciones de la pieza aprendidas de memoria y la confianza de que el amor vence. Siempre vence.

“Veo que es una obra que es coincidente a cómo se resolvió: es vertiginosa, no para de generar climas, pero no creo que ‘Drácula’ sea mi mejor obra, no, creo que es ‘Drácula’, no tiene análisis, no hay fórmula”, sigue el director y uno de los mentores de tremendo espectáculo.

Una de las primeras funciones de esta despedida.

Este verano, el musical sube a escena con su elenco original -Cecilia Milone y Juan Rodó en los roles centrales- en el escenario del Radio City (San Luis 1750), coincidentemente la misma sala en la que se la vio por primera vez en esta ciudad. Y en la misma época del año.

Llegó a Mar del Plata en el verano del ’92. Y en este 2023, el ícono de los musicales argentinos presenta su última temporada en el marco de su despedida que ya lleva “35 mil kilómetros por todo el país, con 129 funciones, 9 Luna Park y 3 Movistar Arena en los que caben 12 mil espectadores por noche”, como puntualizó Ángel Mahler, el compositor de la música.

Milone y Rodó.

Corría 1991 y Pepito vivía “una situación desesperada”, recuerda, en una entrevista con LA CAPITAL. Había invertido sus últimos ahorros y su pequeño departamento en producir un espectáculo junto a su madre, la recordada Ana María Campoy. Pero las cosas no fueron muy bien.

“Se me ocurrió llamar a Tito Lectoure (entonces, empresario y uno de los propietarios del Luna Park). Fue un 15 de febrero. Al otro día me dio una entrevista. Yo no tenía la más remota idea de lo que le iba a proponer. Pero le conté Drácula y eso le generó el mismo entusiasmo que le generaba el boxeo”, sigue.

Lectuore y su hermana Ernestina aceptaron producir el espectáculo, un musical basado en la clásica historia del vampiro enamorado, entonces un género no muy transitado entre elencos argentinos. Actuaron cuarenta veces en el Luna Park.

Estrenado en 1991, estuvo cinco temporadas en el Luna: 1991, 1992, 1994, 1997, 2000. Luego, tuvo otras dos temporadas en el Teatro Ópera de Buenos Aires (2003 y 2007), dos temporadas en el Teatro Astral (2011, 2016), donde también batieron récord en venta de entradas y localidades agotadas. Brasil (2000), Chile (1992 y 2008) y España (1994) fueron las plazas internacionales por las que pasó.

“Cuando le pregunté a Tito por qué me había dado cuarenta Luna Park, ¡cuarenta!, él me respondió: ‘Estoy acostumbrado a hacer campeones’. Había sacado a campeones mundiales de boxeo”, rememora Cibrián, con la pasión que lo caracteriza y su decir tan ameno.

Hasta el momento, “Drácula” la vieron más de tres millones de espectadores.

-¿Es verdad, Pepe, que este verano “Drácula” se termina?

-Yo sé que “Drácula” va a terminar, o sea, es una despedida. Pero no lo sé, porque no lo manejo yo ni quiero enterarme. Preferí dejarle a Ángel la organización. Tengo confianza en Ángel. Entonces, la idea es terminar, se va a terminar, pero si después sigue un poco más, eso no lo sé. Sobre todo porque hay partes del país a las que no se ha ido, como el sur o el litoral. Sé que otra temporada como ésta no habrá. No lo creo.

Lo que no pasa de moda

Esta versión llega a la costa marplatense con gran parte del elenco original. En los roles principales, Juan Rodó se pone en los pies de Drácula y Cecilia Milone es Mina.

Una escena del espectáculo.

Milone recuerda: “‘Drácula’ me enseñó todo, a pararme, a manejar capas, a maquillarme, fue el primer personaje con el que me subí a un escenario, entonces siempre es y será de algún modo mi propio pilar y mi propio referente. Sé que quiero despedirme para dejar el personaje de la juventud y encarar el personaje de la adultez, dejarlo como en el recuerdo. Lo que quiero es no encarnarlo ya desde esa jovencita, porque me parece que está bueno dejarle el lugar a otra”.

Además, dentro de los personajes principales, Penélope Bahl es Lucy, Mariano Taccagni encarna a Jonathan, Adriana Rolla se pone en los pies de Nani y Gastón Avendaño es el Dr. Van Helsing.

De esta manera y una vez más, con más de 25 artistas en escena que son ovacionados por el público marplatense en cada función, “Drácula” se convirtió en una de las obras más vistas en lo que va del verano.

¿Qué es lo que provoca la trascendencia de este espectáculo a lo largo de los años? ¿Su mensaje sigue siendo el mismo? Sus protagonistas en estos 30 años también se lo preguntaron y llegaron a una misma conclusión: el amor nunca pasa de moda.

“A mí me parece que es una obra que su mensaje es válido para cualquier momento, porque habla de trascender a sí mismo por amor. Y no importa la inmortalidad, no importa todo lo que cuenta la historia, sino que el amor va por encima de todo, hasta convertir a un monstruo en un ser querido. Esto sucede todas las noches, así que todos tenemos la posibilidad de redimirnos por amor”, comenta Juan Rodó.

En ese sentido, Mahler afirma que la permanencia del espectáculo obedece a “cómo está contada la historia”. “Está mal que yo lo diga, pero cómo está contada la historia musicalmente hablando también. Ha llegado mucho a la gente, al corazón de la gente, es una obra que produce felicidad más allá del desenlace trágico que tiene que tener. Eso es lo que yo he encontrado como respuestas después de muchísimas funciones de dirigir y pensar por qué”.

Y se explaya: “Para mí, es la felicidad que produce al final después del desenlace y cómo está contado, cómo empieza la historia de amor, casi sin querer cuando Drácula recuerda un amor que fue hace 500 años”.

Tratado de filosofía

Similar es la apreciación de Milone: “Esta versión que han hecho Cibrián y Mahler sobre este personaje tan reconocido mundialmente -y que lo ha valorizado respecto de su historia de amor- casi es un tratado de filosofía de lo importante que es el bien, que sigue triunfando de algún modo sobre el mal. Y esto que dicen sus autores, que creo que es el gran mensaje de la obra, ‘de algún modo todos queremos encontrar un amor que prefiera morir antes de hacernos daño’”. Creo que ese mensaje es tan perfecto que hace que emocione todavía más”.

Karina Levine, en el rol de la Condesa.

Karina Levine es la actriz y cantante que fue parte del elenco original de “Drácula” y que se radicó en Mar del Plata. El regreso de la comedia musical con el primer elenco la volvió a tener en el rol de la Condesa Dollinger y, además, le pone el cuerpo al personaje de la prostituta. “Es muy loco que siga pasando esto”, asegura en torno al éxito.

“Es realmente una historia de amor ese despliegue sobre el escenario”. Por otro lado, destaca el rol de Nani, “la mujer que crió a la protagonista Mina Murray” y que siente “que está perdiendo a su niña, que es como su hija. Tantas madres se han sentido identificadas con ese personaje, con esa canción y creo que en algún punto todos se ven reflejados con algún personaje”, dice.

Es también, para Levine, una historia sin tiempo. “Más allá de la historia del vampiro y de Transilvania, los personajes son tan reales que creo que no tiene un momento cronológico. Nos podemos ver representados todos en cada uno de esos personajes”. “Tener dos personajes bastante diferentes me permite jugar mucho y poder expresar cosas completamente diferentes, pasiones distintas”, se alegra la actriz.

Bendecido, angelado, el musical “Drácula” lleva en su interior el enigma del éxito ininterrumpido. “Es un fenómeno sociocultural”, arriesga Cibrián. En una Mar del Plata “renacida” después de la pandemia, según Milone, el público se pone de pie y entona agradecimientos de todo tipo desde la platea para este espectáculo basado en la novela de Bram Stoker.