CERRAR

La Capital - Logo

× El País El Mundo La Zona Cultura Tecnología Gastronomía Salud Interés General La Ciudad Deportes Arte y Espectáculos Policiales Cartelera Fotos de Familia Clasificados Fúnebres
Deportes 26 de diciembre de 2017

“El deseo de superación es la clave de todo”

Los motivos de la gesta de los U13 de Sporting. Ricardo Nárvaez, el entrenador de esa categoría, Esteban Fanproyen y Martín Pellegrinet desgranaron distintos aspectos del título argentino conseguido por los pibes. Y contaron como, de a poco, se revitaliza el básquetbol de ese club.

Pellegrinet, Fanproyen y Narváez, motores de un cambio. El básquetbol de Sporting decidió emprender el camino de ampliar la base con cantidad de chicos y de recuperar el sentido de pertenencia.

por Sebastián Arana

Establecieron una buena comunión de trabajo. Casi que juegan de memoria. Esteban Fanproyen, el “Coyo”, es el más antiguo en el club, donde entrena básquetbol hace ya dieciséis años y hoy es el responsable de la primera.
Ricardo Narváez, “Ricky”, lo conocía por cruzárselo en las canchas cuando entrenaba Quilmes -“recibí a Luca Vildoza cuando llegó a jugar en los premini B”, acota- y por seguirle su trayectoria como cantante de Llegando los Monos, la banda que hace un tributo a Sumo. Pero empezó a tratarlo y a compartir maneras de sentir y entender la profesión cuando se hizo cargo del minibásquetbol “marista” hace cinco años. “Aunque todavía no comimos todos los asados que debimos haber comido”, aclara “Coyo”.

Martín Pellegrinet, periodista deportivo y flamante entrenador, ex jugador de básquetbol del club, convenció a los dos con su entusiasmo y hoy es la mano derecha de ambos.

Los tres juntos forman un buen equipo y, con Narváez a la cabeza, condujeron al equipo U13 de Sporting al título en el Argentino de Clubes. Una gesta sin precedentes en la historia de un club que quiere recuperar el lugar protagónico que supo tener en el básquetbol marplatense.

Lo primero que Nárvaez hizo en la institución de Chacabuco y Jujuy fue hacerse cargo de los premini, la categoría 2004, los mismos que se consagraron hace pocos días en Viedma.

“Algunos chicos están juntos desde los cuatro o cinco años. Lucas Fresno empezó a los seis”, explicó Fanproyen. “Y con los años se sumaron otros, como el hijo de Alejandro Agliano, que jugó muy bien en el partido final. Mateo Corsaro y Joaquín Basualdo, por ejemplo, vienen del fútbol”, amplía Pellegrinet.

-¿Imaginaban algo así?
-Si me preguntás si ser campeones argentinos era un objetivo o una aspiración te respondo claramente que no. Pero nosotros siempre buscamos el límite, hasta dónde podíamos crecer. Eso nos llevó a un lugar que, aunque podía soñarse, no esperábamos. El deseo de superación es la clave de todo. (Narváez)

-¿Qué tienen estos chicos?
-No tienen como desafío superar al rival, sino superarse a sí mismos…(Narváez)

-No es común a los 13 años. Pareciera que tienen una muy buena cabeza, ¿no?
-Después de algunos años con ellos, este año pudimos profundizar más la relación con muchas charlas. Les hago muchas preguntas y varias de sus respuestas me dejan asombrado. En particular, Lucas Fresno. Hay varios líderes en el grupo desde diferentes lugares, con diferentes roles. Entre todos se empujan mutuamente. Hace poco vi una nota que le hacían a Gustavo Fernández y el confesó que jamás se propuso como objetivo ganar Roland Garros. “Tratando de superarme, rompí mi propio techo”, dijo. Me gustó la frase. Este equipo de Sporting hizo eso para llegar a campeón argentino. Pateó su propio techo. (Narváez)

-¿Fresno es tan bueno? ¿Cuál es su proyección?
-El otro día me preguntaron unos amigos quién o quiénes de este equipo podían llegar. Y les respondí que tuve dudas hasta con Luca Vildoza. Es muy difícil ser categóricos sobre chicos de 13 años. (Narváez)
-Hay algo muy importante. A Lucas Fresno se le asignan varios roles que lo ayudan a superarse día a día. Es lo mejor que le puede pasar porque tiene una cabeza hermosa. El lugar más cómodo para un entrenador es ponerlo cerca del aro para que tome un montón de rebotes y haga cuarenta puntos. Así su equipo, inexorablemente, va a ganar. Pero Fresno terminó jugando de base. (Fanproyen)
-Su fuerte es el juego a cancha abierta porque maneja los dos perfiles. Si le garantizas el uno contra uno, te va a pasar como un cono. Va arriba con las dos manos. Muchas veces abro a todos los enanos para que él juegue mano a mano. Ya mide 1,87 metros. Tiene lo básico, debe seguir mejorando. Tiene centímetros y ya tiene experiencia de perimetral. Entiende el juego, pero es un base propio de su edad. No ordena, busca penetrar y hacer puntos. (Narváez)
-En el tercer cuarto de la final del Argentino íbamos perdiendo y entendió que la mejor manera era aprovechar la ventaja de “Juani” Salinas, que mide 1,89 metros y es nuestro jugador más alto. Lucas juntó marcas, le dio cinco asistencias, le hizo hacer diez puntos y dimos vuelta el juego. (Pellegrinet)
-El sueño de cualquier entrenador es que le toque un jugador así. (Fanproyen)
-Esos chicos tienen una educación deportiva poco común. Ricky les inculcó y tienen perfectamente claro que el entrenamiento es el lugar para mejorar y para preparar lo que va a ocurrir en el partido. Como comprueban que es así, están muy atentos y le dan mucha bola. Son ultra despiertos, “esponjitas”, cuando tirás algo nuevo se enloquecen por asimilarlo rápido. Los entrenamientos tienen mucho nivel. De hecho, siete jugadores del equipo están en la selección local de la categoría. Y los que no juegan en la selección, de hecho, son quienes más lo aprovechan. (Pellegrinet)
-Juegan y entrenan con una intensidad muy alta. Se notó mucho en la semifinal. Podemos mantener una idea de juego gracias a esa intensidad. Tiene una explicación: a los 13 de años muchos de ellos no terminaron de desarrollarse y no producen ácidos lácticos. En consecuencia, pueden hacer un ida y vuelta que no puede sostener un adulto. Por ese ritmo se pierden muchos balones. Un día que Pelle estaba haciendo planilla se me acercó y me preguntó: “¿Cómo puede ser que ganemos por cuarenta puntos y hayamos perdido veinticinco pelotas?”. Es la característica de la categoría. Es la filosofía del juego a esa edad. (Narváez)

-El título del U13, quisieron ir al Provincial de primera…¿hay una revolución en Sporting?
-Me gusta la palabra. Cuando hace unos años dirigía Quilmes y nos tocaba enfrentar a Sporting era algo así cómo fecha libre, el partido en el que entraban todos nuestros jugadores. Veía, de tanto en tanto, alguna buena camada. Pero esporádica. Yo vengo de una estructura grande y mi idea fue montar algo parecido. Me encontré con un equipo de premi y otro de mini y entrenaban juntos. Entonces nos enfocamos en sumar chicos, en ampliar la base de la pirámide a partir de las formativas. La camada de la 2004 campeona es la más numerosa del club en muchos años. Así es más fácil. (Narváez)

-¿Y en las demás categorías?

-Estamos en la fase inicial de esa revolución. Hay categorías que vienen muy mal de arrastre. El problema fue que, por falta de un proyecto común a todas, cada entrenador trabajó su equipo como si fuera una quinta personal. Y no es sano. Como los resultados eran malos, sufrimos una gran sangría de chicos. (Fanproyen)
-En los U17 subcampeones nacionales de Unión, hay varios chicos de Sporting. Entre ellos, Thiago Dasso. Esa categoría en el club se desguasó por todas estas cosas. (Pellegrinet)
-Durante mucho tiempo fue como si hubieran dos clubes dentro de uno. Nosotros nos abocamos a acercar las partes y tenemos apoyo de gente que comenzó a involucrarse en la vida cotidiana del club. (Narváez)

-Tal vez la posición final no lo reflejó, pero en primera hicieron un buen campeonato…
-Fue un desafío que encaramos con Martín. Lo primero que había que hacer era presentarles a los jugadores un cambio. No bastaba decirles que teníamos muchas ganas, había que demostrarlo con hechos. Arrancamos la pretemporada el 15 de enero y empezaron a acercarse muchos. Lo que les propusimos fue entrenar bien. Muchas sesiones y de buena calidad. Intentamos hacerlo todo el año. Y pasaron cosas que superaron nuestras expectativas. Sobre todo, en lo humano. Se hacía una ‘panchada’ para el minibásquetbol y ahí estaban los chicos de primera dando una mano. Jugaban los U13 y ahí iban los jugadores de primera. En el club había unos baches, decidimos apretarlos y empezó a salir jugo por todos lados. En lo deportivo, el noveno puesto no dice mucho. Pero adentro pasó de todo. Estamos entre Fiestas y nos estamos llamando permanentemente porque nos queremos ver. Los jugadores volvieron a sentir amor por el club. Uno de los aspectos de mi proyecto era buscar sentido de pertenencia y lo conseguimos. (Fanproyen)
Parecía imposible y era lógico: ¿cómo vas a desarrollar sentido de pertenencia por un club en el que no hay un lugar para quedarse cuando terminaste de entrenar? No teníamos acceso al patio. Pero eso, de a poco, fue cambiando. (Narváez)

-Llegaron a hablar de ir al Provincial…
-Cuando vieron la seriedad con la que se trabajaba, pese a que nosotros tenemos la edad de algunos jugadores, hubo padres y dirigentes que comenzaron a entusiasmarse. Percibieron empuje y ganas: nosotros no negociamos los entrenamientos. Sporting no es un club modesto en cuanto al recurso material. Podrá estar desperdigado, pero ese recurso aparece cuando las cosas se hacen bien. La gente del club te acompaña si mostrás un proceso ordenado y un compromiso. Pero el tiempo era poco, aparecieron una serie de trabas y la intención quedó para más adelante. No habrá que esperar demasiado. (Pellegrinet)