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Interés general 16 de octubre de 2018

El desafío de conducir el equipo que asiste a las personas en situación de calle 

El número de personas en situación de calle se mantiene relativamente estable en la ciudad, señala la licenciada Leticia González. Advierte que la actual crisis pega fuerte cada vez en más personas.

por Oscar Lardizábal
@lardizbal
La licenciada en Servicio Social Leticia González, coordinadora del Programa de Atención a Personas en Situación de Calle, dialoga con LA CAPITAL.
Naturalmente, el tema es su trabajo y el del equipo que conduce para cumplir con tan delicada misión.
Asumió la responsabilidad en un momento crítico: al iniciarse 2018, luego de dos años de un saldo triste e indignante de personas sin techo muertas por el frío de los inviernos.
Pero debieron mediar ese balance luctuoso, la voz alzada de los voluntarios más cercanos al drama y, en diciembre pasado, las intervenciones directas de la gobernadora María Eugenia Vidal (con el programa Cerca de Noche en la Plaza Rocha) y de la ministra de Desarrollo Social de la Nación, Carolina Stanley, para que la Municipalidad conformara al fin un equipo profesional destinado a rescatar a los más vulnerados.
Para entonces, y de unos meses atrás, ya estaban al frente de Desarrollo Social de la Municipalidad dos funcionarios de bajo perfil pero con las mejores intenciones, Patricia Leniz y Guillermo Schutrumpf, quienes confiaron el programa de asistencia a la licenciada Leticia González.
La convocada lleva 27 años en la planta permanente de la Municipalidad, si bien, como radical y en un tiempo alineada con la Coalición Cívica de Elisa Carrió, ocupó cargos políticos tanto en el Ejecutivo como en el Deliberativo.
El programa comprende también a un subcoordinador, un equipo de 18 operadores, dos trabajadores sociales a tiempo completo y cuatro a tiempo parcial, dos paradores, uno en convenio con Posada del Inti y otro en el barrio Las Américas (ex Campito), y vínculos permanentes con los grupos solidarios históricos en la problemática, como Cáritas, el Hogar Nazareth, La Noche de la Caridad, Manos Extendidas, Assar, entre otros.
Algunas preguntas y las respuestas de la licenciada González.
Con apoyo de la Provincia
– ¿Cómo funciona el programa?
– Funciona todos los días de 7 de la mañana a la hora 1 del día siguiente. A la mañana se hace el traslado de la gente que pasó la noche en el parador, pero también se emprenden con uno o con otro gestiones de todo tipo, como trámites en el Anses, consultas médicas, presentaciones en migraciones. Los llamados de alerta por personas en la calle se reciben de 8 a 15 en el segundo piso de la sede de Bronzini 1147. Seguimos un protocolo para dar respuesta a la misma situación y al vecino que se comunicó. Al equipo propio se suma la tarea de dos psicólogos, dos administrativos y un enfermero contratados por la provincia a través de “Cerca de Noche”. También la provincia cedió un bus con el que se concretan los traslados a Posada del Inti. La recorrida y chequeos por la noche se realizan desde las 18 a la 1 de la madrugada.
– ¿Está conforme con lo actuado hasta aquí?
– ¿Qué decir? En algo tan difícil, y cuando en estos meses murió una joven. (Nota de la Redacción: el tremendo saldo de 2017 fue de 12 fallecidos en la circunstancia que nos ocupa).
– …
– Mire… trabajamos con la idea de que la situación de calle debe ser transitoria. La mayoría tiene posibilidades de salir de un estado tan extremo, lo que sucede es que faltan acompañamientos terapéuticos para salir de las adicciones, y en otros casos faltan empleos a disposición.
– ¿Cuál es el número de personas viviendo a la intemperie?
– El número fluctúa en torno a 250.
– ¿Y con todos existe la esperanza de un nuevo camino?
– Entre 40 a 50 personas en situación de calle no aceptan ningún tipo de intervención. Reciben sí la comida de La Noche de la Caridad, pero resisten dejar de vivir como lo hacen. Y hay un grupo mínimo con padecimientos psíquicos y deterioro muy acentuados que requieren tratamientos inmediatos, porque están en riesgo serio. Cierto es que hay un déficit de lugares para contenerlos. En estos casos suelen presentarse recursos en los juzgados de Familia, donde se disponen evaluaciones psicofísicas. Pasa que con la nueva Ley de Salud Mental la persona casi siempre mantiene la potestad de resolver por sí misma si se pone en tratamiento o no. Es grave, porque si no hay criterio de internación desde la Justicia y si tampoco hay voluntad de la persona a someterse a un tratamiento, esta persona vuelve a la calle una y otra vez, después de nuestra asistencia.
– Entonces, ¿no ayuda la nueva Ley de Salud Mental?
– Creo que habría que revisarla, ponerla en debate. Porque se centra en la voluntad de la persona, pero qué hacer, pregunto, cuando esa voluntad está quebrada, cuando hasta ves que ese hombre que está tan mal tiene peligro de que lo pise un auto cada vez que cruza una calle. ¿Adónde puede ir alguien con necesidad de tratamiento psiquiátrico, ya sin familia, sin una obra social, cuando los hospitales están saturados y una ley, como la actual de Salud Mental, que dice que las internaciones deben ser a término, y evaluaciones que difícilmente lleguen a acreditar una falta total de capacidad para decidir? Insisto: hay que volver a debatir la Ley de Salud Mental.
Satisfacciones
– En fin, parece un trabajo arduo que no ofrece satisfacciones.
– No es tan así. Hace muy poco empezamos con un Proyecto de Integración Social en la Casita de Luro y Funes, la que está al lado de la vía. Colabora la sociedad de fomento de Estación Norte. Se suma Cultura con sus Almacenes Culturales. Y ya hay gente que asistimos que participan de las actividades. Con esto estamos contentos.
También nos gratifica que personas que ya no está en la calle sigan pasando por nuestras oficinas a saludar, a contarnos de sus pasos hacia una total recuperación.
– Por su función, creo que usted y su equipo son testigos directos de lo que sucede allí, donde la actual crisis económica pega más fuerte.
– Ante todo, hay que ver que la situación de calle no responde linealmente a la condición económica de la persona. Generalmente se corresponde más a la ruptura de los lazos familiares, sobre todo cuando hay adicciones, sea al alcohol o a drogas.
Cómo pega la actual crisis
– Pero voluntarios o allí en “Cerca de Noche” se observa gente que busca qué comer y que no está en la calle. Sigue bajo techo pero ha caído en la miseria.
– Sí, es así. Es gente que, por caso, alquilaba una pensión y ya no la puede pagar. Gente que perdió el empleo y se quedó sin red que la contenga. Y vemos como si se anticipara esa población migrante sin recursos que llega siempre pero cerca del verano. Parte está llegando ahora. Y sorprende también la llegada en similar condición de fuerte necesidad de venezolanos y (llamativo) todavía un número aún mayor de colombianos.
– Una última pregunta: ¿Pese a todo, ve con una expectativa favorable el rumbo político y económico, de manera que tarde o temprano el contexto general alivie las carencias sobre la que estuvimos hablando?
– Le contesto sinceramente: estamos pasando en la Argentina un momento difícil, crítico, y no veo claramente las razones de este modelo de gobierno. No visualizo, francamente, un proyecto de mediano plazo. Y siento que no está bien que esta sociedad, que tanto ha sufrido, deba volver a momentos de muchísima carencia económica, de pérdida del empleo, de incertidumbre. Y me refiero no sólo a quien se quedó sin nada y subsiste por la caridad de los solidarios. Me preocupa la falta de oportunidades para los más jóvenes y para los que, con mucho sacrificio personal y de sus familias, llegaron a un título universitario y ahora sufren la desazón de no poder ejercer la profesión.


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