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Interés general 18 de mayo de 2019

El cultivo de hongos en Mar del Plata

Investigadores, productores, empresas y organismos públicos buscan generar las condiciones para el desarrollo de la producción alternativa del cultivo de hongos en Mar del Plata.

por Carolina Julieta Piscione

“Grandes volúmenes en espacios reducidos, alta demanda, procesos sin desperdicio, beneficios nutricionales y nutracéuticos: estas son algunas de las ventajas que distinguen a la producción hongos comestibles y medicinales”.

Así lo sostuvo el investigador Ramiro González Matute de Cerzos – UNS/Conicet, durante el curso que se dictó a mediados de mayo en Mar del Plata, del que participó el INTA local y que contó con la asistencia de más de 70 personas.

La principal área de aplicación del curso es la producción de tres especies de hongos comestibles/medicinales: las gírgolas (Pleurotus spp.) el shiitake (Lentinula edodes) y el reishi (Ganoderma lucidum).

Impacto y beneficios

El cultivo de hongos es una actividad agrícola intensiva que demanda mano de obra permanente, monitoreo frecuente y tecnología apropiada.

Para alcanzar los mejores resultados hay que prestar especial atención a las condiciones de humedad, temperatura y ventilación.

González Matute aseguró: “Se trata de una actividad de relativa baja inversión inicial que se recupera rápidamente debido al corto ciclo del cultivo, entonces hay un retorno rápido. Además, se aprovecha todo el cultivo, no hay desperdicio en esta producción”.

Además, apuntó algunos datos para un espacio rentable: con 2 personas experimentadas, es necesario una sala de producción de 100 o 120 mts2. Algunos precios de mercado, que suelen ser altos porque el consumidor cuenta con poder adquisitivo, sugieren 350 pesos el kilo de gírgolas frescas y 1500 pesos de gírgolas secas, según el origen y el fraccionamiento.

Transformación

La actividad no posee etapas o procesos que dañen el medio ambiente. Los materiales de origen vegetal y animal que se utilizan son de escaso valor y difícil disposición. Los hongos transforman esos materiales, y el sustrato agotado que se obtiene después del cultivo tiene múltiples destinos como abono vegetal y acondicionador de suelos, alimentos para animales, entre otros. Además, si todo el proceso se realiza con eficiencia y extrema limpieza, no emite vapores ni olores.

A estos aspectos de producción se le suma el valor nutritivo de los hongos. Desde el Laboratorio de biotecnología de hongos comestibles y medicinales (LBHCyM) de Cerzos – UNS/Conicet sostienen que este alimento es relativamente alto en proteínas de buena calidad, contiene todos los aminoácidos esenciales y es rico en lisina y leucina. Además, es bajo en grasa total y contienen un alto porcentaje de ácidos grasos poli-insaturados. Son altos en carbohidratos y la mayoría de las especies poseen cantidades de fibras nutricionalmente valiosas.

Las características mencionadas, hacen que el cultivo de hongos tenga un importante impacto social y ambiental ya que provee: alimentos, medicinas, forrajes, enmiendas orgánicas, biomateriales y químicos industriales.

Articulación necesaria

Convencidos de todos estos beneficios, anualmente, el equipo de trabajo del LBHCyM organiza cursos con la mirada puesta en promover nuevos emprendimientos. Por ello, trabajan en la formación al sector productivo, pero haciendo eje en la vinculación de actores del ámbito académico e integración de agentes institucionales de la región. Pablo Postemsky, investigador de Cerzos – UNS/Conicet, dijo que se trata de: “Capturar conocimiento y promover el intercambio y la vinculación entre los distintos actores del territorio que intervienen en la formación, producción, comercialización y consumo de hongos y en tecnologías asociadas”.

En este sentido, durante los dos días que duró el curso, participaron no solo productores interesados sino también la Escuela de Formación Municipal N5, con sede en el Colegio Don Bosco, la Cooperativa Caminantes, miembros de la ONG Amartya y de UNA Escuela Sustentable de Mar Chiquita, elaboradores de alimentos orgánicos, gourmet y macrobióticos, especialistas en construcción de estufa rocket, técnicas del Inareps, académicos de varias instituciones y el INTA Mar del Plata, como articulador local, entre otras instituciones y organizaciones.

En cuanto al sector privado, esta iniciativa articula con Clonar, una Empresa de Base Tecnológica (EBT) y con Invernaderos Nahiel una empresa dedicada a la ideación y construcción de invernaderos, ambas instaladas en Mar del Plata.

A la fecha en el sudeste bonaerense existen 6 emprendimientos activos de este tipo, que involucra aproximadamente a 30 personas. En Mar del Plata, en particular, es interesante pensar la vinculación entre los emprendimientos de cerveza artesanal y la posibilidad de aprovechar con la fungicultura el residuo de la producción de mosto, tanto para el cultivo de hongos como la de forrajes mejorados.

– Con la mirada puesta en lo local, Lorena Urroz de INTA Mar del Plata dinamizó el encuentro de actores, especialistas y decisores del territorio. Precisamente, es posible dirigirse al mail de Lorena Urroz para obtener mayor información: [email protected]

– Centro de Recursos Renovables de la Zona Semiárida -Universidad Nacional del Sur – Conicet

(*): Comunicadora INTA Mar del Plata.