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Deportes 24 de abril de 2024

El cruce ante Lanús despierta un recuerdo muy feliz para Quilmes

Ambos se enfrentaron por los octavos de final de la temporada 1998/99 del Torneo Nacional de Ascenso. El "tricolor" se adjudicó una serie electrizante, definida en cinco encuentros.

Milton Bell, Diego Cavaco, Oscar Sánchez, Danilo Delset (de espaldas) y asoma Sergio López. Quilmes ante Lanús, en el play-off de 1998/99.

Este viernes, Quilmes iniciará la serie de play-off por los cuartos de final de la Liga Argentina de Básquetbol con desventaja de cancha ante Lanús, el número uno de la fase regular de la Conferencia Sur.

El color “granate” de la camiseta del rival y el tema no menor de la ventaja de la localía activaron de inmediato un recuerdo muy sabroso para la historia quilmeña en el básquetbol profesional.

Hay que remontarse hasta la temporada 1998/99 del Torneo Nacional de Ascenso, cuando el “tricolor” inició los play-offs precisamente frente a Lanús, y aquel camino no carente de espinas en todo su recorrido, se coronó con el segundo ascenso a la Liga Nacional.

Fue aquella la temporada del retorno de Oscar Sánchez al club, tras el traumático descenso sufrido en 1997/98, con aquel equipo que supuestamente se había armado para “¡Quilmes campeón, buenos días!”, tal como atendía el teléfono de la oficina de Liga el no muy bien recordado Guillermo Edgardo Vecchio, el primer coach de aquel plantel con varios nombres rutilantes que terminó perdiendo la categoría.

Acompañaron al “Huevo” en el operativo retorno algunos nombres importantes (Sergio “Chino” López, Walter “Queca” Storani, Danilo Delset y Manuel Muguruza), varios jóvenes prometedores (Diego Cavaco, Pablo Gil, Agustín Mengoni) y quien sería el As de Espadas, el As de Bastos y los dos Sietes juntos: Milton Bell.

Milton Bell, la gran figura de aquel ascenso, frente a Andrés Rodríguez.

Milton Bell, la gran figura de aquel ascenso, frente a Andrés Rodríguez.

Mucho se ha hablado y escrito de aquel histórico ascenso con desventaja de cancha en todas las series. Y la realidad de los números marca que no fue exactamente así, aunque en la práctica, es como si lo hubiese sido.
Al cabo de un primer tramo del certamen con muchos altibajos (eran épocas de TNA-1 y TNA-2), Quilmes consiguió meterse entre los ocho de arriba pero, durante la segunda fase, sufrió siete derrotas seguidas y quedó sexto.
Tenía que medirse en la Reclasificación (octavos de final) con Lanús, tercero en el TNA-2, con ventaja de cancha para los de Luro y Guido (jugaban en Once Unidos).

Sin embargo, el “granate” dirigido por Miguel Volcan Sánchez (Pedro Casermeiro, Julián Olmedo, Matías Chahab, Pablo Barrios, Andrés Rodríguez, Gabriel Bottálico y los lesionados Javier Maretto, Federico Helale y Dennis Still) le aplicó un duro golpe en la apertura de la serie, imponiéndose 69-68 en Parque Luro. Había que remar de atrás y recuperar ese juego en la ruta. El desenlace del segundo partido no fue menos incierto y esta vez, la moneda cayó para el lado del local, con un triple in extremis de Bell (una imagen recurrente en esa postemporada) para sentenciar el 68-67.

El conjunto marplatense caminó por el borde del precipicio luego de una estruendosa derrota en el tercer juego en el “Antonio Rotili”, por 81 a 62.

Un acertado golpe de timón desde el planteo (no era nada sencillo dado el profundo conocimiento que tenían ambos entrenadores entre sí), le permitió a Quilmes recuperar la ventaja de cancha con un inapelable 92 a 78.

Fue el envión que necesitaba. En el quinto partido en Once Unidos, el “tricolor” marcó la cancha de entrada y se impuso 88 a 69 para avanzar a cuartos de final. Las dudas comenzaban a disiparse y la gente volvía a confiar en un plantel que, a partir de ese momento, superó todas las series con una personalidad admirable. Había una sola plaza de ascenso disponible. Y se la quedó Quilmes.