Hubo un momento de incertidumbre. Fueron los 15 minutos que duró el cuarto intermedio solicitado por la jefa del bloque radical, Vilma Baragiola, sin mencionar ningún motivo. Caía de maduro que el oficialismo no juntaba los votos. Pero luego la radical volvió al recinto con una mueca de satisfacción. “Listo”, dijo, y miró a la bancada del Frente de Todos para agradecerle la concesión de esos minutos en los que se reacomodó la tropa.

Al cabo de ese cuarto intermedio no hubo escollos: el oficialismo logró, incluso con algunos votos opositores (Acción Marplatense y la ex Frente Renovador Mercedes Morro), la aprobación de las ordenanzas fiscal e impositiva, que de todas formas todavía necesitan el aval de una asamblea de concejales y mayores contribuyentes para entrar en vigencia. Será convocada para el viernes de la semana próxima, según anticipó Baragiola en su discurso.

Las normas son clave para el gobierno de Guillermo Montenegro. Porque contienen los incrementos de tasas para sostener el funcionamiento del municipio. Una suba del 55% para alrededor del 90% de los contribuyentes de la Tasa de Servicios Urbanos (TSU). Si se promedian todas las cuentas, el incremento da 49,5% debido a que algo más de 34 mil pagarán menos y 10.500 “lo mismo que en 2018”. Lo marcó el presidente del bloque Vamos Juntos, Alejandro Carrancio, miembro informante del oficialismo.

El edil destacó la “elaboración concienzuda” del Ejecutivo y la discusión que tuvieron las ordenanzas y el presupuesto en la comisión de Hacienda. Mencionó que los funcionarios del gobierno expusieron “casi 40 horas” ante los concejales. También destacó que las normas tendrán “alguna modificación que enriquece” y subrayó el “espíritu de diálogo” del gobierno de Montenegro. En esa línea, dijo que de acá a la asamblea “se pueden seguir dialogando” posibles modificaciones a las ordenanzas.

Carrancio consideró “esencial” las ordenanzas para la prestación de los servicios municipales y llevar adelante el plan de obras y de acción de la administración. “Hace a la gobernabilidad”, apuntó, y señaló que son las primeras ordenanzas fiscal e impositiva del nuevo intendente.

“Esta reforma busca un equilibrio entre el sostenimiento del municipio y el esfuerzo de los contribuyentes”, agregó, y marcó que otorgan “previsibilidad”.

Carrancio ratificó la postura oficial de trabajar en un cambio en la fórmula polinómica de la TSU, un punto que cosechó el apoyo del opositor Frente de Todos, que se plantó contra el aumento.

El edil oficialista explicó además que la sobretasa de salud, que incorporará el término “educación”, se utilizará para el financiamiento del sistema educativo municipal “en su conjunto” y no solo para el pago de la bonificación docente. Ese tributo aumentará “en promedio 70 pesos”, especificó.

También destacó que la tasa de Seguridad e Higiene, que pagan comercios e industrias, contendrá un beneficio para aquellos que empleen a menores de 25 años, al tiempo que remarcó el aumento de 25% de la tasa vial, por debajo del promedio general, debido a que los productores agropecuarios habían sufrido hace dos años un incremento de 400%.

Carrancio también argumentó la necesidad de que los usuarios de los polideportivos barriales puedan pagar un bono en forma voluntaria para ayudar a su mantenimiento, otro de los puntos conflictivos que contienen las normas.

La presidenta de la comisión de Hacienda, Virginia Sívori, encabezó la postura en contra del Frente de Todos. “El 91% de los contribuyentes de la TSU pagará un 55% más. Estamos defendiendo a las mayorías que se perjudicaron durante los últimos gobiernos nacional, provincial y municipal”, disparó.

Sívori solicitó que el aumento “sea progresivo”, es decir que paguen más quienes tienen mayor capacidad contributiva tengan. Cuestionó además el aumento de la sobretasa de salud y educación, “que es de 140%”. Y lamentó que las medidas de Montenegro “no contengan” incentivos para los sectores que generan empleo. “Eso no se refleja”, fustigó. “Tampoco contemplaron nuevas modalidades de pago para aquellos contribuyentes que quieren ponerse al día”, agregó.

Sin que nadie lo mencionara en la sesión, la concejal del Frente de Todos recogió el guante de la crítica por “falta de coherencia” que recibió el bloque por mostrarse de acuerdo con los aumentos en la provincia pero no con los del municipio.

“Somos coherentes”, contrapuso. Y recordó que tanto en 2018 como en 2019 su bloque anticipó que en el municipio iba a haber aumentos de tasas por encima a los anunciados por el oficialismo. En ese punto, consideró que “Montenegro propone los mismo que Arroyo”.

Ariel Ciano (Frente Renovador), que también votó en contra, lamentó que “no se tomó en cuenta ninguna modificación” propuesta por los bloques opositores. “No se hace lo que se pregona”, dijo en alusión al aliento del diálogo del gobierno.

El edil aseguró que el aumento del 55% en la TSU se sumará al “incremento promedio de 380% durante los cuatro años anteriores”.

También en línea con el Frente de Todos, añadió: “No vemos cómo se va a incentivar a pequeñas y medianas empresas”. Y enseguida agregó: “La presión tributaria no da para más”.

Las bancadas del interbloque oficialista se alinearon. Angélica González argumentó el voto favorable de la Coalición Cívica. Aunque reconoció que “el ciudadano no está en una situación cómoda” y admitió que “no es fácil ni agradable subir tasas”, aclaró que las ordenanzas fiscal e impositiva implican “una herramienta fundamental para mejorar los servicios”.

Baragiola evitó entrar en el debate de si las tasas suben 55% o 49,5%. “El vecino lo tiene que afrontar igual para que el municipio pueda cumplir con sus obligaciones”, sostuvo. Y se manifestó “preocupada por la cuestión productiva”. De hecho, adelantó que hará un planteo para incentivar la producción y la creación de fuentes de empleo.

A la hora de la votación, el arroyista Mauricio Loria también votó con el oficialismo. Y el presidente del Concejo, Ariel Martínez Bordaisco, destacó el debate “claro y sincero” que tuvo el cuerpo, al que felicitó “por la seriedad en el tratamiento”.