El caso del hombre que mató a martillazos a su padre y se suicidó
Juan Ignacio Schuttenberg, de 37 años, atacó a martillazos a su padre Juan Mauricio, de 71, y provocó un choque contra una camioneta estacionada en la huida con la clara intención de suicidarse. Ambos murieron poco después en el HIGA.
Vivienda de la calle Andrade donde el jubilado fue atado por su hijo.
Juan Ignacio Schuttenberg(37) vivía solo con su padre Juan Mauricio(71) en una casa del barrio Caisamar y tenía problemas de adicciones de drogas. Pasado el mediodía, su desequilibrio e inestabilidad mental, hizo que una discusión familiar llegara hasta el peor de los extremos.
Juan Ignacio Schuttenberg se dirigió a uno de los cuartos de la vivienda y tomó un martillo de medianas dimensiones. Entonces, en medio de un rapto de violencia que no supo de frenos, comenzó a golpearlo en la cabeza hasta dejarlo inconsciente.
Schuttenberg hijo, con su ropa ensangrentada, se subió al automóvil Volkswagen Gol de color gris y escapó. No se sabe si con un rumbo determinado aunque sí con una idea fija: la de quitarse la vida. Llegó a la costa y tomó por el Acceso Norte en dirección al Parque Camet. La velocidad que alcanzó con su automóvil fue tal que debe haber visto en esa camioneta Ford Ranger estacionada junto al cordón de la vereda la oportunidad para materializar su suicidio.
El impacto fue tal que la camioneta de gran porte, cuyo propietario había bajado a comprar carnada para luego ir a pescar, quedó sobre el medio de la calzada.
Los primeros en llegar desconocían el trasfondo de aquel accidente y se dedicaron a socorrer a Schuttenberg. Los hierros retorcidos del Gol impedían su extracción por eso cuando personal policial de la comisaría Séptima llegó para hacerse cargo de la situación y a la espera de Bomberos surgió lo inesperado.
“Mate a mi viejo, me quise suicidar”, fue lo que dijo, palabras más palabras menos.
Los policías le pidieron la dirección de la casa en donde estaba su padre muerto y enviaron a una comisión hasta la casa americana de Andrade al 1900. Una vez en el interior constataron el cuadro aunque con una diferencia respecto al relato del conductor del Gol: su padre no estaba muerto.
En un operativo de emergencia se realizó el traslado de ambos hasta el Hospital Interzonal y los médicos de guardia que los atendieron los derivaron de inmediato al shock room. Allí se estableció que las probabilidades de sobrevida de ambos eran mínimas a raíz de las graves lesiones, el hombre mayor en su cráneo y el menor en el tórax y otras partes del cuerpo.
Cerca de las 18, a pesar de los esfuerzos médicos, las autoridades del nosocomio comunicaron a la policía el fallecimiento de Juan Ignacio y Juan Mauricio Schuttenberg.
La fiscal Andrea Gómez había ordenado distintas medidas investigativas para conocer al detalle la secuencia de los hechos. Sin embargo con la confirmación de las dos muertes, la causa quedará sin acción penal, ya que, aunque restan algunas diligencias, se cree que trató de un caso de homicidio y suicidio.