Cultura

El cambio

Pinceladas de la ciudad (Mar del Plata desde adentro)

Por Alejandra Lagraña Varela

pinceladasmdq@gmail.com

Cuando llegaste parecías una cavernícola con los cabellos enrulados al estilo “grelos”, muy duros, tus ropas en un mismo tono y parejo, no se distinguía el color por la tierra que tenían. Asustada y temblorosa te sentaste en la silla del office, observando los movimientos que hacíamos.

Recuerdo cuando pasaste al lado del alimento de nuestra mascota Juanita, la gata, le sacaste unos cuantos y te los comiste, sorprendida con esa escena me dije para mis adentros “pobre mujer cómo estaría viviendo”. Tu piel curtida por el aire y el calor, tu vestimenta, el cabello daban la impresión que fueras un personaje de una película de Tarzán, no esperaba ver algo así en los tiempos que vivimos pero la realidad es inimaginable y las cosas que no me entero ni las sabré nunca.

Estabas aquí con nosotros y había que contenerte, lo primero fue una buena ducha. Después de estar unos días internada ya había más confianza, fue cuando te pregunté si querías que te cortara el cabello. Accediste, el cambio era notorio. Me contaste que eras de Buenos Aires e hija de desaparecidos. De repente apareció un bonito rostro de piel lozana y fresca. Había quedado atrás la imagen del personaje, no eras la misma. Tampoco tenías documento, gracias a la asistente social del hospital que realizó los trámites en el Registro Nacional de las Personas pudiste tener tu DNI nuevo.

Un día festejaron los cumpleaños, juntaron los varones y las mujeres, ella empezó a hablar con un chico también internado y se gustaron. El, tenía cabello largo y una frondosa barba, era portador de HIV, muy tranquilo y colaborador, sobretodo para hacer tortas fritas en el servicio. Fue amor a primera vista. La madre que visitaba a su hijo, después de unos días, también la visitaba a ella, se sentía feliz, proyectaba convivir con él y tener un trabajo independiente, elaborar comida para vender, estaba enamorada, había renacido.

Pronto se iría de alta y tendría una nueva familia: la había aceptado la madre del novio y su hermana.

Siempre hay una luz que nos cuida y guía para un cambio positivo, que la luz nunca se apague, adiós mujer ¡mucha suerte!

***

Mirar como si fuera la primera vez lo cotidiano de nuestra ciudad y su gente. Con ese fin nacieron estos escritos, que se desprenden de los micros radiales “Acercando a Mar del Plata”. Son voces barriales desde la salud, la comunicación y la integración comunitaria.

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