El cambio de una letra en el DNU que haría más largo el cierre, con la campaña irrumpiendo en escena
Todos los entretelones de lo que es noticia en Mar del Plata.
Una letra. El cambio de una sola letra, una “o” en lugar de una “y” en el último DNU presidencial que estableció el marco de las nuevas restricciones, provocó un verdadero “tsunami” político en Mar del Plata, a partir de las consecuencias que generaría un cierre más estricto de actividades y de la prolongación de la suspensión de las clases presenciales más allá del próximo domingo, cuando en teoría finalizarían los alcances de las medidas adoptadas por el gobierno nacional para intentar frenar el crecimiento de los contagios de coronavirus en el país. “Nos mintieron y esto genera un daño enorme para los sectores productivos de nuestra ciudad”, disparó el secretario de Producción, Fernando Muro -uno de los funcionarios más estrechos del intendente- tras leer detenidamente las 15 páginas del decreto presidencial donde aparecía la controvertida modificación del inciso 4 del artículo 3° del decreto anterior (el 287/21).
El sábado a la noche, en tanto, a pocas horas del tuit de Muro -en realidad no fue una respuesta a las quejas surgidas ese día desde la comuna ya que el programas se grabó al mediodía- el presidente de la Nación, Alberto Fernández, también se refería a Mar del Plata. El Jefe de Estado dijo en una entrevista concedida a María O’Donnell y Ernesto Tenembaum en CNN que Montenegro, “no quiso escuchar” cuando le pidió “por favor”. semanas atrás, que el municipio acatara las medidas dispuestas por el Gobierno nacional. “Yo me acuerdo de haber hablado por ejemplo con alguien a quien le tengo afecto y que fue alumno mío, que es el intendente de Mar del Plata (Guillermo Montenegro) y decirle ‘por favor, aunque sea pará esos tres días la administración pública, vas a tener un problema’ y no me quisieron escuchar”. resaltó.
Al margen de las tuits cruzados entre concejales de las distintas fuerzas –de interés solo para un reducido grupo de ciudadanos, claro está- en Mar del Plata el acatamiento a las restricciones, al menos en el arranque de las mismas, fue alto, observándose una menor circulación. Sin embargo, tanto en el ámbito comercial como productivo, se tomó como fin de las medidas el domingo próximo. No obstante, todo parece marcar que el cierre será más extenso. “Si es por el decreto seguimos como hoy hasta el 11 de junio”, sostienen desde la municipalidad. De hecho, si el próximo martes la provincia readecuará las fases, General Pueyrredon, de acuerdo a los indicadores de la Nación, estaría en fase 2, con muchas más restricciones que las existentes en la 3, que hoy ocupa.
Para las autoridades municipales será difícil olvidar el “viernes negro” del 22 de mayo. Además del nuevo DNU, el arranque de las restricciones y el “pase” de hecho a fase 2, Mar del Plata registraba el récord de casos de coronavirus desde el inicio de la pandemia, en marzo del año pasado, con 491 nuevos contagios. La semana cerró con 3.016 casos, 1.038 más que la anterior. Un marcado crecimiento de contagios que recién en la próxima semana se sabrá cómo repercutirá en la ocupación de camas. Paradójicamente, cuando General Pueyrredon ingresaba el viernes a la categoría de distritos en alarma epidemiológica, la ocupación de camas en terapia intensiva -según el Centro de Monitoreo de la provincia- entre el sistema público y el privado- ascendía al 59,50% y en la Región Sanitaria VIII llegaba al 62,45%. El lunes a la noche, efectores de salud de la ciudad indicaban que la ocupación de camas en el sector privado era del 76% y del público 79%. Sin embargo, este martes a la mañana, las pantallas del Centro de Gestión de Camas del gobierno de la provincia de Buenos Aires informaba que en Mar del Plata la ocupación de camas era del 56,12% (60% el público y 53,97% el privado) mientras que en la Zona Sanitaria VIII era de un 60,65% (64,53 en el público y 56,63% en el privado).
Lo cierto es que a partir del nuevo DNU presidencial, para estar en la categoría de alarma epidemiológica -lo que equivale a la fase 2 de la Provincia- los conglomerados urbanos de más de 300 mil habitantes deben cumplir uno de dos requisitos: que la incidencia definida como el número de casos confirmados acumulados en los últimos 14 días por cada 100 mil habitantes sea igual o superior a 500 ( el viernes era de 538 si se tomaba una población de 850 mil habitantes, de 694 si el cálculo se tomaba por 659 mil según el último censo, o de 458 si se proyectaba a una población de un millón de habitantes) o que el porcentaje de ocupación de camas de terapia intensiva sea igual o mayor a 80%..
La ciudad ya se había encontrado en zona de alarma el agitado fin de semana del 1° de mayo, pero después del reclamo del intendente Guillermo Montenegro -ante la ocupación de camas que era del 65%- se la recatalogó como de “alto riesgo epidemiológico”, lo que en su momento le evitó caer en la fase 2 y mantener clases presenciales y horarios de restricción menos severos. En ese entonces, había que cumplir uno de los dos parámetros para “zafar”. Y Mar del Plata lo hizo por las camas. “No había otra ciudad en todo el país, de más de 300 mil habitantes, con menos de 80 por ciento de ocupación de camas de terapia”, recuerdan desde la secretaría de Salud. Ahora, con un sólo parámetro alcanza para llegar a la alarma.
El artículo 2° del decreto presidencial (334/21) sustituye el inciso 4 del artículo 3 del anterior, y con vigencia hasta el 11 de junio, con una sola letra de diferencia deja a Mar del Plata en una situación delicada. “En los 14 días que fueron del 28 de diciembre al 10 de enero tuvimos 3.875 casos lo que arroja una incidencia de 588 casos cada 100 mil habitantes. Según este criterio deberíamos haber estado en fase 2. Todo enero dio arriba de los 3.295 casos tomando en cuenta períodos de 14 días y todo abril también. Si tuviésemos 2.000 camas de terapia no representaría nada. No se entiende realmente”, expresaban el fin de semana, cuando el malestar era creciente, en cercanías del intendente Montenegro. “Están en juego más de 20 mil fuentes de laburo en la ciudad que siempre está al tope de la desocupación con una pobreza de más del 41%. Salvo que se cambien los parámetros, estas restricciones las tendremos como mínimo hasta el 11 de junio. Y además, sin clases presenciales”, se indicó.
En la comuna se aferran con uñas y dientes al número de camas ocupadas. “Si se llega al 80 por ciento seremos los primeros en señalarlo”, prometen. “Nosotros decíamos que era importante bajar la circulación y nos pusimos a disposición, porque sino acá pareciera que somos unos locos que nos ponemos en contra del gobernador y el presidente y no es así”, señalaba el Jefe de Gabinete, Alejandro Rabinovich, quien resaltó que “vamos a pedir que se modifique el decreto que se establezcan las condiciones objetivas. La única forma de solucionar esto es conversando”, sentenció. Desde la oposición no coinciden con Rabinovich. “Mientras estuvimos en fase 3, casi todo el mes de mayo, no estaba permitido, por ejemplo, que abrieran los gimnasios. Abrieron todos. ¿A cuantos multó la comuna? A ninguno”, se quejó un edil opositor. “El gobierno de Montenegro no nos cuida. No tiene voluntad política para hacerlo. Fernando Muro y Montenegro creen que tiene que estar todo abierto y siempre fue así, incluso hoy en el peor momento de la pandemia buscan excusas para no cuidarnos”, sostuvo el presidente del bloque de concejales del Frente de Todos, Marcos Gutiérrez.
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Mientras tanto, políticamente no puede leerse como un dato menor que el gobierno haya elegido al actual director del Correo Argentino y ex diputado provincial Rodolfo “Manino” Iriart –la semana pasado se lo vio en la Casa de Gobierno- para que saliera a defender el DNU presidencial a partir de las criticas surgidas desde el oficialismo local. Iriart dijo que “es necesario que las medidas se cumplan. Para eso apelamos a la responsabilidad social, pero también tiene que haber controles”. Y agregó: “En lugar de salir con críticas por redes sociales, les pido a los funcionarios de la Municipalidad de General Pueyrredon que hagan lo que tienen que hacer. El presidente Alberto Fernández toma las medidas según recomendaciones de los expertos y los epidemiólogos, y necesitamos que se cumplan”, señaló quien tuvo que salir a “defender los trapos” representando al gobierno nacional en este distrito.
Respecto a la responsabilidad colectiva, Iriart dijo no poder entender “que haya fiestas clandestinas” y consideró que “ni bien baje la circulación, hay que adoptar medidas para que se pueda abrir, que es como funciona en el mundo”. “Entiendo el compromiso político de quedar bien con algunos sectores que tienen necesidades pero también hay que decir la verdad de lo que puede suceder. Triste seria que lamentemos más muertes por no haber hecho esto”, concluyó.
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A todo esto, el Comité Operativo de Emergencias, integrado por las autoridades sanitarias, advirtió que la cantidad de pacientes supera a la de la primera ola y consideró que el sistema de salud de Mar del Plata está “en un punto casi insostenible”. Desde Fecliba, que nuclea las principales clínicas privadas de la ciudad señalaron que la situación es muy compleja y difícil, al tiempo que el director del Hospital Houssay habló de la dificultad que presenta enfrentar una pandemia tan extensa con un equipo profesional al límite de sus posibilidades y con significativo aumento de las consultas. La doctora Verónica Martin, directora ejecutiva del Higa Alende brindó números “muy preocupantes ya que al día de hoy se encuentran 75 personas internadas en el predio del Higa, con una Unidad de Terapia Intensiva colmada que obligó a abrir un refuerzo”, señalando que tanto el recurso humano como físico son finitos y que muchos pacientes ingresan al hospital público “teniendo obra social ya que no encuentran solución en el ámbito privado”.
A la vez, el jefe del bloque de diputados de Juntos por el Cambio en la Provincia, el marplatense Maxi Abad, cruzaba con dureza al jefe de gabinete Carlos Bianco, quien responsabilizó a la oposición y a los medios de comunicación de “haber influido en la cantidad de muertos” durante la pandemia. “¿Hasta dónde el Gobernador y el Jefe de Gabinete van a llevar la mirada ideológica en un tema que no admite ninguna ideología? El viernes Kicillof en la conferencia dijo que no había que enloquecer a la gente con discusiones que distraen del problema central, y que no hay que politizar la pandemia, pero dos días después su jefe de gabinete lo contradice con esta declaración irresponsable”, afirmó Abad. El jefe de la bancada volvió a insistir en el pedido de que “el gobierno tiene que empezar a gobernar, y dejar de buscar culpables afuera. Tienen que mirar hacia adentro para explicar por qué hoy estamos como estamos”, aseveró.
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Finalmente, Abad sostuvo que “culpar a los medios de comunicación y a la oposición por el fracaso estrepitoso que los gobiernos nacional y provincial han tenido en relación a la pandemia es poco menos que ridículo y no resiste el menor análisis. Esa visión suena a excusa, o a fomentar un clima de confrontación que disimule la falta de gestión” consideró. A propósito de Abad, el radicalismo bonaerense ultima detalles del acto de asunción de las nuevas autoridades del Comité Provincia de Buenos Aires que pondrá punto final al proceso electoral que atravesó el partido centenario y que tendrá lugar el jueves a la tarde bajo la modalidad de virtualidad. El acto central será en Mar del Plata hasta donde llegará los dos nuevos jefes del la Unión Cívica Radical (UCR) bonaerense, el titular del bloque de los diputados provinciales de Juntos por el Cambio, Maximiliano Abad, y la intendenta de General Arenales, Erica Revilla, y el presidente saliente y ex vicegobernador, Daniel Salvador. El resto del auditorio compuesto por la primera plana del radicalismo nacional, bonaerense, los plenaristas, legisladores, intendentes, la juventud radical, y la militancia en general, entre otros, darán el presente de manera virtual y mediante mensajes audiovisuales grabados que se emitirán durante el transcurso de la asunción de Abad y Revilla.
Lo cierto es que todo se tiñe de política en un año electoral. El combo “peor momento de la pandemia” y la necesidad de “captar votos” no es el ideal para tiempos como los que vivimos. De un lado y del otro salen disparados mensajes hoy por hoy destinados, casi en forma excluyente hacia la tropa propia. Una situación que se vive en Mar del Plata y se replica en la provincia y a nivel nacional. La campaña electoral –hoy alejadísima de los objetivos y preocupaciones del ciudadano común- tendrá al coronavirus como tema excluyente coinciden en señalar los analistas, quienes también son unánimes al referirse al hartazgo y cansancio de la ciudadanía.
Mientras tanto, nada parece importarles a quienes ignoran todo lo que está sucediendo en torno a la pandemia, poniendo en peligro la salud propia y la de quienes los rodean. Inexplicable fue lo vivido este fin de semana en la ciudad, cuando en el marco de las restricciones fueron desactivadas 16 fiestas clandestinas en distintos puntos de Mar del Plata. ¿Cuántas más se hicieron que no fueron detectadas por los inspectores municipales?. Mientras crece la mortalidad y hay más de 400 casos positivos diarios de coronavirus, muchos siguen organizando fiestas que son el principal foco de contagio. Cada vez crece más el número de jóvenes contagiados e internados. ¿Cuál es el limite?. Apelar a la responsabilidad social evidentemente no alcanza. Decenas de fiestas en la peor semana desde que se inició la pandemia. Los casos en el interior de la provincia se incrementaron un 51,8%, reveló el Jefe de Gabinete de la provincia, Carlos Bianco.
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“El DNU esconde la intención de fundir a Mar del Plata”, dijo la diputada provincial de Juntos por el Cambio, Johanna Panebianco, haciéndose eco de lo que muchos señalaban en voz baja en el Ejecutivo local. “No es así. Si se quiere, Mar del Plata la liga de rebote. La bronca del presidente es con varios gobernadores que retaceaban la información de contagios y muertes, privilegiando las encuestas de opinión pública en lugar de limitar la circulación. Por eso se cambiaron los parámetros”, refirió un funcionario cercano al presidente en informal diálogo con este medio.
De hecho, antes de conocerse las medidas, el periodista Román Lejtman resaltaba en un artículo de Infobae que las encuestas que reflejan el humor social más que la crisis sanitaria, condicionan la toma de decisiones de ciertos mandatarios provinciales y facilitan la progresión de casos. Y así en lugar de aparecer en los registros oficiales, se cargan con retraso para evitar la declaración de que el riesgo epidemiológico es alto”, argumentó el presidente. “Los gobernadores son increíbles, todos. Les preocupa su imagen política en lugar de prevenir los contagios y los muertos. Ponen cualquier cosa en los sitios oficiales para quedar fuera de la emergencia sanitaria y epidemiológica. Me tienen harto”, comentó el presidente de acuerdo al citado artículo periodístico.
Agobia, cansa, destruye…La grieta aun en plena pandemia divide cada vez más a los argentinos. Cada decisión que se toma, cada palabra que se dice, una simple reflexión de un político, un gobernante, un comunicador o un actor, desata al instante una catarata de voces a favor y en contra, apoyos y críticas, aplausos o insultos. Se elimina el argumento y se recurre a la descalificación. De uno y de otro lado. Sin distinciones. Psicológicamente, también la pandemia está haciendo estragos. Si a ello se le suman las redes sociales y sus logaritmos que también están fomentando esta grieta haciendo que se lea solo aquello con lo que uno coincide ideológicamente, el ecosistema propio –“en las redes ya no nos permitimos visitar al vecino, salvo que piense como nosotros”, reflexionaba un destacado pensador francés- se visualiza un panorama más que complicado. Un callejón sin salidas visibles, al menos en el corto tiempo.
“Con la culpa cruzada no se frenan los contagios ni se sostienen las pymes. El mecanismo de la rivalidad extrema les fue útil para ganar elecciones. Pero no sirve para hacer menos dolorosa la crisis”, apuntaba el ex intendente Gustavo Pulti a propósito del enfrentamiento entre el gobierno municipal y el nacional en torno a la pandemia. “Contra uno –sostuvo en sus redes sociales- se sostiene el otro. Esa es la doctrina, Pero afuera de ese mecanismo, cientos de miles la pasan mal. El único enemigo justificado es el atraso. Las peleas de diseño son parte del problema”, comentó.
¿Medio millón de marplatenses no tiene intención de vacunarse?. No dejan de sorprender los datos que se manejan en la Región Sanitaria VIII. General Pueyrredon, coincide en señalarse, cuenta hoy con una población que supera los 800 mil habitantes. Para muchos está cerca del millón. Sin embargo, en momentos de redactarse estas líneas se encontraban inscriptos para recibir la vacuna contra el coronavirus, 305.302 personas. “Como mínimo debería haber 150 mil inscriptos mas”, razonaba un funcionario bonaerense. De los 305 mil inscriptos, 158 mil ya habían recibido la primera dosis y 33.500 la segunda. “Hay que seguir insistiendo con la necesidad de vacunarse. La mortalidad en personas mayores se redujo notablemente y más aun después de que se vacunara en todas las residencias geriátricas. Hoy la vacuna es fundamental”, se señalaba desde la Región Sanitaria VIII. Su titular, Gastón Vargas, comentaba el lunes que por primera vez se registraron mas de 10 mil casos activos de coronavirus en la región.
En Mar del Plata las expectativas se centran en lo que sucederá a partir del lunes próximo. El sector gastronómico, el comercio y la construcción esperan poder reanudar sus tareas como antes de la vigencia del DNU. Precisamente la Asociación Hotelera y Gastronómica de Mar del Plata ya anunció que pase lo que pase “abrimos el 31 de mayo sosteniendo empleo, protocolos y aforos, medidas que nos han permitido demostrar que no hubo registros de contagios”. Y proponen control y severa sanción a quienes no cumplan con los protocolos aprobados. “No nos conforma este nuevo cese. Creemos que el énfasis debió haber estado antes en las reuniones sociales y en las aglomeraciones de gente, por ejemplo en las movilizaciones que se ven diariamente. No obstante, siempre y cuando sea por nueve días como dijo el Presidente, lo acompañamos. En Mar del Plata veníamos trabajando bien, sin contagios dentro de las obras en curso”, manifestó Florencia Miconi, CEO de Imasa, una de las constructoras más importantes de la ciudad. “Un año de pandemia –insistió – nos dejo enseñanzas y una es que las obras y las industrias no contagian. Es crucial que luego de este parate no se castigue a las actividades. Prueba de que las obras no contagian es que la obra pública no se cerró y está permitida en estos nueve días”, sentenció Miconi.
La segunda ola de coronavirus, en tanto, desmorona también las proyecciones económicas. El Presidente anunció que se destinarán 480.000 millones extras para gastos Covid este año, fondos con los que se pagaran los gastos sanitarios adicionales por la pandemia y se ampliará el Repro II dirigido a auxiliar a trabajadores gastronómicos, hoteles y comerciantes no esenciales como así también para ampliar la tarjeta Alimentar. En este contexto, la inflación también juega un rol preponderante. Proyecciones privadas estiman que el costo de vida se ubicará en el 22% cuando termine mayo, y si esa tendencia se mantiene, en apenas siete meses se habrá superado el 29% estimado para todo el año por el ministro de Economía, Martín Guzmán, observaba el periodista José Calero. En ese marco, se esperan señales del Club de Paris y del Fondo Monetario Internacional para determinar si aceptan la posibilidad de postergar un acuerdo para después de las elecciones legislativas de noviembre.
Por donde se lo mire, otro año difícil a transitar. Sin embargo, filósofos y pensadores coinciden en remarcar que, cuando todo esto finalice, será el tiempo de disfrutar en un contexto totalmente diferente. El escritor italiano Alessandro Baricco, autor del best seller Seda, publica en estas horas un libro autofinanciado de reflexiones sobre la pandemia. Está ideado para leer en el celular. Valen como cierre de esta columna algunas de sus reflexiones. Baricco señala que “cuando todo esto se difumine en una cotidianeidad normal, la gente querrá ser recompensada como después de la guerra: he combatido, lo he superado, ahora quiero un premio. Esto pasaba entonces y pasará ahora. Cuando sales de una guerra y vas a comprar la leche y es la misma que antes de muy decepcionante. Has atravesado toda esta tragedia y esperas que la leche tenga algo nuevo. Esta irracional ansia de vida tendrá un impacto sobre todas las cosas”.
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