Como única alternativa para controlar la propagación del coronavirus en el país, el Gobierno nacional decretó desde el viernes el aislamiento social obligatorio. La medida, que habilita únicamente a salir a comercios esenciales de cercanía (supermercados, farmacias, ferreterías) y solo a algunas personas que trabajan en actividades específicas, confinó al interior de sus hogares a millones de argentinos hasta el 31 de marzo.

Si bien esta drástica decisión fue tomada para evitar múltiples contagios y el colapso del sistema de salud nacional, su aplicación comienza a reflejar otras consecuencias que no solo son económicas, sino también anímicas y propias de la salud mental.

Para responder a la pregunta de cuál es el impacto psicológico que la “cuarentena” puede generar y qué se recomienda tener en cuenta para mitigarlo, LA CAPITAL habló con Ana Hermosilla, la decana de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Mar del Plata, institución que en las últimas horas lanzó un programa virtual de contención gratuito para la población.

Según sostiene Hermosilla, los impactos son reales, pero hay maneras de intentar disiminuirlos. “No es lo mismo estar enfrentando el aislamiento en soledad o en familia, ni todas las familias son iguales, pero cada persona, con su singularidad, procesa este momento como puede”, indicó.

“Es así como se presentan diferentes conductas, producidas por los recursos psicológicos que cada quien posee. De todas maneras, y ante un escenario global incierto, los estados de ánimo fluctúan de un extremo a otro y es así como se van apelando a distintas estrategias de afrontamiento”, agregó.

¿Qué se recomienda? Hermosilla señala, en primer lugar, la importancia de “dofisicar la información, que puede ser agobiante en sí misma”. “Es importante elegir aquella que provenga de canales oficiales. Hay mucho circulando en las redes , pero no toda la información es válida”, señaló.

Por otra parte, la profesional destaca la importancia de “organizarse en el aislamiento” (“mantener rutinas, puede ser una buena estrategia”, indicó) y el intentar no perder el contacto con el exterior.

“Estar con otros a la distancia, por los soportes virtuales que se pueda, hacer y compartir lo que nos gusta, hacer aquello para lo que carecíamos de tiempo. Siempre teniendo en cuenta que esta es una situación provisoria, que pasara”, indicó.

Programa de acompañamiento

Sobre el programa de contención y acompañamiento que la Facultad de Psicología de la UNMdP lanzó en el marco del aislamiento preventivo obligatorio, la decana brindó detalles de una iniciativa que abordará a los más desfavorecidos pero, también, a los profesionales de la salud mental.

“El Programa Integral de Orientación y Acompañamiento en el Cuidado Colectivo frente al Covid-19 pondrá en marcha diferentes dispositivos virtuales gratuitos, destinados a diferentes sectores de nuestra población, que permitan atravesar esta etapa de conmoción sosteniendo el lazo social y fomentando la construcción de redes de contención”, señaló Hermosilla.

Según indicó, habrá dispositivos para adultos mayores, para embarazadas y puerperas, para quienes están abocadas a las practicas de cuidado con sus hijos en casa y para los trabajadores esenciales, que deben sostener su tarea en medio de estas medidas. También habrá un dispositivo para personas que hayan adquirido COVID 19 y sus familiares.

“Los espacios de acompañamiento que estamos proponiendo buscan apuntalar todos esos grupos, cada uno en su especificidad. El objetivo principal es favorecer la interacción, disminuir el distanciamiento social, superar la incertidumbre y generar acompañamiento colectivo, y también claro transversalizando la perspectiva de género en todos estos dispositivos”, indicó.

Es que para Hermosilla, la situación del aislamiento manifiesta un diferencial de género que “no podemos eludir”. “¿Qué pasa con las mujeres mayores que cuidan a sus nietos y nietas y que deben aislarse? ¿Con las mujeres que sufren violencia domestica?, ¿ Cómo podemos contener a las puerpereas o mujeres embarazadas? Es decir, ¿cómo se reorganiza toda esa economía de cuidados en los hogares?”, pregunta.

Y las preguntas, ante lo desconocido, continúan y abarcan, también, el ejercicio profesional. “En el programa incluimos un foro para el dialogo entre estudiantes, docentes, no docentes, porque todos los espacios que veníamos construyendo para encontrarnos están pausados, y la idea es que esas reflexiones y acciones no se detengan, sino que se rediseñen y se profundicen para que pensemos cómo queremos que sea esa nueva comunidad hacia la que nos dirigimos”, señaló.

Y agregó: “Empezamos a comprender, con todas estas muertes, que el avance civilizatorio es protegiendo a las personas desfavorecidas. Hacemos un trabajo de apuntalamiento colectivo a la política de cuidados, somos profesionales del cuidado de la Salud Mental y como comunidad académica, queremos reflexionar sobre esto, no simplemente intervenir, sino generar conocimientos porque estamos ante una situación nueva, entonces también nuestra intervención es investigativa, por eso hay foros de debate también, porque pensar es seguir sosteniendo la vida“.