Hace más de un mes varios funcionarios municipales ya sabían que la camioneta destrozada por el presidente del Emvial, Miguel Guzmán, no había sufrido una simple rotura en su motor sino que en realidad había protagonizado un accidente de tránsito que la había dejado inutilizada.
Prueba de ello es que el 20 de enero el Concejo Deliberante recibió un extenso informe acerca de cuáles son los bienes que forman parte del patrimonio del organismo. Dentro de ese listado aparecía mencionada la camioneta en cuestión, junto a una reveladora aclaración que decía: “reparación choque”.
Un dato llamativo es que el mensaje de elevación del expediente está acompañado por dos firmas. Una es la de Guzmán y la otra la del intendente Carlos Arroyo.
La aparición de este documento al que tuvo acceso LA CAPITAL despierta nuevas dudas acerca de cuáles fueron las decisiones administrativas adoptadas tras el accidente ocurrido el 9 de enero y sobre de qué manera actuaron otros funcionarios para avalar o no la versión de que el vehículo sólo había sufrido una avería durante un viaje “oficial” a la provincia de Córdoba.
En el caso del jefe comunal, hasta ayer prevalecía la creencia de que recién se enteró del caso este miércoles, cuando LA CAPITAL reveló que Guzmán había utilizado el rodado para realizar un viaje particular junto a su hija y que en esas circunstancias había volcado en San Luis.
Por esa razón las especulaciones más indulgentes sostienen que al firmar el informe que elevó al Concejo, el intendente Arroyo no se tomó la molestia de leerlo.
El documento que ayer circulaba entre los concejales forma parte de una respuesta a un pedido de informes, por el cual se solicitó la elaboración de un listado de los bienes existentes en el Emvial, junto a una descripción de su estado.
En la hoja dedicada a los vehículos utilitarios aparece mencionada una Ford Ranger 4×4 DC fácilmente identificable, por tratarse del único vehículo de estas características que pertenece al ente. En la columna siguiente se indica: “reparación choque”.
El hecho de que este documento haya llegado al Concejo el pasado 20 de enero, muestra que ya en ese momento varios funcionarios sabían que la versión de Guzmán sobre lo que había sucedido no era cierta.
Por lo menos quienes ya sabían que el vehículo no sólo tenía un desperfecto mecánico eran los dos funcionarios de carrera que aparentemente elaboraron el informe tratando de no faltar a la verdad.
Las firmas de ambos aparecen en los papeles.
Se trata del jefe de Departamento Taller del Emvial, Jorge Mesas y del jefe de Departamento de Patrimonio, Jorge Franco.
A pesar de que la situación en la que se encontraba el vehículo ya estaba documentada en este informe, Guzmán insistió durante esta semana en negar el vuelco. A pesar de esa evidencia y de otras tales como el informe de la Policía puntana sobre el accidente y la aparición del hecho en medios de San Luis, el martes a la noche el todavía funcionario siguió negando lo ocurrido. “Se rompió el motor en Córdoba. No hubo ningún accidente. La camioneta se está arreglando en Córdoba. Viajé con dos mecánicos del Emvial” para buscar un hidroelevador, le dijo en ese momento a LA CAPITAL.
Al día siguiente, la divulgación de que había ocurrido en realidad provocó que el intendente Carlos Arroyo, quien consideraba a Guzmán como su “mano derecha” lo expulsara del cargo.
El secretario de Gobierno, Alejandro Vicente, calificó a la actitud del jefe comunal como un acto de “transparencia” pero más allá de eso no despejó los múltiples interrogantes que existen en torno al caso, el cual tardó 45 días en ser descubierto, al menos públicamente en Mar del Plata.