“Estamos cansados de ver cómo venden droga y tienen sexo en plena calle a cualquier hora“. Las palabras de Beatriz, una mujer de más de 50 años, denotan hartazgo e impotencia, pero no resignación. Más bien al contrario: tanto ella como sus vecinos parecen decididos a enfrentarse a cualquier con tal de que “la nueva zona roja” sea removida del barrio de la ex Terminal.

Por ese motivo, un grupo de habitantes de dicho sector marplatense, ubicado a pocas cuadras de Tribunales y la Jefatura Departamental, se reunió pasadas las 20 de este lunes a protestar en Gascón, entre Arenales y Tucumán. A mitad de cuadra, sobre la mano izquierda, escracharon una despensa que, aseguran, funciona como pantalla del verdadero comercio: la venta de cocaína.

“No se puede salir con chicos a la calle. Desde que empezaron a remover la zona roja de Champagnat, empezamos a ver cada vez más movimiento extraño acá. Lo mismo pasó en La Perla. A toda hora vienen trans, a quienes no se les puede decir travestis porque ofenden, a ejercer la prostitución y vender droga. Es una locura”, cuenta Beatriz en diálogo con LA CAPITAL, durante la movilización.

En su apoyo, otro habitante del barrio de la ex Terminal agrega que hace poco tiempo le robaron el teléfono móvil. “Me agarraron dos tipos y me hicieron cruzar la calle. Me metieron en porche de un edificio con poca luz y me sacaron el celular. En esos metros vi pasar toda mi vida, pensé que me limpiaban… Son los manijas que vienen a comprar falopa y se quedan sin plata, entonces asaltan a la gente para volver a tomar”, señala el hombre, sin ánimos de identificarse por temor a represalias.

En medio de la protesta, en la que los manifestantes arrojan bolsas de residuos en la puerta del supuesto point, que se encuentra cerrado, los vecinos también abordan a una supuesta trabajadora sexual que aparece en escena. “Falopera, falopera”, le gritan mientras la filman con sus teléfonos. Según dicen, se trata de una mujer que distribuye droga que consigue en el falso almacén y que ejerce la prostitución en un hotel cercano. Ella lo desmiente: “Yo soy de Buenos Aires, acabo de llegar hace poco tiempo a la ciudad, no sé de qué hablan”, explica mientras golpea la puerta del negocio sospechado, en el que, fundamenta, olvidó un cargador de batería de su propio celular.

Cerca de las 21.30, la marcha se disipa. Pero antes, Beatriz y otras mujeres advierten que volverán a movilizarse en los próximos días “si las autoridades no demuestran con hechos que van a trabajar para resolver este problema”. “Ya nos reunimos con el secretario de Seguridad, Horacio García, que fue el único político que nos atendió, y le entregamos un petitorio para que se lleven todo esto a Camet, como pasa en Buenos Aires con los Bosques de Palermo. La policía ni aparece por acá, y eso que están a dos cuadras. Es insólito”, concluye la mujer.