Por FdR

Hace 2 años una joven de solo 22 años fue víctima de un depredador. Un malvado, una escoria de esta sociedad. Un zombie. Un violador que ya había violado y que volvió a hacerlo una vez más por el hecho de satisfacer su perversión. Y le arruinó la vida de una joven que esperaba el colectivo, al arrojarla a un mundo de tortura donde no había ninguna claridad. Solo llanto y ganas de vivir poco.

Esa joven fue víctima del violador y luego víctima de un sistema que la maltrató, un compendio de insensibilidades que a punto estuvieron de derrotarla de manera definitiva. Su caso obtuvo gran repercusión mediática pero hoy se impone la concesión de no mencionarlo. Lo mismo da. Su caso o el de otras mujeres vejadas son iguales.

Que hoy su violador esté preso y con una condena de más de dos décadas fue el resultado de su coraje para afrontar el proceso investigativo. Y fue también la comprometida obstinación del empleado de una fiscalía de Mar del Plata para ayudarla.

Medio año después de la sentencia, ella (si habla en plural es por sus condicionales: una amiga y una hermana) decidió enviarle un mensaje de agradecimiento en un tapiz. Pasajes encriptados no impiden entender el tortuoso camino por el que debe atravesar una mujer abusada sexualmente.

Esta es la transcripción del mensaje:

“Para un alegre en este infierno:

y un día todo se puso feo.

En no se dónde una mujer sin impresora.

La Policía que pregunta boludeces.

La otra que ni bola y pide perdón. Es que se murió su perro. El hombre horrible de bigotes que busca no sé qué prueba. Y el tipo apurado que ni ganas de hacer un identikit a esa hora. El que saca la sangre  para ver si hay sida, ni el nombre, si total sos un Nº.

La imbécil de las fotos que te dice Laura y te aconseja Miami y que vomites.

Un Loco…

Que te llama a las 9 AM, y dale hermano, que es re temprano.

Entonces nos preguntamos… ¿A vos también te mordieron los zombies? No. Que te van a morder si tenés la piel intacta , si hasta el chiste, y el como están, y el tranquilas que va a estar todo bien.

Entonces entendemos que el GRACIAS hay que dartelo. Por nosotras y por ellas.

A todas las que con esto les evitas la comisaría, la pericia, el identikit, la imbécil de las fotos. Por ellas, que todavía sonríen con la certeza de que los zombies no existen.

Para lo que necesites. No somos detectives secretos, pero somos buenas contando chistes, bancandola, y hasta tenemos una amiga que hace helado de Pan Dulce. Un abrazo gigante”.

El tapiz hoy cuelga en una puerta de la fiscalía que intervino en la causa.