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Opinión 19 de abril de 2025

Educar para la ciudadanía: una tarea irrenunciable

Foto ilustrativa.

Por Maximiliano Abad 

Esta semana tuve la oportunidad de participar del programa “El Senado en la Escuela”, una iniciativa del Honorable Senado de la Nación que busca acercar la actividad legislativa a las aulas de todo el país. En Mar del Plata, compartimos dos jornadas intensas con estudiantes de distintas edades, trayectorias y orientaciones educativas. Y en cada encuentro, se confirmó una convicción profunda: la educación ciudadana es un pilar fundamental de nuestra democracia.

El martes 15 de abril comenzamos la jornada en la Escuela de Educación Secundaria N° 22 Mariano Moreno, donde 35 alumnos de la orientación en ciencias sociales y naturales se sumaron con entusiasmo al ejercicio legislativo. Más tarde, por la tarde, nos recibió la Escuela Municipal de Formación Profesional Nº 5 Don Bosco, con 90 estudiantes adultos que, desde sus recorridos de formación profesional, aportaron miradas valiosas sobre el funcionamiento de nuestras instituciones.

Al día siguiente, el miércoles 16, fue el turno del Instituto Carlos Tejedor, donde 61 alumnos de orientaciones vinculadas a las ciencias sociales, la economía y la administración demostraron una gran capacidad para debatir, proponer y trabajar en equipo.

“El Senado en la Escuela” no solo permite conocer el funcionamiento del Poder Legislativo, sino que ofrece una experiencia concreta del valor de nuestras instituciones. En un tiempo donde muchas veces la política es vista con desconfianza o desinterés, esta propuesta invita a los más jóvenes —y no tan jóvenes— a involucrarse, a comprender las reglas del juego democrático y a asumir que la participación es el motor de toda transformación.

En el ejercicio de imaginar leyes, debatir ideas y construir consensos, los estudiantes se acercan a una de las tareas más nobles de la vida republicana: la deliberación democrática. Allí está el verdadero sentido de la educación ciudadana: no solo transmitir conocimientos, sino cultivar vocaciones públicas, fortalecer el pensamiento crítico y sembrar esperanza en un futuro compartido.

En los últimos años, los contenidos educativos han incorporado áreas temáticas como la educación emocional, financiera o informática. Es un avance valioso. Pero con este tipo de experiencias también recuperamos el valor —irremplazable— de la formación ciudadana.

Como legislador y como docente, estoy convencido de que ninguna tecnología ni innovación pedagógica podrá reemplazar la potencia transformadora de una comunidad educativa que forma ciudadanos. Porque educar en democracia también es educar para la democracia. Y porque allí, en el ejercicio pleno de una ciudadanía activa, está la llave para construir una Argentina más justa y solidaria