Por Bruno Verdenelli
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Cuando llegó a Mar del Plata, sobre finales de 2019, a Eduarluis Muñoz sólo le preocupaba poder empezar a ejercer su carrera de Ingeniero Civil. Tras salir de su Isla de Margarita natal, en Venezuela, había recalado sin éxito en Lima, Perú, y temía que en Argentina le sucediera lo mismo. Pero no: hoy, más de cuatro años después, acaba de fundar su propia empresa y hace camino en el área de la construcción local.

Durante un paseo por la costa, en la zona de La Perla, este joven inmigrante le cuenta su historia de superación a LA CAPITAL: “Estoy muy contento, muy satisfecho por las oportunidades que esta ciudad me permite tener”, dice.

Eduarluis llegó a Mar del Plata por consejo de su hermano mayor, que es médico y que la había elegido antes como su futuro hogar para vivir y trabajar en distintos nosocomios. “Estuve anteriormente en Perú, me encantó el país pero lamentablemente no pude ejercer ni dedicarme a lo que realmente me gusta por situaciones complicadas que se me presentaron. Soy ingeniero civil y acabo de fundar mi propia empresa de construcción, después de haber trabajado en otras, lo que me dio un pie para poder hacer lo que hago actualmente, y la verdad es que me encanta”, agrega.

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Si bien admite que antes de tomar la decisión de mudarse a “La Feliz” tenía escasa información del que sería su nuevo país y de sus habitantes, no duda al expresar que se sintió rápidamente adaptado a la vida cotidiana y sus costumbres. “Mucho conocimiento sobre Argentina no tenía. Sabía que son apasionados por el fútbol, que toman mate, pero más de ahí no tenía mucho conocimiento. Obviamente sabía de Messi… Pero a Mar del Plata llegué por mi hermano, que es médico, y estuvo acá cuando yo no podía ejercer en Perú y me dijo que viniera, y sin pensarlo me vine y hasta ahora, la verdad es que no me arrepiento”, remarca.

El ingeniero venezolano de 29 años fundó su propia empresa de construcción en la ciudad.

Consultado acerca de lo que más le gusta de la ciudad, describe que “es tranquila, pequeña, pero con todo para hacer”. “Te gusta la vida noctura, tienes para hacer vida nocturna; te gusta la vida de día, tienes para hacer un montón de cosas… Así que es muy variada”, subraya. En cuanto lo que no le gusta, al lector le resultará una obviedad: “El frío, porque como dije, vengo de Isla de Margarita, y es todo tropical, así que eso es lo que menos me gusta de esta ciudad”, sostiene, tajante, mientras sonríe.

Volver, sólo de visita

Las inmediaciones de la playas de La Perla constituyen el sitio escogido por el propio Eduarluis para dialogar con LA CAPITAL. Su explicación es que ese lugar le hace acordar a su familia y a su sitio natal.

“Es un lugar bastante tranquilo”, explica, y añade: “Te ayuda a poder organizar tus ideas, un poco más calmo, más alejado de lo que es la ciudad, el tráfico, y todo el ruido. Me da el viento en la cara… Aparte en la Isla de Margarita es todo costa, entonces al estar en este lugar me ayuda a pensar que estoy un poco en casa. Me causa calma y paz mental”.

Junto a su familia.

Acto seguido, asegura Mar del Plata le ha dado importantes oportunidades laborales y sentimentales, pero que igualmente es un precio alto el que paga por ello al estar lejos de sus padres y amigos. “De Venezuela extraño mi familia, el clima… Lo que para mí significa Venezuela, que es el país donde nací, que me dio muchas cosas, que me dio prácticamente a todos mis seres queridos”, detalla.

Con su hermano médico.

Sin embargo, ante la consulta de si eso lo llevaría a pensar en volver a su país algún día, responde que “sólo para visitar, nada más”. “La verdad es que esta ciudad me ha dado tantas cosas… Y estoy haciendo mi vida acá de todas las maneras posibles: tanto en la parte laboral, como en la parte amorosa, así que no me veo yéndome de Mar del Plata… Al menos por ahora”, sentencia.