Dos nuevos reclusos apuñalados tras el horario de visita en la cárcel
El incremento en los hechos en las últimas semanas no alarma por ahora a las autoridades del Servicio Penitenciario porque refleja lo que siempre sucede conforme se acerca fin de año. Pese a los controles, los incidentes parecen inevitables y se atribuyen a enemistad previa más que a convivencia poblacional.
Un preso de la Unidad Penal N°15 de Batán con facazos en cada una de sus piernas y otro con una puñalada en la espalda debieron ser internados en el Hospital Interzonal en un nuevo capítulo de violencia intramuros que ascendió notoriamente en los últimos días.
Dos internos fallecidos y cuatro heridos de distinta gravedad se acumularon desde mediados de noviembre a raíz de incidentes que, por el momento, harían sido calificados como “episódicos” por las autoridades del Servicio Penitenciario Bonaerense y propios de la época cercana a fin de año.
“No se ha agudizado, es parte de lo que sucede dentro de una cárcel a pesar de que el Estado hace todo lo posible para que no ocurran estos hechos. Eso sí, las agresiones y peleas son mayormente por enemistad que viene de la calle, no tanto por convivencia intramuros”, explicaron fuentes oficiales.
De acuerdo a datos proporcionados a pedido de LA CAPITAL en lo que va del 2019 se registraron 46 hechos de violencia, de los cuales 21 fueron peleas entre internos que no dejaron heridos pero que obligaron a la intervención de agentes del Servicio Penitenciario, otros 19 sí acabaron con presos lesionados y se produjeron 5 casos de autoagresión.
Es de natural entendimiento que muchas de las situaciones de confrontación entre presos no son reportadas, incluso aquellas que pueden terminar en el uso de recursos de enfermería por golpes y lesiones. Los códigos intercarcelarios imponen la resolución de conflictos por vía de la violencia y se cierran con la autoprohibición a denunciar o la decisión de fingir la causa de las heridas. Por ello es que la estadística oficial se basa en la intervención de los agentes del Servicio Penitenciario.
“De mediados de noviembre hasta pasadas las Fiestas suele darse un incremento en los hechos de inconducta, esto relacionado a aspectos de ansiedad, angustia y sensibilidad por la cercanía de las celebraciones de Fin de Año”, explicó una fuente penitenciaria a este medio.
Pelea y heridos
El domingo por la tarde dos presos del Pabellón 2 de la Unidad N°15 se enfrentaron a la salida del horario de visita y tras ello debieron ser conducidos al Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA) con heridas que los médicos reconocieron como “puntazos”.
Uno de los trasladados, de 22 años, tenían lesiones en ambos muslos y su condición clínica no presentaba riesgo alguno. Por ello es que fue atendido en la guardia, recibió las curaciones necesarias y fue devuelto a la cárcel de Batán.
El otro recluso, en cambio, permanece internado a raíz del facazo que recibió en el omóplato derecho. Este hombre tiene 39 años y sufrió la agresión en el mediodía del domingo.
En las últimas semanas la Unidad Penal N°15 de Batán acumuló una serie de incidentes violentos entre reclusos que triplicó la cantidad promedio del el resto del año.
La prevención del Servicio Penitenciario Bonaerense es constante y contra uno de los factores que se batalla es contra la superpoblación. En la actualidad la Unidad Penal N°15, ubicada en el Complejo Este (también lo integran Unidad Femenina N°50 y la Alcaidía Penitenciaria N°44), tiene una población de 1.397 internos, para una capacidad ideal de 1.124 (un exceso del 19,24%). Esto supone que haya 273 presos de más que resienten cada uno de los servicios (habitacional, higiene, alimentación, recreación, etcétera) y que los 493 agentes, divididos en turnos, áreas y roles, muchas veces deban extremar esfuerzos.
Pese a que las requisas son rutinarias y se controla tanto a los internos como a las visitas, los objetos confeccionados para las agresiones transitan los pabellones, acostumbran a pasar de mano en mano. El rigor del Servicio Penitenciario para evitar que eso suceda, por más compromiso que se despliegue, tiene sus grietas. Por allí si cuelan las facas, los cuchillos, los objetos cortantes y la imaginación de los presos.
Muertes
Días atrás Víctor Franco Lorenzo (29) fue atacado por Lucas Moreyra (25) también a la salida del horario de visitas. Lorenzo y y Moreyra tenían un largo historial de enfrentamientos cuando estaban en libertad y coincidieron el viernes 14 en el horario de visita. Cada uno de ellos recibió a su pareja, tuvieron encuentro íntimo y al finalizar las dos mujeres se retiraron. Mientras ellas dos se tomaban a golpes en uno de los pasillos, Moreyra tomó un cuchillo tipo de tramontina y apuñaló a Lorenzo, quien sufrió heridas tan severas que pese a ser trasladado al HIGA no pudo sobrevivir.
El 17 de este mes, Víctor Fabián Machado (43) sufrió convulsiones y una caída en el sector de duchas de la Unidad N°15. Al día siguiente murió en el HIGA y lo que pareció ser un hecho accidental o de salud obligó al inicio de una investigación por parte del fiscal Fernando Castro. La autopsia confirmó que Machado presentaba golpes anteriores al desvanecimiento, de modo que el caso quedó encuadrado como un presunto homicidio.
La cárcel de Batán -sus tres unidades penales- es considerada en toda la provincia de Buenos Aires como de mediana a alta conflictividad, aunque es cierto también que la población que se involucra en estos episodios es una minoría muy reducida, tal como los mismos números, aún los oficiales, exhiben.
En contrapartida, hay una considerable cantidad de reclusos que participan en los distintos programas de reinserción social, capacitación laboral, actividades culturales y deportivas a los que solo pueden acceder a partir de una foja de buena conducta.