Mi mujer se llama… Mauricio fue el primer estreno teatral de la temporada estival 2018/19. Con la incorporación de Diego Pérez en el rol de George, el marido que quiere evitar a toda costa el encuentro de su mujer con su amante, cuenta, además, con las actuaciones de Alejandro Müller, Matías Alé, Matías Santoiani, Adriana Brodsky, Kitty Locane y Micaela Mancini. Bajo la dirección de Ernesto Medela y con la producción de Aldo Funes, durante este mes la obra tiene funciones de viernes a domingos a las 21.30, en el Teatro Santa Fe (Santa Fe 1854). En enero y febrero, plantean hacer dos funciones (21.30 y 23.30) de martes a domingo.

Pérez ya había formado parte del elenco, en la primera versión de esta pieza de Raffy Yart (adaptación de Pablo Rey), en la que Emilio Disi componía al personaje a George y él, Mauricio.

A pocos días del estreno en Mar del Plata, que describió como “emocionante”, Pérez, habló con LA CAPITAL y confirmó que, además, este verano volverá a hacer radio en la ciudad.

– Fueron los primeros en estrenar en esta temporada ¿Como lo vivieron?

– Fue muy emocionante. Además, para mi estar desde mediados de diciembre es clave, es lo mejor, para el público marplatense que en enero y febrero no puede venir y que es el público formador de opinión, mala o buena, pero es el que cuando alguien pregunta, recomienda porque el boca a boca es importantísimo.

– ¿Cómo se dio tu incorporación a este elenco?

– Germán Krauss se va a Mendoza a hacer temporada con Georgina (Barbarosa) y me llamaron para hacer este personaje. Me halaga muchísimo porque cuando esta obra se estrenó en Carlos Paz, Emilio Disi era George y yo Mauricio. Fue un exitazo total en alquel momento. Me llena de orgullo, emoción y alegría, es un honor estar en este rol porque Emilio fue un compañero, un amigo un maestro arriba del escenario y tenerlo a Alejandro, ver como hace una creación distinta a la que hacía yo, me hace reir muchísimo. Hemos hecho una dupla magnífica y pudimos ensayar bastante, porque me hace reir mucho.

– Si se ríen ustedes, ya hay algo que está bien ¿verdad?

– Si, quiere decir que la comedia está viva y es importantísimo. es clave. Es una comedia de enredos, un típico Bodeville para toda la familia, en la que George, un hombre casado con Marion, el personaje que hace Adriana Brodsky y quiere evitar a toda costa que su amante, después de dos años, le cuente todo. Ahí entra el personaje de Alejando, que trabaja para una Asociación de ayuda Fraternal, que no se quiere ir hasta que yo no colabore, dice y yo aprovecho y le pido que se haga pasar por mi mujer para cuando llegue mi amante. Ahí empiezan todas las confusiones.

– ¿Cómo trabajás al personaje, que debe caer bien a pesar de sus mentiras y engaños?

– Mi personaje sufre mucho la situación que se le presenta. Causa gracia por lo que le pasa, por la angustia que le genera el problema de que tiene dos mujeres y no puede abandonar a ninguna porque las quiere a las dos, de distinta manera. Lo trato como un drama, con urgencia y el contrapunto, el choque de caracteres hace que las situaciones son las que generan la risa, no los chistes. Hasta un punto en el que la seriedad de va a cualquier lado y da paso a lo desopilante.

– En este tipo de textos hay un desafio de precisión imprescindible para que la comedia funcione…

– Si, en este caso yo digo que somos siete actores arriba del escenario, pero hay otros actores fundamentales que son los que hacen la escenografía, los técnicos de luces, de sonido, porque una puerta que se traba, algo que se cae, una música que no llega o un timbre que no suena, puede hacer qeu se venga abajo la estructura de la comedia, de modo que todos los que trabajan detras, que son muchos, por suerte, son imprescindibles.

– ¿Cuál creés que es el rol de la comedia, el hacer reír en momentos como este de problemas, malestar entre la gente?

– La comedia hoy es fundamental, la gente necesita dispersarse, despejarse después de un año tan duro. Necesita reirse y aunque sea por un rato, olvidarse de los problemas. Yo no lo tomo como un compromiso, hacer reir me sale del alma, es un hecho casi natural, desde chico. Y no solo en teatro, sino en todo contexto. Y arriba del escenario lo hago con muchísimo placer.

– Y siempre se dice que es lo más difícil…

– Si, es una máxima del teatro, pero a mi me pasa al reves, hasta cuando hacía de prócer en el colegio la gente se reía. Me anoté en tres academias de teatro, para estudiar clásicos y lo dramático, pero todos los profesores coincidiron en que hago reir hasta cuando no quiero. Es como si tuviera esa misión.

– Además de hacer reir en esta obra y disfrutar la playa, tenés pensado hacer algo más esta temporada?

– Este año voy a volver a la radio. Hace 23 años hice mi primer programa con José María (Listorti), después lo hice con mi amigo Carna. Ahota vuelvo a Radio Compacto, de 19 a 20, en un ciclo que, no tiene el nombre cerrado, pero seguro va a ser Merendando con Diego. Es un proyecto que me tiene muy entusiasmado, porque me encanta y me divierte, la radio es imaginación pura.