El ex líder de La Portuaria, Diego Frenkel, regresará esta noche a Mar del Plata para repasar su larga y fructífera carrera musical. Será a las 21 en el escenario de Teatriz (Diagonal Pueyrredon y Bolívar).

Cantante, compositor, guitarrista, compositor de música para cine, Frenkel no dejará de lado sus mayores éxitos solistas y con su banda La Portuaria, en una propuesta que parece no temerle al paso del tiempo.

– Al preparar shows como el que traés este sábado a Mar del Plata, que abarca toda tu carrera musical, ¿qué reflexión te dispara esa mirada al pasado?

– Para mí cada show es una experiencia única. Repaso mis canciones pero vuelven a vivir como nuevas en conexión con la gente. El pasado es casi de lo único que sabemos o creemos saber, no es un tiempo inerte, es la suma de recuerdos, trozos de memoria que el propio tiempo moldea. Las canciones no viven en un tiempo lineal, diría que se adecuan más a los verdaderos tiempos del alma. Me gusta conectar con esos otros que fui y en algún lugar sigo siendo. Trato de jugar con eso y con el afecto del público a mis canciones. Me gusta eternizarme en el escenario, perder edad, perder temporalidad y poder llevar a la gente conmigo en ese viaje.

– Tus proyectos musicales son difíciles de encorsetar en un género. ¿Te gusta experimentar, mezclar?

– Trato de ser fiel a mí mismo en cuanto a lo que el deseo y la curiosidad me lleven y creo que todo es válido en tanto diga, hoy me dice la electrónica, no dejo de lado nada, pero tras muchos discos y años hechos con la guitarra es una exploración nueva para mí.

– A lo largo de ese largo y ecléctico recorrido ¿fuiste cambiando tu concepción del rol como músico? ¿Te influye lo que está pasando a la hora de concebir tus trabajos?

– El arte es social y político. Con la madurez (me siento una pera o un durazno diciendo así) la conciencia es mayor y el ego por suerte va cediendo y dejando paso si se quiere a esta conciencia, la del otro, la del mundo, la de la especie. Solos no existimos, el otro soy yo y ese yo es el otro también, en una vida sana creo que coexisten el individuo y su deseo con el bien común en armonía y respeto. Esa es mi aspiración de bienestar, sin dejar de lado los placeres mundanos y dionisíacos por cierto.