Por Juan Miguel Alvarez

Alberto Martínez baja de su camioneta y contempla una imagen panorámica. Hace silencio, relojea el “picado” de los pibes del barrio y reflexiona: “Acá se hizo mi hijo y hoy juega una final con la Selección Argentina. Me dieron ganas de llorar”.

Enseguida detiene su mirada en un árbol. “Ahí colgábamos la pelota para enseñarle a los chicos a cabecear”, señala.

Su mente vuelve al pasado continuamente. Y, cuando regresa al presente, colisiona con una increíble realidad. “Ojalá todo esto se pueda coronar con el título”, se ilusiona.

Emiliano Martínez hizo sus primeras atajadas en la plaza Sicilia del barrio Colinas de Peralta Ramos. LA CAPITAL convocó allí a su padre, ex compañeros y formadores, horas antes de la definición ante Brasil por la Copa América.

“La primera imagen que se me vino fue la tuya, viniendo en la bicicleta playera con Emiliano”, le comentó Jorge Lucero, padre de Guido Lucero, otro jugador de la clase 1992 de San Isidro. “Todos eran del barrio y no faltaban a un entrenamiento. Teníamos un equipazo”, añadió Jorge Peta, entonces entrenador junto a Roberto “Cacho” Gonzalo.

Guido Lucero, Jorge Lucero, Alberto Martínez, Jorge Peta, Diego Artasu y José Artasu posan con camisetas de Emiliano Martínez.

Minutos después llegó Diego Artasu, otro integrante de ese equipo, junto a su padre, José. Y las charlas de aquellos momentos imborrables continuaron: “Acá poníamos los conos”, “los arcos de ahí antes no estaban”, “a nuestros pibes no podíamos comprarles los botines que usan esos chicos”, “teníamos dos o tres pelotas y no había ni luz para entrenar”.

Cada recuerdo provoca una sonrisa en los presentes. Todos destacan, sobre todo, que “Dibu” se hizo “de abajo”.

“Me acuerdo una vez que había roto los botines y no tenía otros para jugar el fin de semana. Como me pagaban cada tanto, yo no podía comprarle unos nuevos. Entonces fui al centro y conseguí unos baratos, de goma. Terminó el partido y ‘Emi’ tenía todos los dedos hinchados“, contó Alberto, quien trabajó siempre en el sector de la pesca.

“Éramos humildes, pero muy felices. Por eso no nos da vergüenza decir de dónde venimos. Más allá de las dificultades, a los chicos nunca les faltó un plato de comida en la mesa. Les dimos todo lo que pudimos“, expresó.

“A veces podíamos comprar un solo par de medias. Me lo escondía atrás de la espalda y le preguntaba a mis hijos en qué mano estaba. Ellos tenían que elegir. No sé cómo hacía ‘Emi’, pero siempre ganaba”, contó.

Era intuición. Habilidad que muy bien aplicó “Dibu” en la definición por penales ante Colombia.

“Beto” Martínez con los pibes del barrio que sueñan con ser como su hijo.

Se pone pausa a la charla y el grupo posa para la foto. Alberto reparte las camisetas de la Selección Argentina, Arsenal, Getafe, Sheffield Wednesday y Rotherham United. Atrás los pibes siguen con su partido. Uno se percata de la situación y lanza: “¡Es el papá de ‘Dibu’!”.

Acto seguido, se escuchan continuas voces de aliento. “¡Vamos ‘Dibu’, vamos ‘Dibu’!”, dicen los jóvenes que anhelan hacer el mismo recorrido que el arquero de Aston Villa. Otro, astuto, quiere llevarse un trofeo: “Te cambio esa camiseta por la mía”.

Jorge Lucero se aferra a su regalo del Día del Padre: la casaca albiceleste con la firma de todos los jugadores del seleccionado, entre ellos, Messi. Se la dio su hijo Guido, ex compañero de “Dibu” en San Isidro, quien hizo inferiores en Vélez y actualmente juega en Kimberley. La luce con orgullo, como todas las fotos que guarda de la época de inferiores.

Luego, entre todos cubren el arco y ponen las manos en pose de arquero. Después se adelanta Alberto con la bandera argentina, esa que tan bien defiende su hijo. “Mirá que te como, ‘Beto'”, lanza un ocurrente Jorge Peta. Y el resto estalla de risa. “Nunca lo vi a Emiliano así. Seguro fue porque pasó algo. No es de hablar en los penales”, indicó Alberto.

El arco bien cubierto. “Dibu” tiene atrás la mejor compañía.

Peta, con su mirada de entrenador, analizó: “Viste que en Inglaterra la mayoría los tapó hacia su derecha. Ahora todos los atajó para el otro lado. Siempre fue potente de piernas“.

“La luchó mucho y se merece lo que le está pasando”, indicaron. Y surgió otra historia: “Cuando ya jugaba en inferiores de Independiente, lo recuerdo sentado con la cabeza mirando el piso en una estación de servicio. Nosotros fuimos a llevarle la encomienda que le mandaron los padres y cuando nos vio le cambió la cara“, contó Jorge Lucero.

Familiares, compañeros y entrenadores se sienten, en mayor o menor medida, partícipes del gran presente del arquero marplatense. Y, desde su lugar, hoy también harán fuerza para que “Dibu” pueda cumplir otro sueño: levantar la Copa América y romper con 28 años sin títulos de la Selección Argentina.

“Le tengo mucha confianza”

Alberto Martínez, padre de Emiliano, dijo que le tiene “mucha confianza” a la Selección Argentina para la definición de hoy ante Brasil.

“Mi otro hijo, Alejandro, está en Río de Janeiro con el PCR negativo para poder ver el partido en la cancha. Pero Emiliano me pidió que no vaya por miedo a todo este tema del coronavirus. Así que me quedé, para no intranquilizarlo”, explicó “Beto”.

El padre del arquero no tiene cábalas. Lo único que quiere “es mirar el partido solo, tranquilo, en casa”.

Cuando se le consultó sobre la integración de su hijo al seleccionado argentino, respondió: “Está muy cómodo. Es un grupo bárbaro. El otro día me mandó una foto con (Franco) Armani. Messi también, diez puntos. Todos la verdad. ‘Papu’ Gómez es una risa”.

Lógicamente, Alberto observa en la TV de su casa un canal de deportes. Durante su charla con este medio, aparecen imágenes del entrenamiento del seleccionado en Río de Janeiro. “Ahí está ‘Emi’. Es el que viene tercero”, dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

“Hablamos siempre. Está muy contento por todo lo que le pasó. Pero a su vez tranquilo, sereno. Es tal cual se ve adentro de la cancha“, lo describió. “Hace como dos años que no visita Mar del Plata. Antes venía siempre en vacaciones de invierno, pero ahora no puede. Después de la Copa América se va a ir enseguida a Inglaterra”, aclaró Alberto.

Es que más allá de lo deportivo, Emiliano tiene otro motivo muy importante para celebrar: días atrás nació Ava, hija que tuvo con su mujer Amanda “Mandinha” Gama. ¿Vendrá con un pan abajo del brazo?