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Policiales 28 de diciembre de 2016

Tuvieron que liberar a presunto homicida porque el crimen nunca ocurrió

Asombro, sorpresa. Luego de que el primer acusado por la muerte de Carlos Techera (48) ocurrido este martes a la noche en el barrio Belgrano, Eduardo Jaramillo, recuperara la libertad, los forenses confirmaron que la víctima falleció por causas naturales. La policía había confirmado el homicidio. Incluso dijeron que el muerto tenía un tiro en el ojo.

Foto Policía Bonaerense

La autopsia realizada al cadáver de Carlos Techera (48), el hombre que según la policía había sido asesinado de un disparo en el ojo este martes a la noche en el barrio Belgrano, reveló que en realidad la muerte se produjo por causas naturales.

La información fue confirmada por la fiscal María Isabel Sánchez, quien recibió el informe llevado a cabo por los médicos forenses. Horas antes, había ordenado liberar a Eduardo Jaramillo (78), el único acusado por el hecho, tras no encontrar pruebas en su contra para imputarlo.

La investigadora tomó declaraciones testimoniales al hijo de Techera, a sus vecinos y al propio sospechoso, que le alquilaba una habitación al hombre fallecido. Todos coincidieron en que no hubo ruidos en la previa del hallazgo del cadáver y dijeron que no notaron situaciones extrañas.

Por esos motivos, sumadas a la edad, la fiscal Sánchez ordenó que Jaramillo recuperara la libertad. Luego, con el informe de autopsia, confirmó su hipótesis y caratuló la causa como “averiguación causales de muerte”.

Según fuentes policiales consultadas por LA CAPITAL, en un primer momento los uniformados del CPC y la comisaría decimoprimera que llegaron al lugar donde estaba el cadáver consideraron que había indicios para sospechar que había ocurrido un crimen. Y en ese marco detuvieron al inquilino, como principal acusado.

Sin embargo, con el paso de las horas la fiscal Sánchez dialogó con la médica que había visto el cadáver y comenzaron las dudas sobre el suceso, debido a que el globo ocular estaba intacto y sólo presentaba una escoriación que podía o no ser una herida causada por un balazo.

La autopsia reveló, más tarde, que el cuerpo no tenía lesiones de gravedad y esa marca que presentaba podía ser una mordida de un perro que se encontraba en la casa cuando arribaron los efectivos policiales.