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Policiales 4 de octubre de 2022

Detuvieron a cuatro policías acusados de torturar y apresar ilegalmente a dos adolescentes

Los cuatro efectivos son de la comisaría sexta y quedaron imputados por "privación ilegal de la libertad, agravado y torturas, concurriendo ambos materialmente entre sí". Los adolescentes, de 14 y 16 años, fueron golpeados y luego los hicieron correr por un descampado para dispararles balas de goma.

Cuatro policías de la comisaría sexta fueron detenidos en las últimas horas acusados de haber detenido ilegalmente a dos adolescentes, de 14 y 16 años, golpearlos, torturarlos y “liberarlos” en un descampado para dispararles balas de gomas con escopetas antidisturbios reglamentarias.

El hecho es investigado por el fiscal Juan Pablo Lódola, quien imputó a los policías Ariel Marcelo Estévez Pitrau, Sandra Vanesa Cano, Jonathan Elías Cabrera y Micaela Agustina Estigarribia por los delitos de “privación ilegal de la libertad, agravado y torturas, concurriendo ambos materialmente entre sí”.

Este martes por la mañana, con una orden emitida por la Justicia de Garantías, se allanaron las viviendas de los cuatro policías y, además de detener a los imputados se secuestraron sus armas reglamentarias, teléfonos y una escopeta no provista por la Policía Bonaerense.

Al informar el operativo, desde la Auditoría General de Asuntos Internos se dispuso la desafectación inmediata de los cuatro policías.

Estévez y Cabrera quedaron detenidos en la Unidad Penal 44 de Batán, mientras que Cano y Estigarribia en el Destacamento Femenino, a la espera de ser citados para declarar ante el fiscal Lódola.

Detención ilegal y torturas

El sábado 17 de septiembre a las 22, el oficial de policía Ariel Estévez y la sargento Vanesa Cano, a bordo del móvil N° 27841, en Beruti al 9100 del barrio Libertad, interceptaron a dos adolescentes, de 14 y 16 años, y con la excusa de identificarlos procedieron a solicitarles coloquen las manos contra el capot del patrullero.

En ese momento se hizo presente un segundo patrullero, el móvil N° 27381, en el que iban el oficial Jonathan Cabrera y la oficial Micaela Estigarribia.

Según consta en la causa, Cabrera, sin mediar palabras, le propinó un golpe de puño en la cara a al adolescente de 14 años, mientras que Estévez le apoyó el arma reglamentaria a ese mismo menor en las costillas y le ordenó no gritar porque, de lo contrario, lo mataría.

Acto seguido, Cabrera también sacó su arma reglamentaria, se la puso al adolescente en la cabeza y gatilló en más de una oportunidad.

A estos tormentos también se sumó la oficial Estigarribia, quien intentó ponerle la pistola provista por la Policía Bonaerense en la boca del menor. Luego le pusieron esposas a ambos, ajustadas de una manera violenta.
Siempre según la hipótesis investigada por el fiscal Lódola, los policías subieron a los menores al patrullero N° 27381 (en el que iban Cabrera y Estigarribia) y los trasladaron hasta un descampado ubicado en Strobel al 10000.

Arma secuestrada a uno de los policías detenidos.

Arma secuestrada a uno de los policías detenidos.

“Ahora van a ver cómo los matamos y nadie se entera, como yo tengo un montón de muertos y nadie se enteró, dos más no van a hacer nada”, les dijo Estigarribia, lo que, para el fiscal “incrementó el sufrimiento psicológico que venían padeciendo”.

De noche y prácticamente en total oscuridad, los policías hicieron descender a al adolescente de 14 años y lo obligaron a ponerse de rodillas y a que le pidiera perdón a Estévez, mientras él le ponía el arma en la sien izquierda y gatillaba. “Mirá como te tenemos, te vamos a enseñar a respetar, porque los que mandamos somos nosotros”, dijo uno de los oficiales.

Los policías obligaron a las víctimas a mirar el suelo, le golpeaban la nuca y le daban cachetadas en la cara, mientras que Estigarribia filmaba toda la secuencia.

Mientras, el otro adolescente era mantenido dentro de uno de los patrulleros, para que percibiera lo que le pasaba a su amigo, para amedrentarlo. Luego, el oficial Estévez y la sargento Cano lo trasladaron al móvil N° 27481 y le pegaron patadas. “Esto te pasa por andar con este, la próxima vez que te vea no te vamos a perdonar”, le dijeron los policías y agregaron: “Me parece que te vamos a matar acá”.

Finalmente, los policías hicieron descender al joven del patrullero y lo pusieron de rodillas al lado del otro adolescente. Los hicieron levantarse y Estévez, armado con una escopeta antidisturbios, les indicó que empiecen a correr y les dijo: “Tienen tres segundos, tres, dos, uno…”.

La frase del policía resonó en los adolescentes como si se tratase del principio de su ejecución, por lo que atemorizados comenzaron a correr por el descampado en un intento desesperado por evitar ser alcanzados por los proyectiles de goma.

Los adolescentes sufrieron heridas en las muñecas por las esposas, en las rodillas, en la cara, la nuca, las orejas y piernas. Heridas que según el cuerpo médico quedarán curadas en un plazo de 30 días.

“Con ese mecanismo tortuoso, el personal policial interviniente en un procedimiento ilegítimo por donde se lo mire, procedieron a aplicarle tormentos físicos y sufrimientos psíquicos de gravedad a los menores“, concluyó el juez de Garantías que ordenó las detenciones y allanamientos.