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La Ciudad 7 de marzo de 2016

Descuidado y sin control, el tradicional Parque Camet está en condiciones lamentables

Aún así, tanto los fines de semana como los días feriados -cuando el clima acompaña- es visitado por gran cantidad de marplatenses y turistas que concurren para recrearse o realizar actividades deportivas al aire libre.

por Miguel Angel Rubini
[email protected]

Delimitado por la ruta provincial Nº 11 y las calles Fray Luis Beltrán, Gandhi y Kraglievich y ubicado a sólo siete kilómetros del centro de Mar del Plata, Parque Camet, con una superficie de 136 hectáreas, muchas de las cuales se encuentran arboladas, constituye un amplio pulmón verde que, especialmente los fines de semana y días feriados, cuando el clima acompaña, es visitado por gran cantidad de marplatenses y turistas que concurren para el esparcimiento y práctica de deportes. Más allá de la indiscutible belleza natural del predio, da pena comprobar el lamentable estado en que se encuentra actualmente.
La falta de mantenimiento y control, si bien no constituye una novedad, en los últimos tiempos se agravó a tal punto que el lugar se transformó en algo así como “tierra de nadie”. A ello contribuye el mal estado y falta de empalizadas y alambrados lo cual hace posible que el ingreso de vehículos -ya no se paga la entrada que se cobró hasta hace un tiempo- se realice no sólo por los ingresos habituales sino también por otros.
Al deplorable estado en que se encuentra el sector reservado a los fogones, muchos de los cuales están destruidos, se suma el peligro que representa la existencia de árboles añosos de gran porte, algunos de ellos enfermos, o con sus bases socavadas en virtud de haber sido incendiados en forma intencional, lo que, como ocurrió en varias ocasiones, cuando se registran fuertes temporales de viento, los expone a caerse con el riesgo que ello conlleva.

Inseguridad

El sector en el que años atrás funcionó la proveeduría, que se encuentra abandonado y destruido, constituye asimismo un refugio ideal para aquellos que buscan ocultarse transitoriamente para cometer delitos.
La falta de control policial, a pesar de que en uno de los extremos del predio se encuentra la sede del Cuerpo de Caballería, pone en riesgo la seguridad personal de quienes los días de semana, cuando la cantidad de visitantes es muy limitada, deciden ir a caminar, trotar o a correr por el interior del predio.
El hecho de que un ámbito de tamañas dimensiones cuente con un solo guardaparque que tiene a su cargo un caballo de más de 30 años es revelador de la imposibilidad que existe de desarrollar una tarea de control eficiente en un lugar que, especialmente en el verano, es invadido por los “barras bravas” que vienen a Mar del Plata a alentar a sus respectivos equipos y que, por lo general, no se comportan adecuadamente.
La falta de un alambrado perimetral en el sector que da a la costa hace que los que lo utilizan para estacionar sus vehículos suelan ser víctimas de robos por parte de motociclistas que aprovechan la ocasión para ingresar al interior del parque y cometer delitos.

Falta de mantenimiento

El camino principal, que es de asfalto, presenta una gran cantidad de baches que ponen en evidencia un notable deterioro. Los de granza o tierra dejan también mucho que desear y algunos de ellos, cuando llueve, se transforman en verdaderos lodazales.
Las baterías de baños, que se habilitan los fines de semana, entre otras deficiencias presentan vidrios, tejas y aleros rotos, además de artefactos en malas condiciones y falta de canillas. En diferentes sectores del parque hay basura acumulada y el estado del césped no es uniforme ya que, así como en algunos lugares se encuentra en buenas condiciones, en otros, incluidas las canchas de fútbol, presenta una altura que impide la realización de partidos. Los espacios en los que hay juegos infantiles, en uno de los cuales a las hamacas les faltan las sillas, también están descuidados. Así como una de las atracciones que dejó de funcionar -al menos por ahora- es el tranvía, la casita de madera que está ubicada a pocos metros del Paseo Lago de los Cisnes, y que se abre los fines de semana para permitir que personas de la tercera edad vendan sus artesanías, se encuentra en buenas condiciones. Recientemente pintada, se trata de una referencia histórica que a principios del siglo XX estuvo instalada en la Vieja Rambla y que luego funcionó como vivienda particular en la esquina de Córdoba y Alberti siendo después rescatada como patrimonio histórico por la Municipalidad de General Pueyrredon que la ubicó en el parque.
El predio, en el que tienen sus sedes los clubes de rugby Biguá y Pueyrredon, el Centro Hípico y el Mar del Plata Polo Club, alberga también al Museo de las Comunicaciones (la entrada es libre y gratuita) al lado del cual hay una canchita en la que se enseña a jugar golf.
Por todo lo expuesto, y en virtud de tratarse de un espacio público a cargo del Ente Municipal de Deportes y Recreación (Emder), es indudable que para que represente un motivo de orgullo para la ciudad, Parque Camet necesita y merece una mayor atención de parte de las autoridades.