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Deportes 26 de septiembre de 2019

Desazón para un debut que sembró algunas dudas

Peñarol cayó ante Bahía Básket, 68 a 60.

Por Marcelo Solari

La esperada noche del estreno careció del resultado esperado. Peñarol, sin los lesionados Gabriel Belardo y Cory Johnson perdió ayer por 68 a 60 como local, ante Bahía Básket, en partido que abrió para ambos el Torneo Súper 20.
Lejos estuvo de convencer el “milrayitas”, aunque sacó adelante una desventaja apreciable y luchó hasta donde pudo.

Le costó una enormidad el primer tiempo a Peñarol. Sin poder encontrar la medida para sus tiros, enseguida se vio atrás en las cifras (0-7). Con algo más de prolijidad para circular la ofensiva fija y sin sufrir atrás, Bahía Básket hizo su negocio en el arranque. Tampoco tuvo demasiada puntería en ataque, pero fue construyendo ventajas sólidas. Especialmente con cierta supremacía de Drew Martin en el poste.

La mejor cara de Peñarol apareció entre el final del primer segmento y el inicio del segundo. Allí mejoró defensivamente y logró hilvanar una serie de buenos encuentros cuando jugaron en pareja Joaquín Valinotti y Devin Thomas, éste más participativo adelante que a la hora de defender.

En ese lapso, el local consiguió acercarse en el resultado y parecía que podía hacer dudar a su oponente. Pero con déficit de peso específico y talla en la posición del “4” (la lesión de Cory Johnson lo privó de su ala-pivote natural) y el nulo sostén de su tiro abierto (0/14 en triples en la primera mitad), el “milrayitas” volvió a perder el rumbo.

Y como Bahía Básket, también peleado con el aro desde la larga distancia, encontró un par de triples aislados y contó con un buen aporte de Caio Pacheco en la conducción, volvió a escaparse y cerró sin demasiados inconvenientes unos muy favorables 20 minutos de apertura.

Todavía corriendo de atrás en el resultado y en el desarrollo, recién a los 4 minutos del tercer capítulo, Peñarol (en las manos de Tomás Monacchi) anotó su primer triple de la noche -hasta allí, 0/17-, y volvió a amenazar la situación de dominio de los sureños.

Del otro lado, Bahía Básket apostó a la intesnsidad como bandera con los continuos cambios en la rotación, una modalidad que implentó durante años Sebastián Ginóbili y se convirtió en un rasgo distintivo. Además, la visita volvió a lastimar con apariciones consecutivas desde lejos de Martin.

De cualquier manera, Peñarol nunca dejó de luchar. El pibe Monacchi, cada vez más jugador, se cargó el equipo al hombro incluso como improvisado ala-pivote, también colaboró Thomas, con puntos y rebotes. El local se hizo más firme atrás y, ante un oponente que tampoco demostraba demasiado, comenzaba a nacer otro tipo de partido.

Y entonces, Peñarol se animó a hacer cosas que apenas había intentado antes. Atacó el aro con más decisión en el 5 vs. 5 y pudo soltar el freno para correr un par de réplicas.

Así disfrutó de un breve lapso arriba en el marcador, aunque el necesario descanso de Thomas (a esa altura convertido en gran figura, con 21 puntos y 18 rebotes), abrió algunos espacios y hasta segundas opciones que Bahía Básket no desperdició, sobre todo a partir de Caio Pacheco.

La floja noche de Patrico Tabárez y, especialmente Joshua Jackson, no encontró redención ni siquiera desde la línea de libres (apenas 11/23 para Peñarol). Esa mínima luz de ventaja de 4 puntos para encarar el tramo final le permtió a Bahía Básket recuperar fluidez en algunas circulaciones, al tiempo que el local chocó contra algunas malas decisiones por apresuramiento (el reloj era otro enemigo) y su propia impotencia.