Por Mónica Biasone

La incertidumbre ha invadido el panorama argentino. A pesar de contar con 40 años de democracia ininterrumpida, nuestra nación se enfrenta a una falta de seguridad, confianza y certeza que genera inquietud. A lo largo de estas décadas, hemos transitado por un camino con luces y sombras, celebrando logros en el reconocimiento de derechos civiles y políticos, pero también enfrentando graves desafíos.

Nuestra sociedad moderna ha demostrado su complejidad, y las soluciones simples no han sido suficientes para abordar los problemas.

Aunque hemos avanzado hacia una mayor inclusión y el reconocimiento de igualdad de oportunidades, una terrible cuenta pendiente sigue afectándonos: la desigual apropiación de la renta y la creciente conflictividad social.

La pobreza persiste en forma crónica, afectando a un alto porcentaje de la población, incluyendo a niños y adolescentes que merecen un futuro mejor.

Este panorama ha generado descontento con el funcionamiento democrático. La baja participación ciudadana en los comicios y el escepticismo hacia la política y el gobierno como solucionadores de problemas son indicios de una realidad fragmentada en lo político, social y económico. Aunque somos una de las economías más grandes de Latinoamérica, enfrentamos un crecimiento inestable y desequilibrios en la creación de empresas y en la generación de empleo sostenido.

La inflación se ha vuelto una enfermedad crónica que frena la planificación y ahoga el crecimiento económico, dejándonos sin perspectivas claras. En este desafiante contexto, es imperativo un liderazgo político con un plan claro y sólido. Se requiere de acuerdos en el Congreso para implementar soluciones integrales que promuevan la estabilidad económica y la generación de empleo.

La erradicación de la pobreza también es una obligación moral, y se debe trabajar para transformar los planes sociales en oportunidades de trabajo digno . La incorporación de trabajadores informales en empleos registrados y bien remunerados es una meta a alcanzar. Para ello, se deben discutir y actualizar las reglas que favorezcan a las pymes, reconociendo que la legislación laboral, por sí sola, no crea empleo.

El seguro de desempleo debe transformarse en un seguro de empleo y capacitación que fomente la reconversión y formación laboral. Otro pilar fundamental para el desarrollo sostenible es un sistema tributario simplificado, estable y progresivo. Eliminar gradualmente los malos impuestos que penalizan la producción, como las retenciones a las exportaciones, y fomentar la inversión productiva son aspectos cruciales para alcanzar una distribución equitativa de recursos.

Argentina se encuentra en una encrucijada, pero también presenta oportunidades únicas. La vanguardia tecnológica y las organizaciones comprometidas con el desarrollo económico deben ser aprovechadas.

Juntos, como sociedad, enfrentemos la incertidumbre y construyamos un futuro más prometedor, equitativo y próspero para todos los argentinos.

La autora es precandidata a diputada nacional por Hacemos por Nuestro País.