El tandilense venció en cuartos de final al español Bautista Agut, por 7-5 y 7-6 (7-4). La Torre irá ahora por un verdadero “Rey”, Rafael Nadal, a quien enfrentará por la plata o el oro, aunque si pierde, le quedará una posibilidad de bronce.
por Vito Amalfitano
Desde Río de Janeiro, Brasil
Del Potro es una máquina de darle alegrías al deporte argentino en Río 2016, desde el recordado debut con Novak Djokovic. Torre y Rey pueden darle jaque mate al “Rey”. Y hoy La Torre de Tandil está jugando como un verdadero “rey” del tenis. Juan Martín Del Potro irá por una medalla nada menos que ante el astro español Rafael Nadal, en semifinales de los Juegos Río 2016, en el Court Central del Centro Olímpico, después de haber vencido en cuartos de final, en el court 2, al también español Roberto Bautista Agut, por 7-5 y 7-6 (7-4), en dos horas y diez minutos de juego.
Del Potro tiene ahora dos chances de medalla. Se asegurará la plata e irá por el oro si vence a Nadal o jugará por el bronce que ya consiguió en Londres 2012 si le toca caer ante el mallorquín. El gran partido se disputará en la jornada del sábado aproximadamente cerca de las 14, en el segundo turno del Court Central, con lo que es muy posible que se superponga nada más y nada menos que con el choque Argentina-Brasil en básquetbol, que se disputará a pocos metros de allí, en el Carioca 1.
Nadal necesitó tres sets para superar al brasileño Thomaz Belluci, por 2-6 , 6-4 y 6-2 en el Court Central. La otra semifinal la protagonizarán el japonés Kel Nishikori -venció al francés Gael Monfils por 7-6 (7-4), 4-6 y 7-6 (8-6)-, y el escocés Andy Murray quien superó con esfuerzo, por 6-0, 4-6 y 7-6 (7-2), al norteamericano Steve Johnson.
Del Potro, más allá de que terminó extenuado, considerando que está es su tercera recuperación de una operación de muñeca, fue al cabo el único semifinalista que se impuso en cuartos en dos sets.
Juan Martín arrancó como un aluvión, con quiebre inicial y también en el tercer game, para ponerse 3-0 arriba, sin fisuras, con su drive contundente, el revés sin problemas, el primer servicio a su gusto. Pero en el cuarto game justamente cedió esa arma, el quiebre fue de Bautista y el partido se emparejó. El español aceleró el drive sin esfuerzo y se puso en partido hasta quebrar en el décimo game y complicar más al tandilense.
Pero en el undécimo juego afloró en toda su dimensión la garra y la potencia del drive de Del Potro para dar vuelta primero un 40- 15 que parecía cómodo de Bautista y después dos ventajas del español con sus clásicos potentes drives para ponerse 6-5. Remató el set con servicio y un potente drive paralelo final que le puso un sello al set.
En el comienzo del segundo set volvió a quebrar de arranque Del Potro con la buena noticia de que en la definición del game se impuso en un prolongado duelo de reveses. Pero el tandilense falló en su primer servicio en el cuarto game, cometió un par de errores no forzados y quebró Bautista para ponerse 2 a 2.
A partir de aquí cada uno conservó su servicio. En el séptimo game Del Potro se quejó de espectadores en movimiento en dos oportunidades y tras cada reproche, con el estadio “detenido” a su merced, metió dos impecables aces.
En el décimo game el tandilense jugó al límite para seguir defendiendo su servicio lo que lo llevó a cometer una doble falta, pero sostuvo y resolvió el parcial con un drive letal.
Sobrevino un extraño tie-break que ganaba Del Potro 4 a 0 y que se puso 4 a 4. Allí sumó un nuevo mini quiebre decisivo Del Potro para ponerse 5 a 4 y encaminarse a la victoria.
En ese tramo final y en muchos pasajes del partido Del Potro apeló a un juego con slice, deliberado o no, que sirvió para neutralizar los golpes planos de un jugador español atípico, que juega la pelota muy baja, lo cual era complicado para el argentino, porque le puede quitar efectividad a su drive y hacerlo correr hacia los costados y hacia la red.
Una vez más se dio un idilio entre Del Potro y el público argentino con sus banderas. Esta vez la más grande fue una de la vecina ciudad de General Madariaga. Y muchas camisetas de Boca, a propósito de la simpatía futbolera del tandilense. Incluso se escuchó un “¡Vamos Xeneize!”, en un momento complicado del partido.
En esa interacción con la gente y en la confianza que recuperó tras la victoria resonante ante el número uno del mundo, Novak Djokovic, en el comienzo de este derrotero, Del Potro volvió a ser el que era y ya está nada menos que en las semifinales de los Juegos, después de tres operaciones de muñeca y cuando corría peligro la continuidad de su carrera. Un verdadero héroe olímpico.