El responsable de la quinta donde el viernes José Leiva (26) murió luego de sujetar un alambre electrificado declaró ante el fiscal Alejandro Pellegrinelli, explicó que en ningún momento su intención al colocar el alambrado era matar a una persona, quedó imputado por “homicidio con dolo eventual” y recuperó la libertad.

El imputado es un hombre de 38 años de nacionalidad boliviana que, junto a su familia, alquiló una quinta en el kilómetro 7 de la Ruta 226 para trabajar con una plantación de morrones. En su declaración, explicó que hace unas cuatro semanas contrató a un electricista para poner un alambrado perimetral, tipo boyero, y conectarlo a 12 voltios para evitar que los animales ingresaran a su plantación y le comieran la producción.

La idea original era esa, que el alambrado estuviera a 12 voltios, no 220. Un electricista profesional trabajo en esa colocación, realizó un cableado bajo tierra y conectó el alambrado a una torre del tendido eléctrico de la cooperativa de energía de la zona. Sin embargo, según declaraciones tomadas por el fiscal Pellegrinelli, el electricista le habría pedido al productor de morrones una especie de “reductor de tensión” para pasar de los 220 voltios a 12. Pero ese reductor nunca fue comprado.

De esta manera, el electricista terminó su trabajo y dejó el alambrado conectado directamente a 220 voltios, lo que podría haber ocasionado la muerte del propio productor de morrones o cualquier miembro de su familia.

El fiscal Pellegrinelli resolvió que el responsable de la quinta quedara imputado por “homicidio con dolo eventual” y dispuso su libertad. La investigación continuará también en torno al electricista, quien deberá declarar nuevamente y el fiscal evaluará cuál es el grado de su responsabilidad, al haber dejado el alambrado conectado a un voltaje mortal.

Finalmente, el fiscal le solicitó a la cooperativa de electricidad de la zona que desmantelara todas las instalaciones clandestinas en ese campo.