Declaró el dueño de la “Casa del Terror”: “No pude manejar lo que pasó”
Edgardo Oviedo declaró en el juicio que se le sigue por reducir a la servidumbre a su esposa y a uno de sus hijos, que sufre autismo. También lo hizo su cómplice, Alejandra Suárez Bacone, quien se desligó de las acusaciones.
A pesar de que derramó alguna lágrima, Edgardo Oviedo (68) le sostuvo la mirada al juez Alfredo Deleonardis y al fiscal Alejandro Pellegrinelli y declaró en el juicio que se le sigue por encerrar a su mujer y a su hijo autista en una jaula: “No pude manejar lo que pasó”, dijo, sin dar mayores explicaciones.
La palabra del principal imputado en el caso que tomó trascendencia mundial bajo la denominación de “La Casa del Terror” se conoció en el cierre de las audiencias correspondientes al debate oral que se inició el lunes en la sala del Tribunal Oral Nº 4. El propio Oviedo había pedido declarar, al igual que su supuesta cómplice, Alejandra Suárez Bacone, quien lo hizo momentos antes.
Tanto la mujer como el dueño de la ya famosa vivienda del barrio Las Dalias sostuvieron, en parte, lo que habían manifestado durante la instrucción. La acusada por “encubrimiento agravado” intentó desligarse de la incriminación, mientras que Oviedo admitió de alguna manera lo ocurrido, aunque se justificó: “Se me fue de las manos”, subrayó.
El juez Deleonardis.
Cabe destacar que al dar su versión de los hechos en el marco de investigación del fiscal Pellegrinelli, que ayer se leyó completa, el imputado por el delito de “reducción a la esclavitud y la servidumbre” explicó que encerró a su hijo en una jaula porque, debido a su enfermedad, se escapaba de la su casa y una vez un vecino estuvo a punto de matarlo de un balazo.
Luego de la lectura de su declaración preliminar, el juez Deleonardis le preguntó a Oviedo si ratificaba sus dichos. La respuesta del imputado fue positiva. A continuación, el fiscal le hizo varias preguntas a las que contestó que la situación se le había ido “de las manos”.
Antes, Suárez Bacone se había presentado en la sala. La supuesta cómplice de Oviedo lloró, se contradijo, y nombró varias veces a su hija. También lo había hecho otro vecino del barrio Las Dalias, citado por el defensa -a cargo de Osvaldo Verdi-, quien a su vez mencionó que tenía un buen concepto del acusado.
Luego de las mencionadas declaraciones, el juez Deleonardis dio por terminada la audiencia e informó a las partes que, por problemas de agenda, los alegatos deberán llevarse a cabo el próximo sábado desde las 16. Se trata de un día atípico, pero no quedaban fechas para la continuación del proceso, debido a que la semana siguiente tanto el juez Deleonardi como el fiscal Pellegrinelli deberán presentarse en otros debates orales.
En ese marco, según consultó LA CAPITAL, las partes esperan que el magistrado dé a conocer la sentencia el jueves o el viernes de la próxima semana.
El juicio por el caso conocido como “La Casa del Terror” se inició el último lunes, con la declaración de dos de los hijos del acusado, quienes a su vez fueron los que denunciaron los tormentos a los que el padre tenía sometidos a su hermano y a su madre. Luego, continuó el martes con la presentación de los policías que participaron del operativo realizado el viernes 4 de septiembre de 2015, cuando se conocieron los hechos; y en horas de la tarde el juez Deleonardis, el fiscal y el abogado Osvaldo Verdi llevaron a cabo una inspección ocular a la casa del barrio Las Dalias, abandonada desde hace dos años. La diligencia había sido solicitada por el propio Pellegrinelli.
Oviedo está imputado por “reducción a la esclavitud y la servidumbre”, figura que prevé la pena de 4 y a 15 años de prisión. De no considerar esta carátula, el fiscal solicitó al magistrado que juzgue al acusado por “privación ilegítima agravada”, que estima una condena menor a la anterior. Y, en ese contexto, a Suárez Bacone se le adjudica el delito de “encubrimiento agravado”.
El caso
Los hechos sucedieron en la casa de Los Naranjos al 4000 donde Oviedo había acondicionado la parte trasera con una jaula, hasta septiembre de 2015, cuando fue descubierto. Allí mantuvo cautivos a su hijo autista y a su esposa, también víctima de un cuadro psiquiátrico agudo, a quienes sometió a un padecimiento extra.
En el interior de esa celda, Oviedo encerraba a su hijo Gerardo Antonio y por las noches también a su esposa Margarita. Sus otros hijos, que viven en la misma cuadra con sus respectivas familias, conocían la macabra situación pero no se animaban a denunciarla hasta que un día lo hicieron.
El calabozo en el que eran encerrados el hijo y la mujer de Oviedo, en medio de suciedad y completo abandono, estaba en el fondo. Pero eso no es todo: había sido confeccionado con una reja que daba al exterior y un candado que mantenía la puerta cerrada.
Oviedo fue detenido horas después del descubrimiento y, pese a que su defensor oficial solicitó un arresto domiciliario, desde aquel día está en la cárcel de Batán. Suárez Bacone, en tanto, llegó al juicio en oral libertad.