“De la pandemia vamos a salir distintos”
El filósofo Víctor Palacios asegura que la Humanidad atraviesa uno de los "grandes momentos de la historia” y cree que habrá “una bisagra con el tiempo pasado”.
Víctor Palacios, profesor de ética en la UNMDP.
por Matías Varela
La pandemia de coronavirus modificó la vida de todos, configuró un nuevo mundo y cosas simples como los abrazos o las reuniones dejaron de formar parte de nuestro contexto cotidiano. En este marco, se dio una etapa de aislamiento estricto que, entre otras cuestiones, propició un mayor espacio para la reflexión.
El licenciado y profesor de filosofía Víctor Palacios señala que el Covid-19 representó “una gran novedad” para la humanidad y que como tal plantea una serie de interrogantes que nos “empujan” a pensar en lo que ocurrió y lo que sucederá a partir de esta experiencia.
“Este momento va a ser recordado por las generaciones futuras, como nosotros recordamos las grandes guerras o los grandes acontecimientos de la historia. Tal vez nosotros lo estamos viendo con tanta proximidad que no tomamos conciencia de ello, pero seguramente este momento va a ser como uno de los grandes momentos de la historia y nos va a dejar una bisagra con el tiempo pasado, un cambio de orientación de perspectiva, pero no sabemos cual”, sostuvo.
– ¿Cómo puede ayudar la filosofía a responder los interrogantes que nos genera la pandemia?
– La perspectiva filosófica lo que puede aportar es entender el debate desde una perspectiva distinta, con un rodeo que nos lleva a preguntas más profundas y que nos corre las consignas de barricada que hacen un debate superficial y no nos permiten pensar en otras cuestiones más en profundidad.
– ¿Cree que la pandemia nos va a dejar marcas o secuelas para siempre?
– La vida siempre nos deja secuelas, no hay momentos históricos que no las dejen, incluso la rutina gris de los tiempos que no dejan cambios, pero es cierto que vamos a ver marcas de época en patrones mentales, en regímenes de pensamiento. Una de las marcas que nos trae la pandemia es convivir con situaciones que se empiezan a naturalizar, de cambios que se producen por la fuerza de la necesidad y que pasan de la teoría a la práctica y que no hubiesen pasado de otra manera.
– ¿La educación es un ejemplo de ello?
– Es otro de los cambios fuertes y que ha sido punto de debate álgido. Nos hemos obligado a repensar las prácticas didácticas y pedagógicas y esto tal vez sea una novedad muy importante. Hacia muchísimos años que no se repensaba con tanta necesidad y urgencia cómo enseñar en estas circunstancias y eso ha sido algo muy bueno. Creo que esta nueva educación híbrida, combinada, es una de las marcas que nos deja la pandemia.
– ¿De la pandemia vamos a salir mejores?
– No soy muy optimista respecto de que la pandemia traiga el nacimiento de utopías que nos corran de esta situación de ultracompetencia en la que estamos en esta etapa del capitalismo tardío. La ultra competencia lleva a que vos seas el responsable de tu fracaso y esto deriva a veces en una sensación de depresión como una enfermedad propia de la época y que tiene que ver con este esquema. Creo que vamos a salir distintos y que, a pesar de las circunstancias, hemos aprendido mucho y vamos a seguir haciéndolo.
– Hoy estamos en un proceso de vacunación masiva, pero todavía la pandemia no se superó, ¿Cómo describiría este momento?
– Es un momento de fluencia o entre tiempo, en el cual estamos interrogándonos, viendo una moneda que está en el aire y no sabemos como va a caer. Y este tiempo tal vez sea lo más interesante de la pandemia, porque estamos analizando las posibilidades de lo que todavía no es, pero puede ser. Aquí desde la filosofía vemos la gran riqueza de este tiempo.
– Diversos autores vislumbran que cuando se supere la pandemia podrían iniciar “los nuevos años locos 20”, algo así como una época marcada por el derroche económico y el desenfreno sexual. ¿Cree que esto es posible?
– Puede ser porque efectivamente la pandemia nos obligó a un ajuste de las conductas, una necesidad de imponerle a nuestras maneras de actuar una regulación rígida que no hubiésemos tomado por deseo. Desde la filosofía nosotros sabemos que cuando se interviene en regulaciones respecto de la libertad y el deseo esto produce reacciones, contra conductas y resistencias. En el momento que esto se libere seguramente vamos a tener reacciones de alivio, festejo, celebración y estas pautas de regulación van a tener un tiempo de transición hasta que se acomoden a una rutina.
– ¿Y en este marco el ser humano buscará el bien común o el individual?
– Hemos vivido en la historia de la humanidad otras epidemias y el conjunto se olvida rápido de aquellos sufrimientos a la luz de las dinámicas vienen. Por desgracia no tenemos mucha memoria en el mediano o en el largo plazo y tendemos a olvidar los sufrimientos que la humanidad tuvo que pasar en las antiguas pestes o grandes guerras y rápidamente nos asimilamos a las formas de circulación del deseo y la libertad relativa del sistema posterior. Pero nos queda la ilusión y la pregunta acerca de si esta en coyuntura no seremos como comunidad capaces de rescatar algunos aprendizajes profundos que nos duren.
Palacios es especialista en Gestión del Sistema Educativo y sus Instituciones.
La política y su “pobre”
enfoque de la pandemia
El filósofo Víctor Palacios sostuvo que la política argentina y mundial tuvo un “pobre” enfoque de la pandemia, debido a la “falta de comprensión profunda del fenómeno global”.
“A los gobiernos, en Argentina y el mundo, les ha costado plantearse en un discurso de la complejidad que abordara a la vez las cuestiones de la obediencia, de la rutina, pero también las dimensiones sociológicas, filosóficas y humanas”, dijo.
“Hubo un poco de reduccionismo en esa cuestión y un empobrecimiento del enfoque”, señaló Palacios y remarcó que “lo que nos ha demostrado la pandemia que la dimensión humana de la salud no excluye los aspectos sociales”.
Para Palacios “es obvio que una circunstancia como esta tiene costados epidemiológicos y clínicos, pero también sociológicos”. “Conforme fue pasando el tiempo se fueron incorporando otras dimensiones, de hecho desde el punto de vista epidemiológico por ahí era recomendable un cierre más estricto, pero no se pudo llevar a cabo por la fuerza que tienen estas otras cuestiones”, dijo.
Asimismo, consideró que “la discusión política requiere un debate profundo de lo que ocurre y a veces las discusiones en redes sociales y en otros ámbitos achatan un poco el debate y eso es una pena porque se empobrece la discusión llevándola a extremos que no nos permiten comprender en toda su complejidad”.
“Desde el punto de vista político por momentos hubo una falta de comprensión profunda del fenómeno global”, aseguró.