por Lucía Santiago

MOSCU, Rusia.- Recién llegado a Manchester, con escasas semanas de rodaje como entrenador ‘citizen’, Pep Guardiola apreció en un muchacho pelirrojo, de nombre Kevin y apellido De Bruyne, un talento especial.

“Es uno de los mejores futbolistas que he entrenado, Messi aparte”, expuso el técnico catalán en una de sus primeras ruedas de prensa en territorio inglés.

Era septiembre de 2016 y el laureado exentrenador de Barcelona y Bayern Munich, enrolado desde entonces al Manchester City, ya reconocía en el belga a un jugador con magia. “Es absolutamente fantástico. Lo tiene todo. Sabe qué hacer en cada acción del juego. Cada vez escoge la mejor opción. Tenemos mucha suerte de contar con él. Espero que disfrute jugando con nosotros”, prosiguió.

En la última temporada, de récord para el campeón de la Premier League, Pep Guardiola siguió siendo elogioso con él: “No tengo duda de que Kevin De Bruyne es un serio candidato a ganar el Balón de Oro. Él no ha jugado bien solo un partido, sino toda la temporada. Es difícil encontrar a alguien que juegue mejor en su posición, teniendo en cuenta la manera como ha venido actuando”.

De Bruyne aportó ocho goles y dieciséis asistencias a Manchester City en la Premier League; sumó igualmente un tanto y otros cuatro pases definitivos en la Liga de Campeones; en la EFL Cup y en la FA Cup también se confirmó como goleador y asistente.

En esa doble faceta está destacando asimismo en el Mundial de Rusia, con la selección de Bélgica.

Menos extremo que antaño, De Bruyne se está confirmando como un jugador total, ya sea como mediocentro ofensivo o falso ‘9’, como en el último y genial movimiento táctico del técnico ilerdense Roberto Martínez. El entrenador de los Diablos Rojos replanteó su esquema para el cruce de cuartos de final ante la selección de Brasil, pentacampeona del mundo y favorita por contar con Coutinho y Neymar.

‘Bob’ sorprendió a Tite con su 4-3-3. Aparcó el 3-5-2, pero no solo eso: alejó a Romelu Lukaku de la punta del ataque.

Movió al delantero de Manchester United hacia la derecha, para atacar el espacio que a menudo deja libre Marcelo y para obligar a Joao Miranda a abandonar el eje de la defensa.

Ese movimiento, con el que Martínez acomodó a De Bruyne como falso ‘9’, recordó al encaje que Guardiola le dio a Messi en Barcelona. Thierry Henry y Samuel Eto’o se abrieron a los costados, como después Zlatan Ibrahimovic, Pedro Rodríguez o David Villa, para dar cabida al astro rosarino en la posición central del ataque.

Ahí se movió con libertad Kevin De Bruyne ante la Canarinha, con Eden Hazard y Romelu Lukaku en los flancos. Thiago Silva y Joao Miranda, sin referencia, debieron asistir a Fagner y a Marcelo, más limitados en la vigilancia defensiva dada su alma atacante.

De esa incertidumbre bebió De Bruyne para destacar en unos 60 primeros minutos brillantes. Después le faltó oxígeno, pero los Diablos Rojos ya estaban acomodados en un favorable 2-0.

Fernandinho, en el minuto 13, batió fatalmente a su compañero Allison Becker. En el 31, una poderosa cabalgada de Lukaku acabó en De Bruyne. En una acción en la que Brasil añoró a Casemiro, con un potente derechazo el habilidoso jugador de Manchester City se erigió otra vez en protagonista para el conjunto centroeuropeo.

Ya había sido capital en el triunfo en octavos de final ante Japón, conduciendo magistralmente el contraataque que significó el 3-2, en tiempo añadido (min. 90+4), de Nacer Chadli.

En cuartos de final dejó su sello con un gol que permitió a los suyos sobrevivir a la avalancha final del conjunto brasileño.

Con Bélgica en semifinales y haciendo méritos para pisar la ronda final, Kevin De Bruyne se postula como candidato al Balón de Oro toda vez que Leo Messi, Cristiano Ronaldo y Neymar Jr están fuera del certamen. Guardiola ya auguró, no obstante, que un joven pelirrojo merecía un lugar en la mesa de los más grandes.

“El nivel de que está teniendo Kevin esta temporada y la pasada muestra que tiene potencial para esas cosas. No hay muchos jugadores de los que se pueda decir algo así”, se sumó Roberto Martínez.

EFE.