Una armónica diatónica, de marca alemana y uno de los deseos más preciados de un Astor Piazzolla niño fue el primer regalo que tuvo de él, de su abuelo. “En su momento dije: ‘por qué no me habrá regalado un autito’. Después tomé conciencia, con el tiempo” de la importancia del obsequio, contó Daniel Villaflor Piazzolla, nieto del músico e hijo de Diana Piazzolla.

“A los siete u ocho años, mi abuelo quería tocar la armónica, no había generado un vínculo con el bandoneón y moría por tener una armónica, vivía entonces en Nueva York y tocaba por moneditas”, contó su nieto y primo de otro Piazzolla famoso, Daniel “Pipi” Piazzolla, baterista de Escalandrum.

A fines de 2018, Daniel Villaflor, de cuarenta años y activo gestor cultural, tomó las riendas de la Fundación Piazzolla, a pedido de Laura Escalada, viuda del bandoneonista. Y lo que se viene, anticipó, es una tarea sin descanso de la entidad, que buscará trabajar en varias direcciones.

Entrevistado por LA CAPITAL, Villaflor Piazzolla pasó por Mar del Plata: presenció el arranque del Festival Piazzolla Marplatense y aprovechó el viaje para empezar a tejer redes con instituciones culturales y educativas interesadas en difundir la música del artista marplatense más conocido en el mundo.

“La fundación va en camino a profesionalizarse, queremos que sea activa y que haga base en Buenos Aires y en Argentina, pero pensando en el mundo”, resumió. “Tenemos que asumir un rol activo definitivamente”. El relanzamiento de los tres pilares en los que trabajará la fundación se darán a conocer formalmente el próximo 28 de abril en un acto que se realizará en el Centro Cultural Kirchner, en Buenos Aires, y en simultáneo a través de la página web de la entidad (www.fundacionastorpiazzolla.org).

Los pilares tienen que ver con la formación de artistas músicos, por medio de becas que otorgará la fundación. A su vez, en paralelo incentivarán la investigación y la recopilación de material de archivo inédito y, por último, buscarán generar festivales musicales con artistas argentinos y extranjeros, ya que la música de Piazzolla tiene una impronta cosmopolita y mundial.

“El que tuvo la posibilidad de viajar y de conocer, sabe que en el Coliseo romano se escucha la música de Astor, suena Libertango y ejecutada por músicos callejeros, lo mismo pasa en Amsterdam (Holanda), y así pasa en diversas partes del mundo, en los lugares menos imaginados suena la música de Astor”, señaló.

A su vez, recordó que el programa de becas nació para emular la misma historia de su abuelo. “Cuando Astor viajó a Paris y conoció a Nadia Boulanger realmente realiza un giro copernicano en su historia de vida y en su arte, él llega a París por medio de una beca, por medio del apoyo de una institución. Nosotros tomamos ese ejemplo para hacer un programa que va a estar dedicado al apoyo de estudiantes de música”, comparó.

-A pesar de todo lo que conocemos de Piazzolla, de su vida y de su obra, ¿considerás que aún permanecen zonas, etapas inexploradas como artista?

-Todavía se discute si es masivo y popular o si es más de nicho. Se han hecho películas, libros y documentales pero sin duda la tarea es difundir pensando en la renovación de las generaciones. Yo tengo cuarenta, los mayores de cincuenta tienen conocimiento de Astor, lo vieron en vivo, o lo descubrieron por hermanos, padres, etc. Pero es en las nuevas generaciones donde tenemos que difundir la obra de Astor. Esto nos lo tomamos muy a pecho porque es clave, tiene que ver con lo transgeneracional.

-¿La fundación también tendrá un rol más activo en Mar del Plata?

-Sin duda. Hay colegios que llevan el nombre de Astor, pero me parece que no tiene que quedar con ponerle el nombre a un colegio. A mí me parece que tiene que haber más interacción entre la fundación y las instituciones educativas y culturales. El se definía primero como marplatense, después como argentino. Un aspecto muy importante de la fundación es la generación de redes, entiendo que si no se tejen redes la fundación por sí sola no va a lograr su objetivo.