El analista político y consultor estratégico Daniel Montoya consideró que si el presidente Alberto Fernández entiende su rol histórico tendrá que tomar “decisiones antipáticas” en el marco de la pandemia y la crisis económica.
“Hay que ver si el peronismo le va a querer poner la cara a un proceso antipático que a Alberto Fernández lo puede dejar como el arquitecto que mantuvo la protección del empleo en el vendaval, pero posiblemente tenga que olvidarse de tener reelección”, subrayó Montoya en diálogo con NA.
– Fernández se reúne con la Iglesia, empresarios, sindicalistas y opositores, pero a la vez cuestiona a Paolo Rocca. Por momentos deja ese rol de absoluto conciliador…
– El presidente se encuentra con que, cuando juntás la pata empresarial y la sindical, ninguno quiere ceder nada. Esta es una situación parecida a la que enfrentó Gerhard Schr”der cuando era primer ministro de Alemania (1998-2005). Schr”der hizo un acuerdo con los sindicatos para no darles aumentos por diez años a cambio de que no haya despidos. Cuando se habla de gran acuerdo económico y social o Pacto de la Moncloa acá, significa eso: que los empresarios no despidan y los trabajadores no tengan aumento o incluso pierdan poder adquisitivo. Ese es el trasfondo de todos los pactos sociales: los empresarios ceden la capacidad de despedir y los sindicatos la de buscar aumentos.
– ¿Están dadas las condiciones para ese tipo de acuerdos?
– Estamos en un gran problema. Venimos de una década en la que el ingreso per cápita no creció prácticamente nada y las mejores proyecciones hablan de que recién en 2024 estaríamos empezando a crecer. Por eso el ejemplo de Schr”der: a la socialdemocracia, la fuerza política que logró este acuerdo de sacrificios para los sectores del trabajo y los sindicatos, este pacto les costó prácticamente quedarse al borde de la extinción política. Quedó herida de muerte: en los lugares donde era más fuerte creció la extrema derecha y ahora es furgón de cola de Angela Merkel. Cuando uno habla de Pacto de la Moncloa suena bien, pero en realidad es una mesa de concesiones y sacrificios.
– ¿Se necesita de alguien dispuesto a ser antipático?
– Claro, hay que ver si el peronismo le va a querer poner la cara a un proceso antipático que a Alberto Fernández lo puede dejar en el bronce, como el arquitecto que mantuvo la protección del empleo en el vendaval, pero eso no te da el aplauso popular. Si el lidera estos sacrificios, posiblemente tenga que olvidarse de tener reelección. Esto en la medida que el piense como estadista.
– ¿Lo ve dispuesto a Fernández a encarar un desafío así?
– Tiene que entender cuál es su papel histórico. Si lo entiende, va a tener que tomar muchas decisiones antipáticas.
Muchas veces ese papel no tiene que ver con las reelecciones ni con las plazas. Tiene que ver con algo que se ve después en los libros de historia. Cristina a él lo designa con la frase: “Le he pedido a Alberto Fernández que encabece la fórmula”. Es un hombre que fue nominado para una tarea que ella no iba a poder hacer. Cristina no quería encarar esta agenda que le toca a Fernández, no quería ser Schr”eder, digamos.
Duhalde fue alguien que entendió ese papel que le tocaba. La magnitud del “trabajo sucio” que hay que hacer es tan grande que genera un desgaste enorme en términos políticos. Y la pandemia solamente acentuó esto. Hoy todas las decisiones que hay que tomar son muy difíciles.
– Hoy Alberto Fernández toma decisiones difíciles pero las encuestas parecen legitimarlo…
– Todavía no llegó el momento en que tenga que tomar decisiones más antipáticas. Yo -en lugar de él- si un asesor me trae una de estas encuestas, lo sacaría a patadas. Las encuestas son fotos del día que tienen mucho que ver con humores cambiantes. Alberto tiene muchos años de jefe de Gabinete encima y entiende esto. Las encuestas de hoy pueden ser viejas en cuestión de horas, los números van a cambiar todo el tiempo.