Cuatro libros unidos por una misma intención: hacer una “ofrenda despojada”
Llevan por título Agua, Paraíso, Universo y Voces. Buscan conectar con lectores que cierren el proceso de escritura que la autora inició en soledad.
Por Paola Galano
Cuatro pequeños libros con tapas blancas y un número con un color asignado: 1 es Agua en celeste, 2 Paraíso en rosa, 3 Universo en amarillo y 4 Voces en bordeaux. Laura Spina propone en esta serie de plaquetas artesanales y cómodas para leer una nueva aventura estética balanceada por la forma y el contenido.
Sus poesías libres, “una poesía que no rima”, tal como ella define, abren caminos sobre temas disímiles, agrupadas siempre en estos cuatro temas que funcionan como eje.
“Siento la presencia de los siglos/ el temblor de los años./ Me acerco,/ pierdo contacto./ Me alejo,/ turbada por la marea vertiginosa/ Busco la llave/ Pierdo la respiración/ Huyo/ Permanezco”, escribió en el poema Mareas que cierra el primer volumen.
De acuerdo a las palabras de la contratapa, escrita por Lautaro Burket, la autora sabe “indagar ese territorio liminal entre historia personal y poesía, entre experiencia de mundo y curiosidad genuina por extraer del fango de los días destellos poéticos, fulguraciones, piedras preciosas”.
A pesar de las diferencias que atraviesan estos cuatro libros -le escribe al amor y al encuentro, al mar, a la geografía, a la muerte, a los detalles de la vida y a tantos tópicos más- la autora manifestó la necesidad de unir sus cuatro libros en una misma intención: la vocación por acercarse a un lector, a una lectora con quien podría cerrar el periplo de crear, de escribir en el ensimismamiento de su propio mundo.
“La intención es que mi creación llegue a un otro, a más otros; escribo para compartir la palabra, para que circule, quizás entre líneas está escondida cierta provocación para obtener respuestas de los lectores o escuchas. Creo que es una invitación a promover vínculos“, dijo, en una entrevista con LA CAPITAL.
“Pienso en la soledad del acto creativo que es antagónica al momento de la exhibición. La intención podría ser sinónimo de ofrenda despojada -siguió-. Y existe asimismo, una génesis singular, cada plaquettes conforma un todo, que por convención y por economía deciden separarse y hasta numerarse caprichosamente, por efecto de serie numérica; se prescinden entre ellas, sabiendo que el propósito es uno”.
Aunque no recomienda ni aconseja un recorrido de lectura de sus cuatro libros, Spina dijo que sus plaquetas son “una invitación al acercamiento, a animarse a leer un género que se reivindica, a una poesía que no rima, ni ofrece uniformidad”. Y en las que es posible hallar “pequeñas historias”.
Nacida en San Telmo, Buenos Aires, vive en Mar del Plata. Además de escritora, estudió Profesorado de Inglés en la Universidad Nacional de Mar del Plata. Ejerce la docencia en distintas instituciones educativas y brinda talleres de comunicación en forma privada.
-¿Cómo llegaste a esta edición?
-La edición es un material íntegramente escrito, diseñado, impreso y trabajado en Mar del Plata y con vecinos locales. Me siento muy atraída por las nuevas propuestas editoriales, con texturas combinadas, colores, diseños y gráfica, todo entramado para que la palabra tenga un lugar distinto. Me sumergí en las ferias de editoriales y cultura gráfica, y renové bosquejos. Finalmente supe que la edición serían cuatro plaquettes. Un formato mínimo, práctico, quería síntesis y austeridad en todo sentido: en el tipo de papel y cartulinas que debían acompañar la frugalidad impuesta por el corrector en cuanto a contenido y puntuación. Te cuento que las plaquettes son publicaciones de tamaño pequeño que se utilizan principalmente para difundir obras literarias de corta extensión.
-¿Cómo surgieron estos cuatro libros?
-Algunos de los poemas incluidos en estas ediciones ya habían sido escritos hace un tiempo, y reposaron esperando la mejor forma de mostrarlos. Tuve dudas respecto del formato, pensé en presentarlo digitalmente, o en un solo libro, con una modalidad más tradicional. Buscaba que la poesía llegara a más público, en forma de tarjetas, o troquelados, una edición casera o bien manuscrita, mil posibilidades. Pensaba una y otra vez que el género puede suponer alguna barrera de acercamiento, y creo que quizás solo era mi prejuicio. Luego de estar más de medio año leyendo y comentando poesía en uno de los dispositivos de Clínica del Cartel, conformado por psicoanalistas, un cantante y yo, sentí que era el momento de organizar el material y darlo a conocer. Y tal como suele ocurrir con los procesos creativos, la idea dio lugar a la imagen y luego a lo concreto.
-¿Qué es Clínica del Cartel?
-En Mar del Plata hay varias instituciones que congregan a profesionales del psicoanálisis. Una de ellas es Clínica del Cartel, un movimiento de psicoanalistas que tienen diversas actividades convocados por las enseñanzas de Lacan. Y ofrecen a los profesionales y a quien se sienta convocado a charlar de un tema y a participar de los carteles, hay carteles temáticos. Alguien te invita y con un tema determinado vos te unís. Se lee por período de uno o dos años hasta que se escribe el trabajo que se lee en los carteles. El año pasado participé del Cartel “Decir leer y escribir”. Terminamos leyendo poesía y comentando textos literarios y crónicas. Es una experiencia enriquecedora porque te juntás con personas que provienen de distintas disciplinas, de distintos campos. Después de estar leyendo poesía durante casi seis meses y de dar a conocer mis textos con otros, con la escucha amable, me animé a largarlo al universo y presentarlo en sociedad.
-¿Por qué Agua, Paraíso, Universo y Voces?
-Pretendí dar lugar a fuerzas inmanentes, inseparables en el territorio que recorren los poemas, tanto en Mar del Plata, como en el país o fuera de él. Jugué con cuatro ejes, los puntos cardinales, los elementos, una brújula, los cuadrantes… entre todos se armó esta serie a modo de títulos: las palabras son las voces internas o no, sonoras o en silencio, voces diversas, en idiomas desconocidos; siempre el agua es compañía, dando horizonte, limpiando, calmando, y nuestro pequeño universo cotidiano, acompañando a cada ser vivo, y la idea del paraíso -en mi concepción- como la marca del deseo, eso que nos mueve, nos da pulsión de vida. Mi paraíso es la proyección de cuanto observo, es una página del libro que leo y son los renglones que subrayo y que actúan como disparadores, es la emoción de los encuentros, la memoria de lo vivido y todo lo que aspiro para el porvenir.