Por Eduardo Balestena
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Desde 1991, en que fue llevado a cabo por primera vez, el Campus Musical de La Armonía logró el propósito de convertirse en una actividad formadora importante, creciente y sostenida y en un polo generador de otras nuevas experiencias educativas en el campo musical.
A 25 años, a costa de mucho esfuerzo y dedicación, tal propósito ha sido largamente cumplido.
Un importante papel cupo a la pianista Graciela Alías en la apertura de este espacio: en oportunidad de llevarse a cabo un encuentro internacional de músicos en España conoció al maestro Jordi Mora, con quien permaneció en contacto luego de aquella oportunidad.
En 1990 el director catalán fue invitado a dirigir la Orquesta Sinfónica Municipal por parte del maestro Guillermo Becerra, entonces director titular del organismo. Uno de los días libres fue llevado a conocer Santa María de la Armonía. Fue la intensa impresión producida por ese lugar lo que le hizo surgir la idea de llevar a cabo allí un campus musical, a la manera de los campus de verano europeos, y hacer música de cámara e interpretar la Sinfonía Nº 6, Pastoral, de Beethoven. La obra no fue sin embargo interpretada allí sino en 1991 en el Teatro Colón de Mar del Plata.
También, ese mismo año, fue realizada la primera edición del campus. Ya en 1961, el maestro Alberto Ginastera le manifestó a su amigo, el Padre Etcheverry Boneo, que adquirió La Armonía en una subasta gracias a donaciones para hacer de ella un lugar de actividad pastoral y cultural, que era un sitio ideal para llevar a cabo un campus musical.
Graciela Alías abordó el esfuerzo de organización del primer campus, dedicado a profesionales y estudiantes avanzados de música, conectándose con posibles interesados. No era conocida aún en Argentina la labor docente de Jordi Mora. Ese esfuerzo hizo que ya desde el comienzo hubiera una numerosa asistencia de profesionales muy calificados. Intervinieron, entre otros, la cantante Virginia Bondone; el maestro Guillermo Becerra; Olga Romero y Baldomero Sánchez.
También fueron dictados cursos de interpretación de piano por Antonio De Racco y de guitarra por Eduardo Isaac y han intervenido músicos muy destacados, como la violinista Haydee Seibert; el maestro Horacio Lanci y muchos otros.
A partir de aquella primera edición comenzó a generarse un ámbito de interés, con características propias, siendo muchos los músicos que asistieron al campus y que tuvieron posteriormente carreras destacadas, como el pianista Alexander Paniza o el maestro Darío Domínguez Xodó, lográndose, a partir de su aporte, llevar a cabo actividades de similar naturaleza en Tandil, ciudad natal del maestro Domínguez Xodó.
Experiencia de trabajo y reflexión
Dedicado a estudiantes avanzados y músicos profesionales, solistas y grupos de cámara, los asistentes participan con una obra a trabajar en las clases prácticas, tras lo cual, antes de la actividad de la tarde, diariamente, el maestro Jordi Mora dicta una conferencia.
Discípulo del legendario Sergiu Celibidache, diplomado en oboe; dirección orquestal; Musicología y Filosofía en Alemania, el maestro Jordi Mora aborda el estudio de lo musical a partir de la fenomenología. La música no puede ser aprehendida en un proceso solamente racional. Es algo para vivir y descubrir progresivamente. Un descubrimiento siempre inacabado y diferente a sí mismo. No tiene un rostro único ni permanente sino que se trata de un paulatino descubrimiento. El hecho de interpretarla es participar de algo único, irrepetible y su captación comienza por el dominio de la forma, de allí el papel de la técnica que no se agota en sí misma sino que sirve al propósito de descubrimiento.
Tal es la atmósfera del campus que es en sí mismo una ocasión de vivir un aprendizaje vivencial que busca captar y trabajar sobre el hecho musical como sobre algo que es paulatinamente revelado y que nunca se agota. El aprendizaje es amor por aquello sobre o que se trabaja y experiencia vital.
Finalmente, como cierre, se lleva a cabo un concierto final con las obras con las que los asistentes trabajaron.
El correspondiente a la edición 2016 fueron interpretadas obras de Bach; Schubert; Mozart; Brahms y Hindemith.
Paralelamente al campus, tuvo lugar el curso técnica de violín y viola aplicada a la interpretación musical, dictado por David Bellisomi y el de dirección orquestal, dictado por el maestro Jordi Mora.
Asimismo, la Fundación Cultural Argentina, lleva adelante el programa de enseñanza de música con alumnos de barrios cercanos a La Armonía y zonas rurales, contándose con verdadero conservatorio que funciona en uno de los edificios del bellísimo conjunto formado por las distintas edificaciones que integran Santa María de la Armonía.
No es fácil para una entidad privada, sin otro apoyo que su propio trabajo, sostener estos proyectos que, a lo largo de circunstancias económicas siempre críticas ha florecido, se ha expandido y ha generado un polo de formación musical cuya vigencia está más viva que nunca.