Cruzada feminista pone en jaque a machistas del poder
Por Emiliano Rodríguez
Altaneros, desubicados, groseros, acosadores y ni hablar de los abusadores: en el ámbito de la política, todos ellos han quedado en jaque en medio de una oleada feminista que toma fuerza en la Argentina y que, saludablemente, se atreve también a desafiar los secretos del Poder.
“Manoseó mis pechos y quería disponer de mi cuerpo”, dijo la empleada del Congreso Claudia Guebel, que denunció por acoso sexual al senador Juan Carlos Marino, un dirigente de peso dentro del radicalismo y que aspiraba -al menos hasta las últimas horas- a competir nuevamente por la Gobernación de La Pampa.
Si bien la Justicia deberá investigar el caso, la suerte de Marino parece echada: “Ya tiene una condena social”, sostuvo la presidenta de la Juventud Radical, Luciana Rached, que planteó que “la política es uno de los ámbitos más machistas con rasgos culturales mucho más arraigados y difíciles de desterrar”.
Está previsto que el legislador renuncie a sus fueros para afrontar el proceso judicial que se avecina, en sintonía con lo ocurrido con el “Loco” Jorge Romero, senador bonaerense y dirigente de la agrupación ultra-kirchnerista La Cámpora que también fue acusado de acoso sexual.
La militante camporista Stephanie Calo dijo que Romero en 2017 la encerró en un baño, se bajó los pantalones y le exigió que le practicara sexo oral, a lo que ella se negó.
La denuncia pública de la actriz Thelma Fardin en contra de su colega actor Juan Darthés, a quien acusa de haberla violado durante una gira artística que ambos compartieron por Nicaragua en 2009, causó conmoción en la sociedad y al mismo tiempo arengó a numerosas mujeres a desahogarse y revelar situaciones de acosos o vejámenes sufridos en distintos ámbitos, incluso en la política.
“Me impactó muchísimo la presentación que hicieron las actrices, me conmovió, generó un volcán dentro mío. Me hizo pensar cuál es la clase de vida que tengo, que voy a tener y qué legado les voy a dejar a mis hijas”, remarcó Guebel, de 51 años y cuya denuncia, sumada a la de Calo, podría desencadenar un efecto dominó en los patriarcales pasillos del Poder.
Bienvenido sea si llegara a ocurrir.
Macri debió pedir disculpas
En medio de esta nueva cruzada feminista que se desató en la Argentina en los últimos meses y que está tomando cada día más y más fuerza, los machirulos de la política corren serio riesgo de terminar contra las cuerdas: denunciados y condenados pública y/o judicialmente.
El Gobierno da la sensación de que sigue de cerca toda esta situación e intenta obtener un rédito político: el presidente Mauricio Macri reunió a un grupo de mujeres en la residencia de Olivos y lanzó su Plan de Igualdad de Oportunidades y Derechos (PIOD) 2018-2020.
En ese marco, el jefe de Estado, acusado por la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner de ser un machirulo después de que el líder del PRO dijera que cometía “locuras”, destacó que la igualdad de género “es un debate que comenzó y que no vuelve para atrás” y resaltó “el coraje de las mujeres que están llevando a cabo esta revolución”.
Tanto la iniciativa anunciada por Macri este viernes pasado como sus declaraciones de ocasión se enmarcan en una campaña electoral que ya empezó para el Gobierno con vistas a la votación general de 2019 y en la que el oficialismo claramente necesita desviar la atención pública de los problemas más acuciantes con los que deben lidiar por estos días los argentinos.
Eran otros tiempos cuando el por entonces jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires se animaba a comentar en público lo que verdaderamente pensaba sobre el “acoso callejero” y lo que ciertos piropos podían llegar a significar para las mujeres.
“Si yo veo a una mujer linda, casi desde un lugar como un observador pasivo retirado, le digo qué belleza que sos (…) A aquellas que dicen que ofende, no les creo nada”, comentó Macri en abril de 2014, y agregó, polémico: “No hay nada más lindo que te digan qué lindos ojos, por más que esté acompañado de una grosería, como qué lindo culo que tenés”.
Luego, el líder del PRO debió salir a pedir disculpas. Aunque, a su manera, acotó: “Yo no digo ese tipo de “piropos”.
Cuatro años y medio más tarde, el ahora Presidente dispuso levantar un aviso televisivo contra la violencia de género del que participaba Darthés apenas se conoció la denuncia de Fardin; luego lanzó el PIOD y busca seducir al voto femenino pensando en las elecciones del año que viene.
Cortinas de humo
A estas alturas de la gestión macrista, sectores de la oposición admiten a regañadientes que el Gobierno ha logrado montar un eficiente aparato comunicacional para “instalar temas de debate” en la sociedad y así conseguir con las miradas se bifurquen entre la crisis que afecta al país y otros asuntos de menor impacto en la vida cotidiana de los argentinos.
¿Por ejemplo? El nuevo protocolo de utilización de armas de fuego para fuerzas federales que impulsa el Ministerio de Seguridad encabezado por Patricia Bullrich o la discusión en torno de la posibilidad de que se desdoblen las elecciones en la provincia de Buenos Aires.
Allí, en el distrito más populoso del país y en donde, de acuerdo con especialistas de la Universidad Católica Argentina (UCA), la pobreza afecta al 43,4 por ciento de la gente en la zona del Conurbano, un grupo de más de 40 intendentes peronistas están trabajando para unificar criterios con vistas a la votación del año que viene.
En ese marco, el jefe comunal de San Martín, Gabriel Katopodis, reconoció en diálogo con NA que el Gobierno maneja la agenda pública y que hasta las “disputas” entre Macri y la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, parecen responder a una premisa que apunta a desviar la atención.
Los alcaldes entienden que sería conveniente que se desdoblen los comicios en la Provincia, pero consideran que es poco probable que finalmente suceda, al tiempo que resaltan la importancia de que sea un intendente el que represente al peronismo en la contienda electoral por la Gobernación en 2019.
“Estamos cansados de que vengan porteños que no conocen la Provincia a tratar de gobernarnos”, dicen los jefes comunales del Partido Justicialista (PJ), que también lucen dispuestos a bajarle el pulgar a eventuales postulantes K como Axel Kicillof o Máximo Kirchner, bastante activos ambos en las últimas semanas en territorio bonaerense.
“Preferimos que el candidato sea un intendente”, insisten los jefes comunales, integrantes de un grupo en el que sobresale un puñado de aspirantes al trono provincial, como Martín Insaurralde y Verónica Magario.
En esa contienda, también pretende mostrar potencial el ex mandamás de La Matanza Fernando Espinoza. De a poco, las cartas de cada uno comenzarán a jugarse.
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